César Chávez y Bobby Kennedy se sentaron a compartir un pedazo de pan.
Los dos magnates de la paz nos enseñaron que no necesitamos armas para pelear, ni mentiras que contar.
Para quienes no lo vivimos, nos valemos de las palabras y de las fotos de la historia que otro paso da; para quienes estuvieron, recuerdan momentos vívidos de humildad y unión, ya que ese día aprendieron que no es de hombres pelear sino dialogar.
Entre conversa y conversa los héroes se reconocían como una sola identidad,
se reconocían siendo vecinos sin fronteras y que los brazos sirven para trabajar y estrechar lazos, en vez de un arma empuñar y con los ojos cerrados gatillar.
La túnica no hace al santo, ni siquiera sus palabras, sino sólo su andar.
Y es su comportamiento lo que lo diferencia de todos los demás, que por miedo dejan de actuar:
César Chávez fue uno de ellos, fue uno de nosotros y si hoy pudiera elegir con quien compartir mi pan, sin duda a él lo elegiría porque sólo el lograría repartirlo en mil pedazos iguales para quienes a veces no tienen qué tragar
Pero yo tengo bicicleta para andar, algo para comer y tomar, tarjeta para llamar y una cama donde descansar:
¿Dónde está escrito que necesitamos más?
“No soy de aquí ni soy de allá” dice el poeta, aunque a mí me tira más quedarme y vivir en paz que no quedarme a sacrificar,
“No soy de aquí ni soy de allá”, ¿Pero a quién puede perjudicar? “A quién puede interesarle de dónde somos, si todos somos de aquí y de allá”.
Ya perdí la cuenta de las millas que caminé
Y de los sueños que descarté, pero si mis alpargatas me lo permiten, hasta el fin del mundo iré, contando la buena nueva del día que llegué, porque fue el día que más soñé
Y si Usted sueña también, eso está muy bien,
Porque no sólo de pan vive el hombre:
Seamos unidos hasta en los sueños y que se unan las voces de los que no son de aquí ni son de allá.
Y para aquellos descreídos de los sueños,
Hoy les digo que no tienen razón,
Conozco varios hermanos que ya casi han ganado un millón
Pero si Usted no es uno de esos, no hace falta bajarse el pantalón,
Porque con un millón o no, siempre serás quien sos.
El alma del verdadero trabajador nunca descansa y poco necesita para que al levantar el sol, salir otra vez a campear sin decir una palabra, y ponerse a “trabajar”
Hasta la puesta de sol, para volver a descansar y así seguir
Y así llegar
A ese sueño que todos trajimos y pocos realizan,
Ese sueño que viene y va
Los libres viajamos por cielo, tierra y mar
No necesitamos fronteras que pasar ni aduanas que saltear
Y hasta que no lo sepan seguiremos viajando sin parar
Incito a todos los libres en pensar por un minuto en aquellos que ya no están
Me saco el sombrero por aquellos que mucho dan
Que Dios “santo los declare”, unamos fuerzas hasta ser más fuerte y bravo que el peor huracán, flores te mando mi amigo desde acá, semillas ya no te quedan por sembrar
Nuestro único trabajo es seguirte y cosechar.
Y como bien decía mi madre
Con la comida no se juega,
Porque es sagrada -pero yo digo-
Que prefiero no comer
Si hay manos de niños o mujeres ensangrentadas de trabajar.
Algunos mueren en el intento,
Otros viven en las sombras,
Hay jardineros, panaderos o cocineros
Pero mi único deseo es con la frente en alto poder andar
Y César Chávez se encargó de trabajar
Y que si bien tiene nombre de boxeador, nunca tuvo que ponerse lo guantes o pelear para poder ganar
“No soy de aquí ni soy de allá”
Y la gente me pregunta ¿De qué lado estoy?
“A esos les contesto que miren la foto de los dos para entenderlo mejor”.
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