Al fin llegó ¡la primavera! Y como dice la canción infantil, ¡los pajaritos cantan! Todos nos ponemos contentos con el buen tiempo, los árboles florecidos, la posibilidad de pasar más tiempo al aire libre y con el anhelado sol brillando en nuestras ventanas y, tal vez, en nuestros corazones. ¡Ah, el amor! ¡la amistad! ¡las caminatas al atardecer! ¡el aire fresco y cómodo!
Algunos son alérgicos a la primavera, y no sólo por el polen de las flores y los problemas respiratorios, sino porque es el último mes disponible para preparar la temida declaración de impuestos a las ganancias. Pero este año hay menos que temer, creo, y más por hacer. Si no lo puede terminar hasta el 15 de abril, tiene que pedir una prórroga que le da plazo hasta el 15 de octubre. Y aprovecho para contarle, si aún no lo sabe, que hacerlo online es la manera más fácil y rápida. Además, este año más personas recibirán reembolsos por parte del plan de estímulo económico y la página Web del IRS está disponible en español (www.irs.gov). Así que si todavía no lo hizo, pierda el miedo y encuentre las ganas porque sí es importante estar en regla cuando es posible.
¿Alguna otra alergia? Espero que no. ¡Con todas las flores nuevas y la cantidad de aves que nos visitan en esta época! Lo único que hace falta es detenerse un poquito, levantar la vista y observar, apreciar, agradecer por este fantástico cielo cruzado de bandadas de pájaros, como patos y halcones, que nos regala este Valle de Hudson. Y no se pierda la pavada de pavos silvestres que cruzan las rutas, porque no chocarlos si va manejando y reír un rato no es ninguna pavada…
Abril, primavera, época de cambios, sol, viento, lluvias ─como sabemos “abril, lluvias mil”. Cambios se vienen, en el pronóstico meteorológico y en el clima político y económico también. A veces tal vez esa sea la paradoja de este mes. Por un lado las flores, por otro las lluvias, por un lado el buen tiempo, por otro o mucho trabajo y poco tiempo para la diversión, o poco trabajo, mucho tiempo, pero poco dinero… Sí, la lista de quejas puede ser infinita. Pero esta vez (como casi siempre para evitar las arrugas y las úlceras) prefiero centrarme en la lista de lo más positivo, de las buenas sorpresas que nos podemos encontrar a la vuelta de la esquina y en dejarlos con este poema de un gran poeta argentino, Oliverio Girondo:
GRATITUD
Gracias aromaazul,
fogata
encelo.
Gracias pelo
caballo
mandarino.
Gracias pudor
turquesa
embrujo
vela,
llamarada
quietud
azar
delirio.
Gracias a los racimos
a la tarde,
a la sed
al fervor
a las arrugas,
al silencio
a los senos
a la noche,
a la danza
a la lumbre
a la espesura.
Muchas gracias al humo
a los microbios,
al despertar
al cuerno
a la belleza,
a la esponja
a la duda
a la semilla
a la sangre
a los toros
a la siesta.
Gracias por la ebriedad,
por la vagancia,
por el aire
la piel
las alamedas,
por el absurdo de hoy
y de mañana,
desazón
avidez
calma
alegría,
nostalgia
desamor
ceniza
llanto.
Gracias a lo que nace,
a lo que muere,
a las uñas
las alas
las hormigas,
los reflejos
el viento
la rompiente,
el olvido
los granos
la locura.
Muchas gracias gusano.
Gracias huevo.
Gracias fango,
sonido.
Gracias piedra.
Muchas gracias por todo.
Muchas gracias.
Oliverio Girondo,
agradecido.
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