La inmigración no es un fenómeno que ocurra sólo en los Estados Unidos, como se sabe. Aunque lo vivamos más de cerca en Nueva York, en otras partes del mundo muchos hombres y mujeres dejan su país, su familia, amigos, todo lo conocido y emprenden un viaje a lo desconocido en busca de un lugar donde vivir sea más fácil. Por ejemplo, en España (en contraposición a su pasado de país generador de emigrantes) desde hace unos diez años que más y más inmigrantes llegan, principalmente desde Latinoamérica y el Caribe, en gran parte por las afinidades lingüísticas y culturales, pero también desde África, por la proximidad geográfica.
“Los derechos de las mujeres inmigrantes: una realidad invisible” es el título del proyecto de un equipo de investigadores de Women’s Link Worldwide que intenta documentar las experiencias de vida y las violaciones de derechos humanos que sufren durante el proceso migratorio (específicamente durante el recorrido y a su llegada a Europa) las mujeres inmigrantes del Afríca subsahariana.
Según anuncia en su página web, http://www.womenslinkworldwide.org, Women’s Link Worldwide, una organización internacional de derechos humanos sin fines de lucro, trabaja para asegurar que la equidad de género sea una realidad en todo el mundo. Para “visibilizar lo invisible” entrevistaron a 138 mujeres que viven en Marruecos y España, y también para exponer las violaciones a los derechos humanos que las mujeres inmigrantes sufren, como derechos sexuales y reproductivos, y violencia de todo tipo. Muchas de esas mujeres son prostitutas, víctimas de la trata de blanca, obligadas a mentir incluso sobre su país de origen por sus “patrones”, para poder arrimarse un poco a la posibilidad de conseguir el asilo político en España.
Pero estas mujeres no hablan español, hablan inglés o francés. Ni siquiera estas son las lenguas nativas de Marruecos, Costa de Marfil, Angola, Nigeria, Congo Brazaville o la República Democrática del Congo. ¿Por qué se fueron de sus países? Además de las razones económicas que más de un inmigrante, tanto del África como de América Latina, podría inducir, los sangrientos conflictos bélicos y la captación por parte de redes de trata de seres humanos (para la prostitución, robo y mendicidad).
Arduos trayectos a pie o en precarios medios de transporte, falta de agua, comida y servicios básicos e, incluso, violencia física y sexual, son sólo algunos de los numerosos obstáculos que el proceso migratorio presenta para los que toman la difícil decisión de abandonar sus países de origen. Los problemas ocurren en todas partes, claro, en el país de origen, durante el recorrido la repatriación y la llegada al país de destino, donde además la inserción resulta muy compleja.
El informe presenta datos escalofriantes. Por ejemplo, según la información obtenida, las mujeres tardan un promedio de 2,3 años en realizar el viaje desde sus diferentes países de origen hasta Marruecos, siendo el viaje más corte de un día (caso de una mujer que hizo el trayecto en avión) y el más largo de ocho años. La distancia recorrida está, aproximadamente, entre 2.500 y 6.000 kilómetros.
También existe un miedo tremendo a la deportación, a los “patrones” de las prostitutas y a las autoridades en general. Una mujer de Camerún contó en uno de los grupos focales en los que se realizaron algunas entrevistas que: “Por la calle nunca piden papeles a mujeres de otras nacionalidades, como argelinas o iraquíes, que también las hay, ni a otras que también vienen para pasar, que son sudamericanas. A esas no les piden papeles y no las deportan a la frontera con Argelia. Ni tampoco a la gente de Bangladesh o de India. Pero a nosotras, las subsaharianas, sí”.
Sin intentar trazar ningún tipo de paralelos, cabe por lo menos la compasión por la vida de estas mujeres. Pero también cabe la pregunta, espero que no retórica, de ¿cómo es posible que en pleno siglo XXI, en tiempos de grandes avances tecnológicos, de salud, educativos y más, que todavía haya tanto sufrimiento en el mundo? Aprovechemos este mes de marzo, mes de la mujer, para reflexionar sobre nuestra situación y tal vez empezar el cambio ya. Ojalá que en marzo del año que viene tengamos noticias más felices que contar.
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Comentario: Hola! con respecto a lo que
planteás, desde Argentina
podemos comentarles que la
situación de las mujeres
inmigrantes, principalmente
bolivianas, peruanas, y
dominicanas es muy crítica.
Seguimos viviendo en un mundo
terríblemente sexista y
desigual que coloca,
estructuralmente, a las
mujeres migrantes en
situaciones de vulnerabilidad
extrema. Definitivamente que
esperamos que mejore nuestra
situación como mujeres y como
migrantes. Un abrazo desde La
Plata. Argentina.
Romina Rodríguez
www.socializatetodx.blogspot.com Posted: 7/30/2010 |