Porque te quiero, te aporreo
December 2008Cada año, casi cinco millones de mujeres son víctimas de la violencia doméstica en los Estados Unidos, según informa el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC). Sin ir más lejos, en el Condado de Dutchess, a puerta cerrada, sucede más de 30.000 veces al año. Y siempre que ocurre, las puertas de Grace Smith House, en Poughkeepsie, están abiertas.
María Silvia G. y José Fernando habían estado casados durante casi catorce años. Una mañana, y a pesar del sistema de alarma electrónico que su marido había instalado para impedir que ella saliera de casa mientras él iba a trabajar, María Silvia logró escaparse de su hogar con sus dos hijos, dejando atrás un matrimonio plagado de abusos físicos, sexuales y verbales.
Durante todos esos años de convivencia, María Silvia había aguantado mucho y en silencio, pero no pudo soportar el día en que su marido levantó la mano a uno de sus hijos, que habían sido testigos del trato que su madre recibía por parte de José Fernando. Fue entonces cuando decidió hacer las maletas y huir con ellos. María Silvia desconocía lo que les depararía el futuro; tampoco podía demostrar ante la corte los abusos recibidos por parte de su marido puesto que cada vez que éste la golpeaba y debía ser ingresada de urgencia la llevaba a un hospital diferente, con datos falsos, y pagando en efectivo, para que no quedara constancia de los hechos. Pero María Silvia sabía que tanto ella como sus hijos estarían seguros en la casa-refugio Grace Smith House, cuyas señas había conseguido gracias a una amiga.
Una puerta abierta
María Silvia es una de las quince mujeres residentes en Brookhaven, los apartamentos administrados por Grace Smith House, en Poughkeepsie, para mujeres (y sus hijos) que han salido de situaciones de violencia doméstica y han decidido mantenerse alejadas de sus abusadores.
El período de tiempo máximo para quedarse en Brookhaven es de dos años, durante los cuales cuentan con el apoyo de Judith López, family Advocate, Latina Outreach Worker y coordinadora del grupo Latina Support Group, que se reúne todos los jueves a las 5.30 de la tarde y da apoyo y voz a las mujeres latinas víctimas de la violencia doméstica en el condado de Dutchess.
“Las mujeres latinas soportan mucho”, afirma Judith, nacida y criada en el Bronx en el seno de una familia puertorriqueña y quien empezó a tratar con víctimas de la violencia doméstica cuando trabajaba en Bronx AIDS Services, “yo he tenido conversaciones con mujeres que me han dicho: ‘bueno, es que tú sabes que nosotros los latinos vivimos así’ y me dicen que ‘si papá pegó a mamá, y el abuelo a la abuela y los bisabuelos a las bisabuelas… y eso es lo que yo conozco’ pero les hago entender: ‘Tú vives así. Es una decisión que has tomado. También puedes optar por no vivir así. Ahí tienes tu maleta y tienes que decidir por tu vida’. Pero decir que nosotras las latinas vivimos así porque es una costumbre de nuestra cultura es inadmisible”.
No existe claramente un perfil exacto de la mujer maltratada ya que cualquier mujer puede ser víctima de la violencia, independientemente del lugar donde vive, su clase social, edad, nivel de estudios, ingresos, procedencia familiar o número de hijos. Pero sí se pueden establecer en general las características psicosociales de la mujer maltratada que acude a Grace Smith House: “la mayoría son mujeres que han sido educadas o tienen mucha experiencia de trabajo y tienen al menos dos hijos”, señala Judith López.
“Ella me pertenece”
“Ahora para las Navidades, para muchas ese tiempo eran las únicas memorias bonitas que tienen o eran los días mas horribles porque cuando empiezan a beber hay mas problemas todavía”, explica Judith sobre la causa de la violencia doméstica.
No obstante, Judith asegura que se trata más bien de un problema de control por parte del marido, quien cree que la mujer e hijos les pertenecen: “En algunos casos ellas tenían que entregar el cheque entero cuando llegaban a la casa o él no les permitía trabajar, tomar sus medicinas, ir a la iglesia, o ni siquiera estar cerca de su familia”. Y un problema de manipulación: “la persona violenta es muy manipuladora” afirma la trabajadora social López, “sabe qué decir y cómo portarse. Por eso cuando pasa una desgracia los vecinos dicen: si era muy buena persona, pero en su casa era un demonio”.
Judith ve necesario concienciar a las mujeres sobre la violencia de género, por eso en el nuevo año van a empezar a dar clases sobre qué es el abuso físico, psicólogico y emocional, porque muchas mujeres no lo ven: “Si yo cojo tu teléfono y quiero investigar qué números hay ahí, eso es abuso”. A veces”, añade Judith, “a la mujer le toma siete veces dejar al hombre: que si él ha cambiado, a veces por los hijos...”.
Un nuevo amanecer
Grace Smith House, financiada parcialmente con dinero recibido del Condado de Dutchess, así como por donaciones privadas, no solamente ofrece a las víctimas refugio temporal, ayuda y referencias, orden de protección judicial, apoyo emocional y comprensión, sino que también anima a sus residentes a cumplir sus sueños y a tener iniciativa.
“Es importante que tengan decisiones y que se les permita hacer lo que quieran hacer. ‘Lo puedes hacer sola’ - les digo – ‘eres una mujer fuerte, poderosa y puedes echar pa’ delante”.
Todas las semanas Judith habla con las mujeres “de lo que cada una quiere hacer y de lo que ha cumplido, y si surgen problemas, si hay que hablar con gente de asistencia pública o con la escuela”.
También, todas las mujeres con niños que hayan salido de situaciones de violencia doméstica, cuentan con el apoyo del programa Wings, patrocinado por Grace Smith House y subvencionado por TANF y Dutchess County Department of Social Services, que les ofrece ayuda para definir objetivos y poder empezar una nueva vida personal y laboral.
Gracias a todo este apoyo recibido, María Silvia se está recobrando poco a poco espiritual y físicamente, volviendo a ser la mujer que era antes. Toma clases en una universidad local, ha conseguido su licencia para conducir “y está haciendo de su vida lo más bonito que puede”. Por eso, continúa Judith, “Cuando llegan al fin de su tiempo aquí ya tienen un apartamento donde ir, se han graduado. Cuando salen de aquí con una sonrisa y preparadas para todo, cuando no tienen miedo de soñar. Entonces sé que van a seguir para delante”.
Pero en Grace Smith House nunca se cierra un caso: “Una de ellas vino sin saber inglés, se graduó y es enfermera. Y me sigue llamando para contarme qué tal su vida. Y a mí me encanta. –exclama Judith con una gran sonrisa— Yo quiero saber, qué tal sus hijos, su trabajo, o qué tal las referencias que le di. Y nos encanta cuando ellas vienen para acá. Para Navidad hacemos una fiesta y las invitamos a todas”.
Cómo reconocer la violencia doméstica
No siempre es fácil reconocer que una es víctima de la violencia doméstica y mucho menos superar este problema. Sin embargo, el Departamento de Salud y Servicios Sociales de los Estados Unidos (HHS, según sus siglas en inglés) señala que hay signos muy claros de que tu pareja o ser querido abusa de ti. Por ejemplo, tu pareja:
- Vigila constantemente lo que tú haces
- Te critica por cualquier pequeñez
- Siempre te acusa de infiel
- No te permite o no te anima a ver a tus amigos o parientes, o ir al trabajo o a la escuela
- Se enoja cuando consume alcohol o drogas
- Controla cómo gastas tu dinero
- Controla tu consumo de medicamentos necesarios
- Te humilla enfrente de otros
- Destruye tus pertenencias o las cosas importantes para ti
- Amenaza con lastimarte a ti, tus niños o mascotas, o te lastima con golpes, empujones, puñetazos, bofetadas, patadas o mordidas
- Te amenaza o usa un arma contra ti
- Te obliga a tener relaciones sexuales contra tu voluntad
- Te culpa por sus ataques de violencia
Contactos:
Casa-Refugio Grace Smith (845) 471 3033
Judith López (845) 471 3033 o (518) 789 6977.
Para más información sobre el programa Wings, llame a Lupe al (845) 452 0908
Línea gratuita en español sobre violencia doméstica para el Estado de Nueva York
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