add this print this page

Recuerdos de...

Perú, diario de un terremoto

October 2008

Para recordar el primer aniversario del terremoto que golpeó la costa sur del Perú, este verano miles de peruanos marcharon por las calles para protestar contra la lenta e insuficiente respuesta de su gobierno. El terremoto del 15 de agosto, de una magnitud de 7,9 grados en la escala sismológica, mató a más de 500 personas y destruyó más de 76 mil viviendas, con epicentro en las ciudades de Pisco, Ica y Chincha; un área rural famosa por sus viñedos productores del mundialmente conocido Pisco brandy. Yo estaba en otra parte del Perú durante el terremoto pero fui a la costa en los meses siguientes al desastre.

Ahora ya pasó un año y me sentí conmocionado y enojado cuando vi las fotos del aniversario, fotos muy semejantes a los que yo tomé el año pasado, con personas viviendo en casas destrozadas y carpas de emergencia. Claro que para un estadounidense es difícil criticar al gobierno peruano cuando nosotros en los Estados Unidos lloramos y protestamos ante el tercer aniversario del desastre en Nueva Orleáns, y por los fracasos de nuestro gobierno.

En memoria de un desastre que todavía continua, les presento algunos pasajes de mis diarios del tiempo cuando trabajé en la costa, durante un viaje de cuatro meses por América del Sur que emprendí como mochilero. Hay dos secciones, la primera es de un mes después el terremoto, y la segunda de cuando regresé tres meses después. Podría buscar en el periódico las noticias de un año que desafortunadamente no ha sido tan diferente.

 

19 de septiembre de 2007

El viernes salí para Pisco. Fui con una ONG que La Cruz Roja peruana me recomendó. Era un grupo de aproximadamente 120 personas, casi todos estudiantes de la Universidad de Lima –una de las cláusulas de mi contracto decía que debía tener entre 18 y 28 años de edad. Traje mi bolsa de dormir, 7 litros de agua, un pan de molde, una lata de conservas y dos sobres de sopa, que me alimentarían por 3 días (pero por fin comí algunos platos de verdad). Acampamos en el aeropuerto de Pisco porque es un área protegido para nuestras herramientas: todavía hay violencia en las calles de Pisco. Felizmente, no hubo muchos vuelos porque nuestras carpas estaban a sólo 150 metros de la pista. En la noche hicimos una fogata cerca de la torre de control.

Llegué a Pisco exactamente un mes después del terremoto. En muchos aspectos estaba mejor de lo que esperaba. Las filas de cuerpos que varios semanas pasados yacían en la Plaza de Armas fueron retiradas, había carpas a lo largo de la ciudad para los sobrevivientes, y vi personas haciendo cola frente a camionetas de agua – por lo menos se las necesidades vitales estaban siendo cubiertas. Pero aparte de esto, sin duda era más bien cáscara de una ciudad. Recuerdo un momento cuando nuestro bus pasó por una cancha que a primera vista parecía cubierta con montones de mugre. Cuando miré más de cerca me di cuenta que había quizás 50 casas completamente desintegradas. Sin embargo, frente a uno de estos montones había una familia peruana que tenía su televisión prendida y estaban mirándola. No importa dónde estas, o cómo vives, aquí hay televisión y Coca Cola.

Para mí lo más rara fue que había edificios que sobrevivieron al terremoto. No hacía falta tanto, donde hubo cemento o ladrillo en muchos casos, no pasó mucho. Pero la inmensa mayoría de las casas estaban construidas de adobe, que en realidad sólo es tierra compactada. Esto lo viví como una segunda tragedia. Pisco es país de terremotos, hubo uno de más de 5 grados la semana anterior y otro el día antes que llegué, pero la gente no tiene dinero para comprar ladrillos.

En dos largos días de construcción, levantamos casi 50 casas. Trabajamos en un pueblito a 45 minutos en las afueras de Pisco, Dos Palmas. Cada día en grupos de cinco fuimos asignados a una familia para quien construimos una casita. Fueron construidas de madera, que es algo muy raro allí, que venían prefabricadas en más o menos 25 pedazos. El trabajo fue bien duro, el último día terminamos después de media noche, y trabajando ya a la luz de velas, que es por cierto a la vez muy chévere y muy frustrante. Las familias trabajaban con nosotros y nos llegamos a conocer. Su humildad era inspiradora. No tenían nada. Antes del terremoto no tenían nada, vivían en casas de tierra sin refrigerador, sin baño – y perdieron su nada. Pero hablaban del terremoto sin ningún dramatismo, como algo que ya pasó y punto.

4 de diciembre de 2007

Creo que regresé a Pisco en busca de un desenlace satisfactorio. El terremoto marcó el comienzo de mi viaje y quería ver las cosas mejores antes de salir de Perú. Tengo que decir que me quedé desilusionado. Ya habían pasado más de tres meses y mucho de Pisco se veía igual que antes. Muchas personas todavía  vivían en carpas, muchos de los escombros seguían amontonados.

Esta vez la comunidad donde fui a trabajar estaba probablemente en peores condiciones que el pueblo donde estuve en septiembre. La comunidad era una familia grande de unos 40 miembros y todos estaban viviendo en carpas. Para mi más que todo este demuestra que la pobreza, no el terremoto, era el mayor problema. Trabajamos con una familia y el último día tuvimos una ceremonia para entregar la casa. El hombre de la familia, Daniel, construyó con nosotros y la señora Nancy nos preparó la comida. Esto fue lo más gratificante del proyecto: todos cenando en la casa terminada después de un día largo y tomando sopa de pollo a la luz de una vela.

 Su humildad era inspiradora. No tenían nada. Antes del terremoto no tenían nada, vivían en casas de tierra sin refrigerador, sin baño – y perdieron su nada. Pero hablaban del terremoto sin ningún dramatismo, como algo que ya pasó y punto.


Si deseas contribuir a los damnificados por el terremoto de Perú, puedes enviar un donativo a Un Techo Para mi País,  http://www.untechoparamipais.org o puedes contactar a La Cruz Roja Peruana, http://www.cruzroja.org.pe/
 

 

back to top

COPYRIGHT 2008
La Voz, Cultura y noticias hispanas del Valle de Hudson

 

Comments

Sorry, there are no comments at this time.