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Desde la cárcel

Enseñando en la cárcel

August 2008

Profesores y otros participantes del programa BPI (Bard Prison Initiative) de enseñanza universitaria para presos del estado de Nueva York se reunieron para compartir sus experiencias y reflexiones sobre la enseñanza en la cárcel.

BPI, un programa de enseñanza de Bard College en las cárceles de Upstate New York, proporciona a los presos una oportunidad de seguir una carrera de educación superior mientras están encarcelados. Establecido en cuatro prisiones de máxima seguridad, varios profesores y estudiantes de Bard ofrecen clases a través del BPI. Cada semana viajan a una prisión, tardan unos quince minutos en pasar por los puestos de control y dan lecciones a los presos-estudiantes. 

Durante la primavera, los participantes del Bard Prision Initiative (BPI) se reunieron para hablar de sus experiencias y reacciones con el programa. A lo largo de la reunión los profesores y tutores intentaron identificar el por qué y el valor tras su participación. Este artículo resumirá los temas más importantes de la conversación.

En primer lugar vale notar la presencia oportuna de Bard en el sistema penal de los Estados Unidos. Como señaló el director de BPI, Max Kenner, “estamos viviendo una época de encarcelación masiva en este país. Es importante reconocer que las multitudes que están presas son ciudadanos de una demografía desequilibrada—o sea, los presos en los EE.UU. vienen casi exclusivamente de ciertos lugares, ciertos grupos de gente y ciertas familias”. Esta situación se conoce como “prison industrial complex” y se opone fuertemente a la teoría democrática. La propuesta de BPI es romper el modelo que emula esta relación, a través de la educación de los presos, el programa prácticamente asegura que no reincidirán y no volverán a la cárcel.

Uno de los temas que dominó la conversación fue el de la “sensación de olvidar”. Esta cuestión se presentó en respuesta a la pregunta “¿por qué estamos aquí en las cárceles en este momento?” y siguió planteando “¿qué es lo que olvidamos y por qué lo estamos olvidando?”. Este tema es de por sí bastante enigmático, así que el diálogo que siguió resultó muy interesante. Consistió de varios testimonios e impresiones. 

Esta “sensación de olvidar” se explicó mejor como el fenómeno de perder la percepción del tiempo mientras se enseña en la prisión. Por ejemplo, un profesor reconoció que el instante en el que suena el timbre es un momento de recordar las circunstancias que se han olvidado durante las discusiones fascinantes con los presos-estudiantes. Mientras se abordaba la cuestión, dos asuntos en particular quedaron claros. 

Primero, es imprescindible mantenerse libre de prejuicios y dejar de considerar el papel del estudiante privilegiado de BPI. En vez de asumir una perspectiva negativamente crítica, uno debería apreciar lo que el estudiante puede traer al aula y cómo pueden ayudar al preso a crecer de alguna manera. El segundo aspecto notable fue el significado del “momento de olvidar”. Los participantes surgieron que el hecho de que este “momento” exista distingue a BPI—es decir, lo que el programa logra es más que una educación o un adoctrinamiento que suele pasar con otros programas de su tipo. 

En todo caso, los participantes de BPI mantuvieron una conversación sincera y reveladora sobre sus actividades en el programa, una conversación que van a continuar. Aunque hay escrúpulos—con respeto al tema de las clases sociales, en particular—ellos siguen trabajando. Al final de esta etapa del diálogo, lo importante es descubrir que hay un encuentro significativo entre las diferentes instituciones que representan una universidad y una cárcel.



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