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Recuerdos de México

El mundo en hilos

February 2007

Por dos semanas en junio pasado tuve la oportunidad de entrar en el mundo de los títeres en Guadalajara, México. Este verano, el teatro Luna Morena organizaba "El Festin", el segundo festival internacional anual de muñecos. El festival incluyó obras características de muchas partes de México, y también de Perú y de Canadá. Trabajé con Miguel Ángel Gutiérrez, el creador y director de Luna Morena, y estuve encargada de filmar entrevistas con los participantes. Antes de llegar sabía muy poco del teatro y de los títeres en general, pero durante las dos semanas allá empecé a entender que el mundo de los títeres es un poco de todo. El títere es en parte humano, en parte cine, en parte animación y en parte escultura. El titiritero es en parte actor y en parte bailarín.

Hay muchos tipos diferentes de teatros de títeres. En algunas obras la persona está en el escenario con el títere. Este tipo de teatro se originó en el Japón y se llama Bunraku. Se establece una relación entre el actor y el títere. A veces la persona no es un personaje del cuento, sino un el vehículo para el movimiento del muñeco. De vez en cuando, el actor y el títere se miran el uno al otro, y así establecen una conexión. Hay muchos otros tipos de títeres. El más común es el títere que no puede ver al titiritero. Otro ejemplo es el teatro de sombras, donde los personajes son simplemente siluetas.

Las obras del festival usaron muchos estilos diferentes y combinaciones de varias técnicas. Algunas eran tristes, otras cómicas. Algunas eran combinaciones de los dos. “Ananke”, la obra del Grupo Gente de Cuernavaca, fue actuada por una sola persona, Cecilia Andres. Esta obra trataba sobre una mujer en el Perú del siglo XVII que pide una licencia para ejercer el oficio de titiritera. Era una combinación de poesía, tristeza y sueños. A veces, Andres usaba una muñeca pequeña, a veces una máscara, y en un momento puso una casa de títeres sobre su cabeza, lo que fue muy hermoso. Pero Cecilia es solamente una de las expertas del festival.

Hugo, del grupo peruano Hugo e Inés, actuó sus "Cuentos Pequeños" sin títeres, solamente con una nariz roja y mínima utilería. Usó su cuerpo como el componente principal de su obra: sus manos, sus dedos y su rodilla. Transformó cada parte de su cuerpo en un personaje distinto con su propio cuento, sin diálogo, sólo con música. Aún sin títeres y sin un argumento concreto, sus cuentos eran cómicos, tristes y realistas.

Todas las obras del "Festín" eran visuales principalmente, usando los títeres para representar situaciones. En unos casos, el títere representaba a un personaje trágico y grave, una manifestación de una situación de la vida diaria, en las obras para adultos. En otros casos, los títeres eran dibujos animados para niños.

Durante una semana estuve expuesta a muchos tipos de teatro visual y tuve contacto con las personas involucradas. En Guadalajara encontré a una comunidad pequeña de titiriteros, directores de cine, artistas y músicos que trabajan juntos y crean hermosas obras de música y de teatro. Espero poder regresar a México pronto y volver a ese sitio increíble.

 


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