Cuento

La Mariquita

May 2007

Marcha a nuestra vista como una dama muda. Cuando aparece, nadie puede no verla. Da vueltas agradables en briznas de hierba, en la piel de gatos dormidos, en dedos índice, en mangas de camisas y blusas. Lo que le gusta mucho es la blusa de seda de las prostitutas de lujo. Especialmente la que es de color roja con puntos negros pequeñitos. La prefiere porque piensa que pasear en ellas es como regresar al infierno.

La mariquita es la paradoja de la naturaleza. Parece cariñosa en su ropa roja pequeñita y elegante. Y aunque eso no tiene nada que ver con la realidad, incluso su nombre suena amable: mariquita, bubamara, katica. Todas las lenguas la adoran. Pero la lengua sólo es una máscara.

Y la mariquita es la mayor artista del escondite. La esencia demoníaca de este insecto está debajo de la seda roja esparcida por puntitos negros. Si se esfuerza un poco la imaginación, incluso se puede ver las agujas metálicas con puntas negras pintadas dejando huellas en el fondo rojo infernal.

La mariquita es el diablo en forma perfecta. Sólo hay que verla por detrás. Y no confiar en el poder del nombre. Y no confiar en la mujer con blusa roja con puntitos negros.

 


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