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Cuento

PEDRO ALAMBRE ELÉCTRICO

Por Robinson David Martínez
November 2009

pedrito tenía 9 años y en la escuela pensaban que era bobo y tonto, aunque muy chistoso y carismático. claro que en lo físico era horriblemente hiperactivo y siempre le daba la contraria a la maestra, siempre la interrumpía, siempre jugaba con su carrito de madera, haciendo sonidos dramáticos de explosiones bombásticas y ametralladoras incesantes. su pupitre actuaba más como rampa mortal automovilística que como plataforma pedagógica. la maestra maruja hablaba y todos se quedaban callados excepto pedrito, que seguía hablando.

otro hábito era la preguntadera. ¿pero por qué profe? ¿por qué tenemos que estudiar esto? todo era un ¿por qué? pobre, pedrito alambre eléctrico solo quería comprender, pero nadie tenía la paciencia para explicarle, para sentarse al lado de él y hablarle como a un ser humano que no sabe y que tiene mucha energía. sus maestros no sabían la sabiduría de mezclar el jugar con aprender. 

"¿cómo que por qué? ¡estoy harta de tus necedades! ¡estoy harta de este abuso, de esta falta de respeto!"--
"no es abuso, sólo estoy haciendo una pregunta".
"¡afuera!"

pedrito, triste, salió del aula, dirigiéndose a la oficina del director.  
"esta es la última vez, pedro. me temo que queda expulsado indefinidamente. puede llevarse sus cosas"--
"¿pero por qué? ¡yo no hice nada!"

"por esa misma razón, por estar interrumpiendo todo el tiempo, por faltarle el respeto a la maestra maruja, por necio y preguntón. ¡uno no tiene que saberlo todo TODO el tiempo, carajo!"

pedrito se paró y le pegó una patada a la silla de madera que sonó fuerte contra el piso. 

 "¡y por grosero! mocoso desagradecido".

pedrito azotó la puerta y salió corriendo, llorando y gruñendo. corrió ciego por su rabia y al fin, al calmarse, se encontró en un arroyo con piedras redondas y suaves, cubiertas de un musgo verde, brillante. el suave rugido del agua a través de las piedras era dulce y calmante.  

 pedrito recordó la cara de la maestra maruja y su mal aliento y cómo le apuntaba el índice a él cuando le hablaba. pedrito le dio rabia de nuevo y se dio cuenta que todavía tenía el carrito de madera en su mano. lo tiró al agua y gritó:

 "¡QUIERO SER GRANDE!"

 de una se le destaparon los oídos y le comenzó a doler el estómago. pedrito se alejó del arroyo y vomitó cerquita de unos arbustos. sudaba y los músculos abdominales le quemaban por tanto contraerlos. pedrito vomitó unas tapas ovaladas oscuras, cubiertas de un líquido negro, espeso, que olía a muerte. 

 ¿qué es eso? ¿estoy soñando?

 vomitó más y más y el dolor de estómago era lo más horrible que había sentido en su vida. sentía que había algo en su barriga que se movía. lo sentía en los intestinos.

 tomó una rama seca y movió hacia un lado una de las tapas grasientas que había vomitado. se quedó mirándolas. lo que veía lo confundía. sintió miedo, curiosidad, misterio, luego sintió que había algo que tenía que hacer, pero no sabía qué. se quedó mirando los discos y vio que tenían agujeros para los ojos y la boca--¡había vomitado puras mascaras!-- al ver esto vomitó más y le dolía tanto el estómago. trató de relajarse y se quedó dormido. 

 abrió los ojos. alguien le susurró. era un hombre. 

 "despierta. vienen por ti. sé fuerte. confía en ti mismo". 

 a pedrito le dio un escalofrió y su cuerpo se estremeció con miedo. todo en ese bosque brillaba con la sonrisa de la luna llena. 

 vio una sombra, dos sombras--muchas. se acercaban a la pila oscura donde había vomitado. una de ellas voló ágilmente hacia una de las máscaras, ENTRANDO en ella. la máscara permaneció estática y luego comenzó a vibrar...y explotó como explotan los fuegos pirotécnicos en el cielo. hizo un sonido feo, aterrador. luego otra sombra entró en una máscara y el resto de las sombras entraron en cada una de las máscaras. cuando todas estaban dotadas de vida enferma, en unísono, produjeron un sonido parecido al gemido de la hiena. 

 las máscaras gruñían, vibraban y flotaban, volando en el aire, en círculos alrededor de pedrito. 

 "¡te vamos a comer! eres malo igual que todos", decía una voz fea y ronca que en realidad eran muchas voces hablando a la vez. 

 "¡SOY BUENO! ¡YO SOY BUENO!" 

 a perrito le entró una fuerza, un poder increíble--rabia canalizada. 

 una de las sombras, de alguna manera, fue absorbida hacia la tierra y la máscara cayó al piso y se evaporó en un humo negro y pesado que se desintegró en el aire. 

 pedrito se sintió más fuerte y vio que había crecido en estatura. sus brazos se sentían más largos, sus piernas, más fuertes.

 pedrito salió corriendo en dirección de la corriente del riachuelo. la luna reflejaba en el agua su suave luz azul y las máscaras del demonio lo perseguían, llamándolo. 

 las nubes se formaron de la nada y la luz de la luna quedó detrás de su cortina.  

 pedrito corría, rezando, "buda de la guardia, mi dulce compañía, no me desampares ni de noche, ni de día, hasta que me pongas en paz y alegría con todos los budas, jesús y maría". 

 pedrito pisó una piedra mojada, se resbaló y cayó en una pequeña reserva de agua. su corazón le dolía de lo rápido que zumbaba, casi no podía respirar. trató de abrir los ojos--sí los tenía abiertos pero no podía ver nada. veía solo oscuridad. 

 estuvo 30 horas en una oscuridad completa. sentía vibraciones en el aire. sentía voces angelicales y sonidos como de sinfonías sagradas. pero también, muy en la distancia, se escuchaba el rugido de todas las voces de todos los seres humanos de la tierra, lidiando con sus demonios y todo lo restante por resolver. 

 pedrito cambiaba. se sentía más ligero, más feliz, con más claridad mental. sentía que cada célula de su cuerpo se disolvía al diseño de otra célula más ligera, con más energía, agua y luz. el gran renacimiento espiritual. la evolución de nuestro adn.

 pedrito se vio a sí mismo--su cuerpo flotando en el aire. veía la lluvia, veía las máscaras volando alrededor suyo. veía sus siete centros energéticos, sus siete chacras, cada uno como un fuego diferente, con vibración propia y color correspondiente.

 algunas máscaras se posaban sobre sus órganos sexuales, otras en su vientre. un grupo de máscaras descansaban en el plexo solar de pedro, otras desmenuzaban su corazón con picos de buitre y otras comían sus cuerdas vocales. un grupo de máscaras se chupaban sus pensamientos e ideas y regurgitaban manías, obsesiones, miedos: en forma de fotografías mentales. 

 pedrito comprendió el significado de siempre tratar de mantener el equilibrio. comprendió cómo la rabia que sentía era una de esas máscaras que sigilosamente tomaba las riendas de su actuar y de su hablar.

 "quiero ser puro. quiero despertarme en la otra dimensión". se repetía pedrito en su mente. 

 las máscaras trataban de entrar en los vórtices de cada chacra, haciendo pequeños agujeros con sus intenciones, como pequeñas dagas eléctricas. pedrito despertó y como un coyote, aulló, ¡aauuuuuuuuuuuuu! ¡auuuuuuuuuu! su cuerpo cayó al agua y comenzó a tronar y relampaguear, como si estuvieran explotando miles de relámpagos y truenos. su cuerpo se prendía y se apagaba con cada explosión de luz azul. pedrito seguía aullando como coyote, sintiendo la explosión de electricidad por todas sus venas, en cada fibra de su fisiología. la electricidad salía por sus ojos y orejas, su boca abierta y su nariz.

 la luz tocó las máscaras y ellas cayeron a la tierra, rompiéndose y convirtiéndose en moscas que después salían volando. el dolor del relámpago en todas sus células fue lo más horrible y celestial que jamás había sentido en su vida. 

 ***

 pedrito dejó de ir a la escuela pero leía muchísimo, libros de toda clase. leía en voz alta y después se acostumbró a leerle a su perro, que siempre escuchaba bien atento, comprendiendo sin entender. notó que todos los perros, flacos y grandes, algunos agresivos, tenían hambre. 

 pedrito tuvo la idea de hacer una casa para los perros de la calle. convenció a su mamá de convertir el primer piso de la casa estrictamente para los perros. con eso le fue tan bien que abrió un criadero de perros de alta calidad. hizo muchísimo dinero y así fue que se ganó un importantísimo premio de filantropía.

 pedrito fundó el programa PERROS PARA ABUELOS--el cual rescataba perros de la calle y, después de ser castrados, entrenados y vacunados, eran donados a los abuelos en los ancianatos de la ciudad. 

 en el ancianato virgen de krishna, fue donde se retiró la maestra maruja. estaba viejita, temblando y tosiendo. todo fue de casualidad. a pedrito le tocó ir porque su asistente estaba enferma ese día.  

 al entrar con un caniche bien bañadito y ver que era la maestra maruja, pedro quedó inmóvil por un momento. 

 "doña maruja, ¿me escucha? soy yo, pedro, aquí le traigo su perro".

 doña maruja, con tremenda sonrisa, responde:

 "¡pedro! pedro eres tú, ¡qué felicidad! ¡siempre supe que ibas a terminar siendo un buen trabajador. tu jefe debe estar orgulloso". 

 "yo soy mi propio jefe. soy el dueño de la compañía". 

 la maestra maruja se puso a llorar.

 "perdóname, pedro, por no haber creído en ti".

 "no se preocupe. espero que disfrute su perro. hasta pronto".


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