Cultura y noticias hispanas del Valle del Hudson
Rompiendo el Techo de Bronce
Por Tania Ladino Ramirez
December 2025Una mujer negra de 7 pies de altura, la mirada clavada en la distancia y su mano de bronce apuntando hacia adelante. Viste un vestido de época en el que se bordan con metal frío una madre y un hijo esclavizados, letreros de injusticia, símbolos de su herencia africana y frases llenas de historia. Esta estatua de la artista neoyorquina Vinnie Bagwell conmemora el legado de la lucha sufragista y abolicionista de Sojourner Truth y está situada en el lado este del Walkway over the Hudson, un lugar en el que más de 600.000 personas de todos los tamaños y colores vienen a disfrutar del espacio público cada año.
El caso chileno
En su más reciente investigación, Rozas-Krause estudió el estallido social chileno, 2019-2020, cuando ocurrieron protestas masivas y manifestaciones impulsadas por el descontento ciudadano a la desigualdad social, la falta de derechos sociales, las manifestaciones actuales del colonialismo, la violencia estatal y la opresión de los pueblos indígenas, entre otros.Los historiadores llaman a este periodo el primer evento masivo de levantamiento contra las estatuas, y es que las pintaron, decapitaron, grafitearon, destruyeron, y hasta se bailó frente a ellas y se agregaron monumentos nuevos. También se manifestó contra la brecha de género. Y es que una encuesta del 2021 reveló que en Chile sólo el 4,7% de los monumentos están dedicados a mujeres.
Pero incluso la representación femenina tradicional puede ser incómoda para los pueblos según la narrativa que representa. Por ejemplo, muchos de los monumentos a la Reina Isabel I de España en las ciudades de su estudio, fueron desfigurados, grafiteados y salpicados con pintura roja en señal de protesta, para finalmente ser restaurados.
Conocido es el caso de la estatua del General Baquedano, situada desde 1928 en la Plaza Italia, en el centro de Santiago, el lugar de protestas más destacado de Chile. Este personaje es considerado héroe nacional por sus victorias bélicas, pero para muchos, su monumento representa una historia oficial que glorifica la guerra y silencia otras voces, como las de los indígenas Mapuche y otras víctimas de la represión. Durante las manifestaciones, este monumento fue pintado y repintado, limpiado una y otra vez, y transformado desde diferentes visiones políticas, incluído el feminismo. Tras estos sucesos, se retiró la figura para restaurarla y posteriormente ubicarla en el Museo Histórico y Militar. La plaza hoy se conoce popularmente como Plaza Dignidad, aunque también Plaza Baquedano o Plaza Italia. En junio el presidente chileno Gabriel Boric se mostró de acuerdo con el regreso de la estatua del general Manuel Baquedano a la Plaza, donde convivirá con una nueva estatua de Gabriela Mistral.
Ahora bien, la representación de Gabriela Mistral no es menos criticada, ya que a pesar de ser una figura apreciada por los chilenos por su literatura y el Premio Nobel que recibió, es usualmente presentada con aspecto masculino o como madre, cuando en realidad su papel como madre no fue relevante en su vida pública, lo que ejemplifica el problema de representación de las mujeres históricas.
Además, la investigadora Rozas-Krause encontró que las estatuas de figuras femeninas alegóricas y ornamentales, usadas para embellecer las ciudades chilenas, predominan sobre las de mujeres personajes históricos. Se trata a menudo de estatuas de catálogo, importadas de Francia y ubicadas en parques y plazas. Así mismo abundan representaciones abstractas de mujeres, donde se muestran sólo partes del cuerpo femenino, o los monumentos contradictorios de figuras femeninas dedicados a hombres, como el reciente Monumento a las Mujeres de los Hombres del Mar. Estas estatuas no constituyen un acto de memoria, a diferencia de lo que ocurre usualmente con las estatuas dedicadas a hombres.
Como historiadora, Rozas-Krause aclara que su trabajo es para que esta y otras generaciones sepan que aunque algunos monumentos son verdaderamente inaceptables (nadie osaría poner una estatua de Robert Livingston al otro lado del Walkway), en general todo monumento en el espacio público está sujeto a la mirada crítica y discusión pública. ¿Y si este pasa a la lista de los incómodos? No hay una fórmula universal dice ella, pero da algunas ideas: debates públicos, estrategias para la creación, transformación, remoción, re-etiquetado o la inclusión de visiones artísticas modernas, acciones que permitirían la construcción de una memoria compartida que hable de una manera más precisa de las comunidades que representa.
No se trata de crear un montón de estatuas de mujeres compradas por catálogo y puestas por todos lados para mejorar los números, afirma Rozas-Krause “hace falta un lenguaje convincente de cómo representar a las mujeres históricas, pero también a la diversidad de dimensiones que somos como mujeres, somos científicas, madres, artistas, hijas, políticas, entre muchas otras facetas que merecen ser representadas”. back to top
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