
Cómo integrar la sabiduría ancestral, para el bienestar y los procesos de sanación familiar
Desde una visión psicológica y sistémica
Por Dora Inés Grosso García
September 2025¿Sabías que todas las experiencias vividas por el sistema familiar, como: logros, el éxito, la abundancia, desaciertos, frustraciones, de las generaciones pasadas se transmiten de generación en generación y afectan la vida presente?
La psicología sistémica entiende a la persona como un todo integrado, como parte de una red de vínculos, pareja, familia, labor, comunidad, cultura, entre otros. Es un proceso integrador que influye en el desarrollo emocional cognitivo, espiritual y en la forma como nos relacionamos con el mundo.
En psicología sistémica las herencias emocionales o lealtades invisibles son vínculos emocionales y compromisos no conscientes que las personas mantienen con su familia de origen, transmitidos de generación en generación y surgen de la necesidad básica de pertenencia y fidelidad al clan familiar.
Son una forma de repetición de patrones que están en el inconsciente de las nuevas generaciones y que se repiten hasta que alguno de los miembros del sistema los detecta y los libera.
Las lealtades invisibles son hilos invisibles que unen a las personas a destinos y patrones familiares, hasta que se hacen conscientes de ellos y se transforman en fuerza y sabiduría heredada.
Hijas e hijos, nietas, nietos, sobrinas, sobrinos que, sin darse cuenta, repiten las historias de los padres o abuelas, abuelos y tíos, tías como: deseo de superación, orientación a alguna profesión o también, adicciones, enfermedades, manejo del dinero, entre otras.
Entre las más comunes tenemos ejemplos de:
Una hija que no se permite casarse o ser feliz para no traicionar el sufrimiento de su madre.
Un hijo o hija que toma una adicción, por lealtad al abuelo alcohólico, u otra adicción, aunque no lo haya conocido.
Un sobrino que desea triunfar en algún proyecto que un tío abandonó y ese sobrino lleva el nombre del tío fallecido.
Podemos ver que las personas se identifican inconscientemente con sus ancestros para reparar el sistema familiar y crear el equilibrio, ya que lo evolutivo es que los descendientes liberen los conflictos del pasado familiar y sean felices y exitosos, así se cumple la misión para la cual la familia vivió esas situaciones en el pasado.
El trabajo terapéutico busca hacer conscientes estas dinámicas, honrar a los ancestros y liberar a los descendientes de las cargas que no les corresponden.
Honrar a los ancestros es recordarlos, es reconocer su lugar en la historia familiar y agradecer las raíces que permitieron nuestra existencia, aunque no los hayamos conocido, sabemos que existieron muchas personas antes que nuestros padres y demás ancestros para que nosotros estemos aquí. Si encontramos sentimientos o actitudes que no nos pertenecen y podemos expresarlos, tal vez encontremos la forma de liberarnos, haciendo un encuentro con estos ancestros y así cumplir con el legado de bienestar y felicidad que ellos nos dejaron.
Este acto simbólico emocional brinda sentido de pertenencia, rompe con el olvido o el rechazo hacia partes de la historia que generaron dolor, conflicto o vacíos, abre la posibilidad de reconciliación intergeneracional, ayuda a liberar a las nuevas generaciones de cargas innecesarias, al reconocer y agradecer lo que corresponde a los antepasados.
Se puede hacer un proceso de sanación, integrando la visión sistémica y los saberes ancestrales que hacían ceremonias, encuentros donde los ancestros eran reconocidos, nombrados y se agradecía la existencia de ellos, su vida y su historia, sin juicios, con respeto y amor.
Toda la base de la terapia sistémica es el amor, porque a través del amor sanamos todo, el presente y el pasado, y es el ingrediente mágico que todo lo repara y eleva a la vida y la tranquilidad del hoy.
Podemos hacer rituales familiares de memoria, contar historias, armar árboles genealógicos, reconciliación con los orígenes, recordarlos y agradecer su participación tan importante, ese acto de amor que los unió para que nosotros estemos aquí.
Si alguna persona no tiene conocimiento de sus ancestros no es necesario armar su historia, hay un vinculo muy profundo que nos une a ellos y es el amor, nuestro corazón que nos va a permitir conectarnos con ellos, en una meditación, oración, hablarles y vernos ahí. Todo nuestro cuerpo habla de quienes fueron ellos, siguen en nuestro ADN como una evidencia de ese amor.
Gracias por seguir compartiendo el amor y la tranquilidad que él nos da.
*Dora Inés Grosso García es psicóloga holística, [email protected]
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