Cultura y noticias hispanas del Valle del Hudson

Mantenlos en tu corazón por un tiempo
Por Martin Colavito
June 2025Estaba pensando en las muertes sin sentido de Yaron Lischinsky y Sarah Milgrim, dos personas que estaban a punto de comprometerse, pero que fueron asesinadas al salir de un evento en el Museo Judío del Capitolio en Washington, DC, en lo que parece ser un crimen de odio. Desde entonces, me he sentido abrumado con tristeza por sus muertes, por el dolor de sus familias y por la pérdida de la inocencia.
No puedo imaginar el sufrimiento que conlleva una pérdida así y cómo una tragedia de este tipo se ha entretejido en nuestro mundo. Estas dos personas inocentes y hermosas fueron arrebatadas de esta tierra por razones que no puedo siquiera empezar a comprender. En lo que a mí respecta, la muerte de cualquier persona inocente representa la muerte de todos nosotros. Llevo a Yaron y a Sarah en mi corazón, y mis pensamientos están con todos los que han sufrido a causa de sus muertes.
Mientras escribo esto, lloro por los inocentes que nos son arrebatados todos los días debido a la violencia que continúa cultivándose en nuestro mundo: personas cuyos nombres nunca tendremos la oportunidad de conocer, niños que buscarán a sus padres y nunca los encontrarán, padres que buscarán a sus hijos y nunca los encontrarán, personas que nunca tendrán la oportunidad de vivir una vida por haber nacido en lugares marcados por una violencia que la mayoría de nosotros tal vez nunca hayamos experimentado ni lleguemos a experimentar.
Recuerdo cuando mis hijos llegaron a este mundo y cuando tenían problemas para dormir. Recuerdo haberlos levantado y abrazado cerca de mi pecho. Recuerdo haberles cantado Summer Wind hasta que se quedaran dormidos. Recuerdo lo seguro que se sentía eso y de inmediato siento tristeza porque hay padres que nunca podrán abrazar así a sus hijos, y hay niños que nunca tendrán la oportunidad de ser sostenidos junto al pecho de sus padres.
Es fácil olvidar a quienes sufren a diario con tantas otras cosas que suceden en y sobre nuestro planeta. Seamos mejores que esas narrativas falsas que promueven el dolor y el sufrimiento, narrativas que justifican la pérdida aleatoria de vidas dictada por las virtudes de los despiadados sin considerar a los inocentes.
Incluyamos en nuestras conversaciones a las personas cuyos nombres nunca conoceremos, porque como dijo el cantante y compositor folclórico Woody Guthrie: “Cuando muere una persona, es una catástrofe; cuando mueren mil, es una estadística”. Recordemos esos miles de vidas perdidas e incluyámoslas en nuestras conversaciones cotidianas, en nuestras discusiones en juntas directivas, ¡y en nuestros corazones! Revisemos nuestras misiones para incluir a nuestros vecinos del mundo que nos han sido arrebatados por los despiadados.
Por último, les propongo a todos que dejemos a un lado las computadoras y los teléfonos, que nos alejemos de las redes sociales para tener conversaciones cara a cara sobre cómo, en nuestro mundo, es tan fácil que los inocentes nos sean arrebatados.
Siempre estoy disponible para tomar un café, ¡podría aprender de ti! ¡Quién sabe, tal vez incluso podamos hacernos amigos!
Con todo mi amor para ti y para todos los que amas.
*Martin Colavito es Líder del Programa de Prevención de Cornell Cooperative Extension.
Traducido del inglés al español por Nohan Meza
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COPYRIGHT 2025
La Voz, Cultura y noticias hispanas del Valle de Hudson
Mientras escribo esto, lloro por los inocentes que nos son arrebatados todos los días debido a la violencia que continúa cultivándose en nuestro mundo: personas cuyos nombres nunca tendremos la oportunidad de conocer, niños que buscarán a sus padres y nunca los encontrarán, padres que buscarán a sus hijos y nunca los encontrarán, personas que nunca tendrán la oportunidad de vivir una vida por haber nacido en lugares marcados por una violencia que la mayoría de nosotros tal vez nunca hayamos experimentado ni lleguemos a experimentar.
Recuerdo cuando mis hijos llegaron a este mundo y cuando tenían problemas para dormir. Recuerdo haberlos levantado y abrazado cerca de mi pecho. Recuerdo haberles cantado Summer Wind hasta que se quedaran dormidos. Recuerdo lo seguro que se sentía eso y de inmediato siento tristeza porque hay padres que nunca podrán abrazar así a sus hijos, y hay niños que nunca tendrán la oportunidad de ser sostenidos junto al pecho de sus padres.
Es fácil olvidar a quienes sufren a diario con tantas otras cosas que suceden en y sobre nuestro planeta. Seamos mejores que esas narrativas falsas que promueven el dolor y el sufrimiento, narrativas que justifican la pérdida aleatoria de vidas dictada por las virtudes de los despiadados sin considerar a los inocentes.
Incluyamos en nuestras conversaciones a las personas cuyos nombres nunca conoceremos, porque como dijo el cantante y compositor folclórico Woody Guthrie: “Cuando muere una persona, es una catástrofe; cuando mueren mil, es una estadística”. Recordemos esos miles de vidas perdidas e incluyámoslas en nuestras conversaciones cotidianas, en nuestras discusiones en juntas directivas, ¡y en nuestros corazones! Revisemos nuestras misiones para incluir a nuestros vecinos del mundo que nos han sido arrebatados por los despiadados.
Por último, les propongo a todos que dejemos a un lado las computadoras y los teléfonos, que nos alejemos de las redes sociales para tener conversaciones cara a cara sobre cómo, en nuestro mundo, es tan fácil que los inocentes nos sean arrebatados.
Siempre estoy disponible para tomar un café, ¡podría aprender de ti! ¡Quién sabe, tal vez incluso podamos hacernos amigos!
Con todo mi amor para ti y para todos los que amas.
*Martin Colavito es Líder del Programa de Prevención de Cornell Cooperative Extension.
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