Cultura y noticias hispanas del Valle del Hudson
Sueño Americano
“Quería que mi hija naciera en un país de libertad”
Angie Rivas cruzó la selva por alcanzar un sueño
Por Andrés Pérez Rangel
October 2024Acompañada de su esposo y su hermano y con cinco meses de embarazo en ese momento, la ex-concejala venezolana Angie Rivas relató las condiciones extremas de su travesía por la selva del Darién, en la frontera entre Colombia y Panamá, en su afán de llegar a los Estados Unidos escapando la represión, pobreza e inseguridad de su país para que su hija creciera en un país libre.
Después de graduarse en la Universidad Simón Rodríguez, Angie Rivas inició su carrera política en una Venezuela inestable bajo un régimen totalitario Chavista. Como concejal de Caracas por el partido opositor Podemos, enfrentó limitaciones extremas en funciones y salarios. Tras la absorción de Podemos por Avanzada, partido controlado por el Gobierno venezolano, quedó sin ningún tipo de autoridad. La represión política aumentó durante las protestas nacionales, con violencia, arrestos y víctimas fatales.
Angie describió el gobierno como una “dictadura moderna” con votaciones controladas y represión brutal. En medio de la tensión y la incertidumbre, las opciones escaseaban. “Con la represión, el maltrato, la persecución, llegó un punto de que no solamente me asfixiaron políticamente, sino económicamente. Tuve que tomar la decisión de irme a un país cercano, mientras tenía la esperanza de que cayera el gobierno…” dijo Angie en una entrevista en La Voz con Mariel Fiori en Radio Kingston.
En el 2017 quería llegar hasta Chile, pero por falta de recursos se estableció en Ecuador. Se dedicó a los servicios de limpieza doméstica, con lo que se estabilizó financieramente y se reencontró con su hermano y esposo. Pero “Ecuador también entró en un problema económico enorme. No había muchas oportunidades de crecimiento y cuando salí embarazada me hizo reflexionar. Quería que mi hija naciera en un país de libertad, de democracia donde ella pudiera lograr lo que quiera y yo sabía que ni en Ecuador o Venezuela estaba eso… La mejor herencia que yo le puedo dar a mi hija es que nazca un país donde ella pueda ser libre. Viajé a muchos países por temas políticos, Estados Unidos me hizo reflexionar bastante porque por lo menos aquí funciona la seguridad social, aquí las personas quedan sin empleo y hay cómo acceder a algo. No es perfecto, pero tiene seguridad”.
En compañía de su hermano menor y su esposo, y con cinco meses de embarazo, Angie llegó en junio del 2022 a la frontera entre Colombia y Panamá. La época de lluvia que transcurría en ese entonces, con la mayoría de los ríos más caudalosos, dificultó el viaje y lo hacía cada vez más pesado y peligroso. Después de caminar por días entre lodo y riachuelos, sin saber cuánto habían recorrido o cuánto les faltaba aún, tuvieron que dejar sus pertenencias en el camino para aliviar el peso. Se hidrataban de las fuentes de agua que los rodeaba y la poca comida enlatada que traían consigo fue insuficiente para cubrir el viaje entero. El camino se enlentecía, las pausas para descansar las piernas se volvían más largas y frecuentes.
Angie recuerda especialmente el momento en que llegaron al campamento de la Cruz Roja panameña el noveno día de su travesía. Habían detectado falta de actividad en el feto e intentaron convencerla de que fuera a un hospital, pero no tenían los suficientes recursos. Angie recuerda: “Cómo voy a hacer, necesito seguir mi viaje, no podía ir. Me dijeron que me tome una Coca-Cola o un chocolate para ver si la niña se mueve. La niña empezó a recuperarse, me dio mucha tristeza porque mi hija no había nacido aún y ya pasaba necesidades. Me partió el alma”.
Luego de pasar por transportes terrestres por toda Centroamérica, con autoridades que o bien rehusaban transportar inmigrantes o bien pedían costos extraoficiales, Angie finalmente llegó a Estados Unidos. Al cuarto día de confinamiento pre-migratorio para solicitantes de asilo político, fue liberada y recogida por una amiga quien la llevó a una iglesia que apoyaba inmigrantes. Una semana antes de que su esposo y su hermano salieran del confinamiento y luego de vender el resto de sus pertenencias para pagar por un transporte, llegaron a Nueva York, donde nació su hija el 25 de diciembre, como regalo de Navidad. Finalmente se establecieron en el Valle del Hudson en noviembre de 2023.
El Centro de Estrategia y Estudios Internacionales (CSIS por sus siglas en inglés) estima que una cifra récord de 520,085 inmigrantes cruzaron la selva del Darién panameño en 2023 para continuar su ruta con destino a Estados Unidos. Miles de venezolanos y otros inmigrantes ejecutan esta travesía cada día por el mismo sueño de vivir y tener un futuro en un lugar seguro.
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Angie describió el gobierno como una “dictadura moderna” con votaciones controladas y represión brutal. En medio de la tensión y la incertidumbre, las opciones escaseaban. “Con la represión, el maltrato, la persecución, llegó un punto de que no solamente me asfixiaron políticamente, sino económicamente. Tuve que tomar la decisión de irme a un país cercano, mientras tenía la esperanza de que cayera el gobierno…” dijo Angie en una entrevista en La Voz con Mariel Fiori en Radio Kingston.
En el 2017 quería llegar hasta Chile, pero por falta de recursos se estableció en Ecuador. Se dedicó a los servicios de limpieza doméstica, con lo que se estabilizó financieramente y se reencontró con su hermano y esposo. Pero “Ecuador también entró en un problema económico enorme. No había muchas oportunidades de crecimiento y cuando salí embarazada me hizo reflexionar. Quería que mi hija naciera en un país de libertad, de democracia donde ella pudiera lograr lo que quiera y yo sabía que ni en Ecuador o Venezuela estaba eso… La mejor herencia que yo le puedo dar a mi hija es que nazca un país donde ella pueda ser libre. Viajé a muchos países por temas políticos, Estados Unidos me hizo reflexionar bastante porque por lo menos aquí funciona la seguridad social, aquí las personas quedan sin empleo y hay cómo acceder a algo. No es perfecto, pero tiene seguridad”.
En compañía de su hermano menor y su esposo, y con cinco meses de embarazo, Angie llegó en junio del 2022 a la frontera entre Colombia y Panamá. La época de lluvia que transcurría en ese entonces, con la mayoría de los ríos más caudalosos, dificultó el viaje y lo hacía cada vez más pesado y peligroso. Después de caminar por días entre lodo y riachuelos, sin saber cuánto habían recorrido o cuánto les faltaba aún, tuvieron que dejar sus pertenencias en el camino para aliviar el peso. Se hidrataban de las fuentes de agua que los rodeaba y la poca comida enlatada que traían consigo fue insuficiente para cubrir el viaje entero. El camino se enlentecía, las pausas para descansar las piernas se volvían más largas y frecuentes.
Angie recuerda especialmente el momento en que llegaron al campamento de la Cruz Roja panameña el noveno día de su travesía. Habían detectado falta de actividad en el feto e intentaron convencerla de que fuera a un hospital, pero no tenían los suficientes recursos. Angie recuerda: “Cómo voy a hacer, necesito seguir mi viaje, no podía ir. Me dijeron que me tome una Coca-Cola o un chocolate para ver si la niña se mueve. La niña empezó a recuperarse, me dio mucha tristeza porque mi hija no había nacido aún y ya pasaba necesidades. Me partió el alma”.
Luego de pasar por transportes terrestres por toda Centroamérica, con autoridades que o bien rehusaban transportar inmigrantes o bien pedían costos extraoficiales, Angie finalmente llegó a Estados Unidos. Al cuarto día de confinamiento pre-migratorio para solicitantes de asilo político, fue liberada y recogida por una amiga quien la llevó a una iglesia que apoyaba inmigrantes. Una semana antes de que su esposo y su hermano salieran del confinamiento y luego de vender el resto de sus pertenencias para pagar por un transporte, llegaron a Nueva York, donde nació su hija el 25 de diciembre, como regalo de Navidad. Finalmente se establecieron en el Valle del Hudson en noviembre de 2023.
El Centro de Estrategia y Estudios Internacionales (CSIS por sus siglas en inglés) estima que una cifra récord de 520,085 inmigrantes cruzaron la selva del Darién panameño en 2023 para continuar su ruta con destino a Estados Unidos. Miles de venezolanos y otros inmigrantes ejecutan esta travesía cada día por el mismo sueño de vivir y tener un futuro en un lugar seguro.
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