Cultura y noticias hispanas del Valle del Hudson
Ojo con la visión de los niños
Por Olga Maritza Salazar
August 2024Es preocupante ver el incremento de niños entre los 4 y 12 años que deben utilizar gafas para poder leer o realizar cualquier actividad visual de muy cerca, debido al problema de visión más común en el mundo como la miopía.
Hoy en día, en los Estados Unidos, alrededor del 40% de los adultos son miopes, frente al 25% en 1971. Incluso se ha empezado a tratar a niños más jóvenes de lo habitual, que padecen esta afección. Un informe de la BBC, indica que “Si continúan las tendencias actuales, la mitad de la población mundial será miope para 2050. Y el problema parece estar propagándose a un ritmo más acelerado que nunca.”
Este resultado causa preocupación a padres y maestros, porque se conoce que los niños de las últimas generaciones pasan mucho tiempo mirando las pantallas de los dispositivos móviles, conectados a las redes sociales, o videojuegos, y los jóvenes estudian o trabajan con la computadora por largos periodos, afectando su salud ocular.
Como padres responsables, debemos estar informados si alguno de nuestros hijos padece de miopía porque se torna severa en un futuro, y podría alcanzar una discapacidad visual o desprendimiento de la retina, o causar glaucoma.
Si bien es cierto que en muchos casos la miopía es hereditaria, también otros factores la provocan (como mirar los objetos de muy cerca y por largos periodos) y con los infantes puede resultar más difícil de detectar el problema para poder corregirlo.
Por experiencia propia recomiendo a todo padre estar muy atento cuando su pequeño ingrese a la escuela. Si nota que tiene dificultades para aprender a leer o para prestar atención en clase, lo primero que se debe descartar es que la causa sea una mala visión.
Recuerdo que cuando mi hijo era estudiante de primer grado, una de las maestras insistió en que llevara al niño al doctor para corregir su déficit de atención, porque se distraía mucho cuando ella escribía la lección en la pizarra o cuando los alumnos tenían que escribir algo en las hojas de trabajo.
Muy preocupada, lo llevé al pediatra de cabecera, y ella me recomendó que antes de que le mediquen alguna medicina lo lleve al oftalmólogo.
Este profesional determinó que mi hijo padecía de miopía y que no creía que fuera un déficit de atención como sugería la maestra.
Aún recuerdo sus sabias palabras: al darme el diagnóstico, “es como si usted llevara a un niño sordo a una clase de música, no podrá escuchar nada y pasando unos minutos se aburrirá y entonces tratará de entretenerse en otra cosa que llame su atención y que no necesite de oír”.
Por eso es elemental que cada año, previo al comienzo de escuela haga una revisión de ojos para determinar si está padeciendo de algún problema de visión. De ser así, comience a limitar el tiempo que utilice el menor con las pantallas.
También si el niño tiene problemas para ver bien desde lejos, se le puede pedir al docente que le asigne un lugar más cerca a la pizarra.
Estemos alertas si observamos que nuestro hijo parpadea mucho o se restriega los ojos, o tienen mucha sensibilidad a la luz (fotofobia) y si se queja de dolores de cabeza continuos,
son razones para llevarlo a un oftalmólogo.
Como actualmente los niños están teniendo una vida más sedentaria en lugar de jugar al aire libre, debemos enseñarles a disfrutar de la vida fuera de lugares abarrotados de dispositivos electrónicos, llevarlos a sitios iluminados con la luz del día donde puedan tocar la naturaleza.
Sería ideal que en las escuelas elementales programaran más clases en los jardines, o patios de recreo, y que se les enseñe a los estudiantes palpando las cosas o escuchando más los sonidos externos para poder identificarlos y aprender de esta forma.
Aplicando medidas de prevención como periodos de descanso, cuando tengan que leer mucho, o poner la computadora de forma que los ojos estén de 15 a 20” encima del centro del monitor para evitar los reflejos de luz, podremos mantener el buen estado visual de nuestros hijos.
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Este resultado causa preocupación a padres y maestros, porque se conoce que los niños de las últimas generaciones pasan mucho tiempo mirando las pantallas de los dispositivos móviles, conectados a las redes sociales, o videojuegos, y los jóvenes estudian o trabajan con la computadora por largos periodos, afectando su salud ocular.
Como padres responsables, debemos estar informados si alguno de nuestros hijos padece de miopía porque se torna severa en un futuro, y podría alcanzar una discapacidad visual o desprendimiento de la retina, o causar glaucoma.
Si bien es cierto que en muchos casos la miopía es hereditaria, también otros factores la provocan (como mirar los objetos de muy cerca y por largos periodos) y con los infantes puede resultar más difícil de detectar el problema para poder corregirlo.
Por experiencia propia recomiendo a todo padre estar muy atento cuando su pequeño ingrese a la escuela. Si nota que tiene dificultades para aprender a leer o para prestar atención en clase, lo primero que se debe descartar es que la causa sea una mala visión.
Recuerdo que cuando mi hijo era estudiante de primer grado, una de las maestras insistió en que llevara al niño al doctor para corregir su déficit de atención, porque se distraía mucho cuando ella escribía la lección en la pizarra o cuando los alumnos tenían que escribir algo en las hojas de trabajo.
Muy preocupada, lo llevé al pediatra de cabecera, y ella me recomendó que antes de que le mediquen alguna medicina lo lleve al oftalmólogo.
Este profesional determinó que mi hijo padecía de miopía y que no creía que fuera un déficit de atención como sugería la maestra.
Aún recuerdo sus sabias palabras: al darme el diagnóstico, “es como si usted llevara a un niño sordo a una clase de música, no podrá escuchar nada y pasando unos minutos se aburrirá y entonces tratará de entretenerse en otra cosa que llame su atención y que no necesite de oír”.
Por eso es elemental que cada año, previo al comienzo de escuela haga una revisión de ojos para determinar si está padeciendo de algún problema de visión. De ser así, comience a limitar el tiempo que utilice el menor con las pantallas.
También si el niño tiene problemas para ver bien desde lejos, se le puede pedir al docente que le asigne un lugar más cerca a la pizarra.
Estemos alertas si observamos que nuestro hijo parpadea mucho o se restriega los ojos, o tienen mucha sensibilidad a la luz (fotofobia) y si se queja de dolores de cabeza continuos,
son razones para llevarlo a un oftalmólogo.
Como actualmente los niños están teniendo una vida más sedentaria en lugar de jugar al aire libre, debemos enseñarles a disfrutar de la vida fuera de lugares abarrotados de dispositivos electrónicos, llevarlos a sitios iluminados con la luz del día donde puedan tocar la naturaleza.
Sería ideal que en las escuelas elementales programaran más clases en los jardines, o patios de recreo, y que se les enseñe a los estudiantes palpando las cosas o escuchando más los sonidos externos para poder identificarlos y aprender de esta forma.
Aplicando medidas de prevención como periodos de descanso, cuando tengan que leer mucho, o poner la computadora de forma que los ojos estén de 15 a 20” encima del centro del monitor para evitar los reflejos de luz, podremos mantener el buen estado visual de nuestros hijos.
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