Cultura y noticias hispanas del Valle del Hudson
Cuando el amor maternal es ajeno
Por Olga Maritza Salazar
May 2024Con la celebración del día de la Madre en este mes de mayo, podremos apreciar las muestras de amor que brindan los hijos a su progenitora, como regalos, poemas, flores como es la tradición.
Estas muestras de cariño pueden estar vinculados a la persona que nos dio la vida, y también generarse en la persona que esté ejerciendo el rol de nuestra madre según nuestra situación.
Para la sociedad común que espera que toda mujer una vez que sea madre desarrolle el sentimiento maternal hacia su hije por ser una “condición natural,” les resulta inconcebible que pueda haber madres que carezcan de este afecto, por lo que son juzgadas y muy criticadas.
Elizabeth Badinter, autora del libro Un amor conquistado, mitos del Amor maternal, considera que el vínculo afectivo entre la madre y su bebe no es en su totalidad natural, sino que es una construcción social establecida día a día.
Debemos entender que hay una función primordial en la relación madre/hije que se basa en el sostenimiento del bebé, de quien va a ser la persona responsable desde que nace, porque para el niñe la madre es su mundo, toda gira en torno a ella, es quien le alimenta, le atiende y acompaña según va creciendo.
En el caso de la madre a pesar de que ame a su criatura, también tiene otras personas en su vida, como su pareja, quizás otro hije, y hasta su profesión, depende mucho de quién o cuál sea su prioridad. Por eso, hay doctores que afirman que para desarrollar este sentimiento maternal se necesita un contexto de facilitadores y ayuda en la vida de la mujer.
Estudios recientes realizados en la Universidad de California, acerca de las sustancias químicas del cerebro y el desarrollo social, sugieren que la hormona conocida como la oxitocina se eleva en los momentos en que estamos asociadas con vínculos maternales, como por ejemplo cuando estamos cerca del bebé de un ser querido.
Si nos basamos en esta definición, es fácil de comprender por qué hay casos en que la tía que no puede ser o aun no es mamá, puede desarrollar amor por sus sobrinos y a veces están dispuestas a dar mucho más que la propia madre, según sus niveles de oxitocina.
También puede ser el caso de los abuelos, las madrastras o padres de adopción, e incluso maestras que han desarrollado su cariño maternal a fuerza de enseñar cada día a niños pequeños donde ella es el centro de atención.
Lo mismo sucede con algunas niñeras que viven por años con familias con hijos y están encargadas de todo lo referente a ellos desde pequeños, por lo que los niños desarrollan la confianza y el cariño hacia ellas, ya que sienten que estas personas les están brindando toda su atención y cuidado. Ellos solo reconocen el amor que se les da y tratan de agradecer muchas veces con dibujos o tarjetas.
Un caso de la tía que ama a sus sobrinos sería el de Julia quien tenía 16 años, era soltera sin hijos y vivía con su hermana mayor de 21 con dos hijos, quien no se adaptó a su rol de madre, y terminó por dejar a los niños, al cuidado de Julia y de su otro hermano menor quien compartía la vivienda con ellas.
Julia tuvo que ser el soporte de estos dos niños y llegó a amarlos como propios, los cuidaba y educaba mientras que su hermano los ayudaba económicamente con lo que se necesitaba.
Ahora que ambos sobrinos son adultos, ellos agradecen a estos dos tíos, reconocen a Julia como mamá y se sienten como hermanos mayores para sus primos. back to top
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Para la sociedad común que espera que toda mujer una vez que sea madre desarrolle el sentimiento maternal hacia su hije por ser una “condición natural,” les resulta inconcebible que pueda haber madres que carezcan de este afecto, por lo que son juzgadas y muy criticadas.
Elizabeth Badinter, autora del libro Un amor conquistado, mitos del Amor maternal, considera que el vínculo afectivo entre la madre y su bebe no es en su totalidad natural, sino que es una construcción social establecida día a día.
Debemos entender que hay una función primordial en la relación madre/hije que se basa en el sostenimiento del bebé, de quien va a ser la persona responsable desde que nace, porque para el niñe la madre es su mundo, toda gira en torno a ella, es quien le alimenta, le atiende y acompaña según va creciendo.
En el caso de la madre a pesar de que ame a su criatura, también tiene otras personas en su vida, como su pareja, quizás otro hije, y hasta su profesión, depende mucho de quién o cuál sea su prioridad. Por eso, hay doctores que afirman que para desarrollar este sentimiento maternal se necesita un contexto de facilitadores y ayuda en la vida de la mujer.
Estudios recientes realizados en la Universidad de California, acerca de las sustancias químicas del cerebro y el desarrollo social, sugieren que la hormona conocida como la oxitocina se eleva en los momentos en que estamos asociadas con vínculos maternales, como por ejemplo cuando estamos cerca del bebé de un ser querido.
Si nos basamos en esta definición, es fácil de comprender por qué hay casos en que la tía que no puede ser o aun no es mamá, puede desarrollar amor por sus sobrinos y a veces están dispuestas a dar mucho más que la propia madre, según sus niveles de oxitocina.
También puede ser el caso de los abuelos, las madrastras o padres de adopción, e incluso maestras que han desarrollado su cariño maternal a fuerza de enseñar cada día a niños pequeños donde ella es el centro de atención.
Lo mismo sucede con algunas niñeras que viven por años con familias con hijos y están encargadas de todo lo referente a ellos desde pequeños, por lo que los niños desarrollan la confianza y el cariño hacia ellas, ya que sienten que estas personas les están brindando toda su atención y cuidado. Ellos solo reconocen el amor que se les da y tratan de agradecer muchas veces con dibujos o tarjetas.
Un caso de la tía que ama a sus sobrinos sería el de Julia quien tenía 16 años, era soltera sin hijos y vivía con su hermana mayor de 21 con dos hijos, quien no se adaptó a su rol de madre, y terminó por dejar a los niños, al cuidado de Julia y de su otro hermano menor quien compartía la vivienda con ellas.
Julia tuvo que ser el soporte de estos dos niños y llegó a amarlos como propios, los cuidaba y educaba mientras que su hermano los ayudaba económicamente con lo que se necesitaba.
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