Cultura y noticias hispanas del Valle del Hudson
Ya que en unos días estaremos presentando un panel sobre los latinos en la política local (12 de octubre, 6pm en MPR, Campus Center, Bard College ¡te esperamos!), y que se acercan también las elecciones, me enfoco este mes en el compromiso cívico que debemos de cumplir si de verdad queremos ser escuchados.
Un poco de historia primero: recién diez años después de que la Ley de Derechos al Voto de 1965 (Voting Rights Act, en inglés) prohibiera las prácticas discriminatorias en el derecho al voto para los afroamericanos en los Estados Unidos, se pasó una enmienda, el artículo 4, en 1975, que amplió la protección a otros grupos minoritarios, como los hispanohablantes. La enmienda de 1975 fue un paso importante para permitir que los latinos pudieran construir poder electoral y político. Gracias a esa ley, el gobierno extendió la protección al derecho al voto para los votantes mexicoamericanos, puertorriqueños, latinos, asiáticos y nativos americanos. Por ejemplo, por primera vez las boletas electorales tenían que ser impresas en inglés y en español, una medida que incrementó la participación latina en las elecciones. Los estados deben brindar asistencia lingüística si más del 5% de las personas en edad de votar o si más de 10,000 ciudadanos no dominan el inglés.
Desde entonces, más y más latinos fueron a las urnas, pero siempre en proporciones menores a las del resto de la población. En 2022, si bien una de cada diez personas que emitió un voto era latina, solo salieron a votar el 38% de los hispanos elegibles. En comparación, 54% del resto de la población no hispana sí votó en las últimas elecciones. La Asociación Nacional de Funcionarios Latinos Electos y Designados (NALEO) expresó en esa ocasión que “los latinos participaron en cifras récord y jugaron un papel decisivo en el resultado de las elecciones, con más de 11,8 millones de latinos votando” y que hay que seguir invirtiendo en movilizar a los votantes latinos para que seamos “plenos participantes en la democracia de nuestra nación”.
Según la Brookings Institution, los latinos seremos la minoría más grande del país para 2045 y la población decisiva en futuras elecciones. Si es que nos ponemos las pilas y votamos, le agregaría yo. El Pew Hispanic Center explica que son los recién nacidos, no los inmigrantes, los que han impulsado el reciente crecimiento entre los hispanos en Estados Unidos. Durante la década de 2010, nació un promedio de un millón de bebés hispanos cada año. Al mismo tiempo, alrededor de 350.000 inmigrantes hispanos llegaron anualmente, una cifra mucho menor que en las dos décadas anteriores. Por todo eso, cuatro de cada cinco latinos son ciudadanos estadounidenses, mientras que cada año alrededor de un millón de jóvenes hispanos estadounidenses cumplen 18 años y son elegibles para votar.
La organización AACT, que promueve el voto, dice que “incrementar el número de votantes en cada elección significa una mejor representación, más ayuda económica para nuestras comunidades y una mejor calidad de vida. A los políticos solo les llama la atención dos cosas, el dinero y los votos. Si trabajamos juntos como comunidad e incrementamos nuestros votos, nuestros Legisladores Estatales y Nacionales escucharán nuestras necesidades. Aspectos como la educación, servicios médicos, inmigración, infraestructura, economía, veteranos, medio ambiente, son afectados por nuestro voto”.
No te puedo decir por quién votar, pero sí que por favor te informes sobre tus candidatos y salgas a votar el martes 7 de noviembre. La página no partidista vote411.org de la Liga de Mujeres Votantes puede ser una buena fuente para enterarte de qué hay en la boleta, y la página de la junta electoral de tu condado, o del estado, elections.ny.gov, un buen lugar para registrarte para votar, averiguar tu lugar de votación o cambiar tu dirección. En Nueva York también tenemos elecciones tempranas, del 28 de octubre al 5 de noviembre, lo que hace más conveniente ejercer nuestro derecho. Nuestro voto cuenta mucho más de lo que te imaginas.
Mariel Fiori
Managing Editor
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COPYRIGHT 2023
La Voz, Cultura y noticias hispanas del Valle de Hudson
Un poco de historia primero: recién diez años después de que la Ley de Derechos al Voto de 1965 (Voting Rights Act, en inglés) prohibiera las prácticas discriminatorias en el derecho al voto para los afroamericanos en los Estados Unidos, se pasó una enmienda, el artículo 4, en 1975, que amplió la protección a otros grupos minoritarios, como los hispanohablantes. La enmienda de 1975 fue un paso importante para permitir que los latinos pudieran construir poder electoral y político. Gracias a esa ley, el gobierno extendió la protección al derecho al voto para los votantes mexicoamericanos, puertorriqueños, latinos, asiáticos y nativos americanos. Por ejemplo, por primera vez las boletas electorales tenían que ser impresas en inglés y en español, una medida que incrementó la participación latina en las elecciones. Los estados deben brindar asistencia lingüística si más del 5% de las personas en edad de votar o si más de 10,000 ciudadanos no dominan el inglés.
Desde entonces, más y más latinos fueron a las urnas, pero siempre en proporciones menores a las del resto de la población. En 2022, si bien una de cada diez personas que emitió un voto era latina, solo salieron a votar el 38% de los hispanos elegibles. En comparación, 54% del resto de la población no hispana sí votó en las últimas elecciones. La Asociación Nacional de Funcionarios Latinos Electos y Designados (NALEO) expresó en esa ocasión que “los latinos participaron en cifras récord y jugaron un papel decisivo en el resultado de las elecciones, con más de 11,8 millones de latinos votando” y que hay que seguir invirtiendo en movilizar a los votantes latinos para que seamos “plenos participantes en la democracia de nuestra nación”.
Según la Brookings Institution, los latinos seremos la minoría más grande del país para 2045 y la población decisiva en futuras elecciones. Si es que nos ponemos las pilas y votamos, le agregaría yo. El Pew Hispanic Center explica que son los recién nacidos, no los inmigrantes, los que han impulsado el reciente crecimiento entre los hispanos en Estados Unidos. Durante la década de 2010, nació un promedio de un millón de bebés hispanos cada año. Al mismo tiempo, alrededor de 350.000 inmigrantes hispanos llegaron anualmente, una cifra mucho menor que en las dos décadas anteriores. Por todo eso, cuatro de cada cinco latinos son ciudadanos estadounidenses, mientras que cada año alrededor de un millón de jóvenes hispanos estadounidenses cumplen 18 años y son elegibles para votar.
La organización AACT, que promueve el voto, dice que “incrementar el número de votantes en cada elección significa una mejor representación, más ayuda económica para nuestras comunidades y una mejor calidad de vida. A los políticos solo les llama la atención dos cosas, el dinero y los votos. Si trabajamos juntos como comunidad e incrementamos nuestros votos, nuestros Legisladores Estatales y Nacionales escucharán nuestras necesidades. Aspectos como la educación, servicios médicos, inmigración, infraestructura, economía, veteranos, medio ambiente, son afectados por nuestro voto”.
No te puedo decir por quién votar, pero sí que por favor te informes sobre tus candidatos y salgas a votar el martes 7 de noviembre. La página no partidista vote411.org de la Liga de Mujeres Votantes puede ser una buena fuente para enterarte de qué hay en la boleta, y la página de la junta electoral de tu condado, o del estado, elections.ny.gov, un buen lugar para registrarte para votar, averiguar tu lugar de votación o cambiar tu dirección. En Nueva York también tenemos elecciones tempranas, del 28 de octubre al 5 de noviembre, lo que hace más conveniente ejercer nuestro derecho. Nuestro voto cuenta mucho más de lo que te imaginas.
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