Cultura y noticias hispanas del Valle del Hudson
Seguridad durante la escuela
Por Olga Maritza Salazar
September 2023Empieza la temporada en que miles de estudiantes de todas las edades vuelven a movilizarse a las escuelas y universidades, siendo un aspecto muy importante para las familias la seguridad que brindan los centros de estudios al que asisten sus hijos.
En la actualidad debido a la violencia que se presentan durante la época de clases en los Estados Unidos, se exige que todos los centros educativos tengan un programa de Seguridad, y de Emergencia, que reduzca cualquier riesgo para los estudiantes y docentes ante cualquier situación de peligro, o de algún desastre natural que se presente.
Por nuestra parte, debemos de enseñar a nuestros hijos a auto cuidarse además de las medidas de seguridad que existen, sobre todo a los menores quienes muchas veces ignoran cómo actuar en un momento de confusión, o ante una situación fuera de lo normal durante el periodo escolar.
En décadas anteriores, lo que más nos pudo inquietar era que nuestros hijos estarían nerviosos al comenzar las clases por ser un nuevo ambiente, o en una nueva aula, o quizás el mudarnos a otra ciudad, y si esto pasaba conversábamos con ellos y los animábanos a no temer, y a controlar su ansiedad.
En la mayoría de los casos, uno es quien los acompaña a la escuela o hasta el paradero del bus si son pequeños, y según van creciendo deciden ir con algún compañero o vecino para acompañarse, hasta que llegase el año en que se movilizaran por sí mismos en sus propios vehículos.
Hoy en día, estos temores son mínimos ante la realidad que tenemos que enfrentar, el número de ataques a los centros de estudios se incrementaron después de la pandemia del COVID-19 y por ende también aumentó el número de estudiantes traumatizados por las prácticas
preventivas que se llevan a cabo en las escuelas.
Estas situaciones nos llevan a preguntarnos ¿cuál sería la mejor solución para frenar esta violencia? y ¿cómo evitar estas traumatizantes prácticas?
Algunos distritos escolares combaten estos hechos teniendo personal armado en todos los centros de estudios (School Resource Officer) pero en algunos casos esto resulta peor para el lugar porque no se debe responder a la violencia con más violencia.
Lo ideal es que estos agentes sean parte de la comunidad escolar y que su formación sirva para imponer la paz, con el uso mínimo de fuerza.
Las escuelas deben implantar actividades en donde creen conciencia en los estudiantes de que todos son iguales ante la ley, y así evitar la discriminación que es una de las causas principales de odio entre los jóvenes.
Los profesores deben tocar temas alusivos a la paz, a los valores humanos y el respeto a todos, de esa forma enseñarles aplicar la no violencia a sus alumnos para resolver diferentes conflictos cotidianos.
Crear actividades que transmitan emociones positivas, para hacerles onscientes de que viven momentos agradables en sus centros de estudio. Es posible que así todos se sientan parte del grupo.
El fin de estas prácticas es prevenir los sentimientos de violencia y de bullying o intimidación de algunos jóvenes porque el compartir emociones positivas ayuda a todos a reforzar su autoestima y se propicia un buen ambiente entre compañeros.
Los padres también deben ser consciente que todo lo que hay en el corazón de un joven es lo que ha sido aprendido desde el hogar y de la calle. El ser violento no es un comportamiento natural del ser humano, se aprende a serlo según las experiencias que se vive.
Es muy importante que los padres conozcan cómo afecta el trato que le dan a sus hijos en el hogar, conocer las amistades que frecuentan y saber la conducta que lleva fuera de casa.
Si fuera necesario, consultar con un profesional que nos guíe en lo que debemos hacer o cómo actuar, si captamos que algo no está marchando correctamente en el comportamiento de nuestros hijos.
Debemos tener siempre presente que: “Un pensamiento de odio de violencia, debe ser reemplazado con otro de paz y Amor”.
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Por nuestra parte, debemos de enseñar a nuestros hijos a auto cuidarse además de las medidas de seguridad que existen, sobre todo a los menores quienes muchas veces ignoran cómo actuar en un momento de confusión, o ante una situación fuera de lo normal durante el periodo escolar.
En décadas anteriores, lo que más nos pudo inquietar era que nuestros hijos estarían nerviosos al comenzar las clases por ser un nuevo ambiente, o en una nueva aula, o quizás el mudarnos a otra ciudad, y si esto pasaba conversábamos con ellos y los animábanos a no temer, y a controlar su ansiedad.
En la mayoría de los casos, uno es quien los acompaña a la escuela o hasta el paradero del bus si son pequeños, y según van creciendo deciden ir con algún compañero o vecino para acompañarse, hasta que llegase el año en que se movilizaran por sí mismos en sus propios vehículos.
Hoy en día, estos temores son mínimos ante la realidad que tenemos que enfrentar, el número de ataques a los centros de estudios se incrementaron después de la pandemia del COVID-19 y por ende también aumentó el número de estudiantes traumatizados por las prácticas
preventivas que se llevan a cabo en las escuelas.
Estas situaciones nos llevan a preguntarnos ¿cuál sería la mejor solución para frenar esta violencia? y ¿cómo evitar estas traumatizantes prácticas?
Algunos distritos escolares combaten estos hechos teniendo personal armado en todos los centros de estudios (School Resource Officer) pero en algunos casos esto resulta peor para el lugar porque no se debe responder a la violencia con más violencia.
Lo ideal es que estos agentes sean parte de la comunidad escolar y que su formación sirva para imponer la paz, con el uso mínimo de fuerza.
Las escuelas deben implantar actividades en donde creen conciencia en los estudiantes de que todos son iguales ante la ley, y así evitar la discriminación que es una de las causas principales de odio entre los jóvenes.
Los profesores deben tocar temas alusivos a la paz, a los valores humanos y el respeto a todos, de esa forma enseñarles aplicar la no violencia a sus alumnos para resolver diferentes conflictos cotidianos.
Crear actividades que transmitan emociones positivas, para hacerles onscientes de que viven momentos agradables en sus centros de estudio. Es posible que así todos se sientan parte del grupo.
El fin de estas prácticas es prevenir los sentimientos de violencia y de bullying o intimidación de algunos jóvenes porque el compartir emociones positivas ayuda a todos a reforzar su autoestima y se propicia un buen ambiente entre compañeros.
Los padres también deben ser consciente que todo lo que hay en el corazón de un joven es lo que ha sido aprendido desde el hogar y de la calle. El ser violento no es un comportamiento natural del ser humano, se aprende a serlo según las experiencias que se vive.
Es muy importante que los padres conozcan cómo afecta el trato que le dan a sus hijos en el hogar, conocer las amistades que frecuentan y saber la conducta que lleva fuera de casa.
Si fuera necesario, consultar con un profesional que nos guíe en lo que debemos hacer o cómo actuar, si captamos que algo no está marchando correctamente en el comportamiento de nuestros hijos.
Debemos tener siempre presente que: “Un pensamiento de odio de violencia, debe ser reemplazado con otro de paz y Amor”.
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