Cultura y noticias hispanas del Valle del Hudson
OpiniĆ³n
Salvaguardar la cultura
Por Martha Tepepa
December 2022La palabra "Cultura" proviene del latín "cultus", y significa "cultivo del espíritu humano”. En las ciencias sociales y desde una perspectiva multidimensional, analizamos las distintas expresiones de una sociedad determinada, o comunidad, en cada época y en cada lugar. De forma tal que distinguimos las costumbres, las prácticas, los rituales, los tipos de vestimenta, la gastronomía, las creencias, las normas de comportamiento, las expresiones artísticas, la organización y la impartición de “justicia”, entre otros aspectos. Es importante recalcar que la cultura es una creación de la humanidad, y que los cambios, o modificaciones, son colectivamente aceptados, y en algunos casos, impuestos a la fuerza (guerras y conquistas).
Según la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, (en inglés, UNESCO) la cultura permite a la humanidad reflexionar, “discernir valores y buscar nuevos significados".
La cultura, por tanto, no es estática, se modifica pues es parte esencial del desarrollo de las comunidades y es evidencia del avance científico de la humanidad. En la actualidad, la combinación del proceso de globalización y la revolución tecnológica, (internet, redes sociales y modernidad), han acelerado un proceso de apertura interesante.
La migración añade otro aspecto importante a la discusión. Quienes emigran a otro país, aprenden nuevos idiomas, adoptan nuevas costumbres y tienen nuevas formas de vida. Esto puede ser un arma de doble filo, porque inmersos en lo novedoso, se deja de lado nuestra verdadera esencia, nuestro sentido de ser, nuestro origen, nuestra historia, nuestro sentido de pertenencia y con ello nuestros valores, para tratar de asumir y adaptarse a un nuevo papel en una nueva comunidad.
En este sentido, existen varias posiciones teóricas que ofrecen espacios de reflexión. Por razones de espacio vamos a exponer dos teorías opuestas: la de asimilación y la bicultural.
El enfoque de Asimilación, con base en la teoría del déficit cultural, propone que debe enseñarse y capacitarse a la población culturalmente “diferente”, y que, al privar, o suprimir la cultura anterior, los individuos podrán desarrollar su “capital humano” a través de la educación, para acceder a mejores condiciones de vida, traduciéndose en una mejor economía y sociedad en general (Sleeter y Grant 1987).
Por otro lado, están quienes proponen que la cultura “madre” (origen) debería mantenerse y preservarse y la cultura dominante (llegada) debería adquirirse como una alternativa o segunda cultura: “La educación bicultural debe conducir, en último término, a la completa participación de los jóvenes del grupo mayoritario o de los minoritarios en las oportunidades socioeconómicas que ofrece el Estado, y todo ello sin que los miembros de un grupo minoritario tengan que perder su identidad cultural o su lengua” (Morrill, 1987), dotándoles de un sentido de su identidad y preparándoles a la vez para que participen de lleno en la sociedad dominante (Burger, 1969).
La primera teoría, la de asimilación, es un enfoque lineal y sectorial que si bien era predominante hace ya varias décadas (incluso siglos), no refleja el mundo de hoy. También lleva implícito un mensaje de rechazo y confrontación. Mantener que existe una cultura dominante frente a otras minoritarias es establecer de entrada un conflicto, que enfatiza las diferencias generalmente convirtiéndolas en desigualdades.
La segunda teoría es más dinámica y exige respuestas creativas y acciones más incluyentes pues en este contexto, el propio concepto de cultura es difuso, inacabado y en constante movimiento porque incluye una pluralidad de grupos étnicos y pluralidad cultural. La población inmigrante es competente en múltiples culturas y cada persona dispone de múltiples identidades según la situación social y el grupo étnico en el que se desarrolla.
La UNESCO ha adoptado la segunda posición, pues respeta los derechos humanos, y señala la importancia de las acciones para preservar el patrimonio cultural de la humanidad, pues la salida de miembros de las comunidades de origen se podría traducir en la desaparición de elementos culturales. Por ejemplo, existen idiomas que, al no usarse en una comunidad, se extinguen. México es uno de los países con más riqueza lingüística y cultural del planeta, tiene 68 lenguas originarias y más de 350 variantes. El Instituto Nacional de Lenguas Indígenas (INALI) advierte que el 70 por ciento de las lenguas están por desaparecer en los próximos años.
La UNESCO también señala que es posible diseñar políticas públicas que promuevan el desarrollo económico y salvaguarden el patrimonio cultural: “Los beneficios indirectos generados por la cultura tienen un efecto acumulativo, gracias a las actividades eficaces con base cultural encaminadas al logro de los Objetivos de Desarrollo Sustentable: crear ciudades seguras y sostenibles, fomentar el crecimiento económico y el trabajo decente, reducir la desigualdad, detener la degradación del medio ambiente, lograr la igualdad de género y promover sociedades pacíficas e inclusivas”.
Fomentar un nivel de conciencia sobre la diversidad cultural, partiendo de la antropología cultural, significa reconocer y conocer las diferencias culturales existentes en el entorno que ahora habitamos. Percibir y analizar las desigualdades sociales en las que a veces se traducen las diversidades anteriores, las desigualdades en la distribución del poder y los recursos en la sociedad. Ser críticos constructivos de las posibles traducciones de nuestra cultura y proponer alternativas o correcciones tomando una posición activa en la acción social. Y, sobre todo, desechar la idea de que siempre es irremediable una exclusión entre la preservación de identidades y peculiaridades étnicas o culturales de grupos “minoritarios” (desfavorecidos) y la movilidad social ascendente o el acceso a instancias de mayor poder socioeconómico.
FUENTES:
-Burger, H.G.: Ethnics on Education: Reports on a Conference of Spanish-Speaking,
Amerindian, and - Cultural on Southwestern Teaching and Learning. Bethesda,
Md: ERIC, Publication, 1969.
-Morrill, R.: The Education of Minority Children in Denmark. «Equity and Excellence», vol. 23, 1-2, pp. 123-125, 1987.
-Sleeter, C.E. and Grant, C.A.: An Analysis of Multicultural Education in the States, in Harvard Educational Review, vol. 57, 4, pp. 421-444. 1987.
-UNESCO, Patrimonio Cultural Inmaterial. es.unesco.org/themes/patrimonio-cultural-inmaterial
*Martha Tepepa es Profesora Adjunta de Antropología Cultural en Western Connecticut State University.
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La cultura, por tanto, no es estática, se modifica pues es parte esencial del desarrollo de las comunidades y es evidencia del avance científico de la humanidad. En la actualidad, la combinación del proceso de globalización y la revolución tecnológica, (internet, redes sociales y modernidad), han acelerado un proceso de apertura interesante.
La migración añade otro aspecto importante a la discusión. Quienes emigran a otro país, aprenden nuevos idiomas, adoptan nuevas costumbres y tienen nuevas formas de vida. Esto puede ser un arma de doble filo, porque inmersos en lo novedoso, se deja de lado nuestra verdadera esencia, nuestro sentido de ser, nuestro origen, nuestra historia, nuestro sentido de pertenencia y con ello nuestros valores, para tratar de asumir y adaptarse a un nuevo papel en una nueva comunidad.
En este sentido, existen varias posiciones teóricas que ofrecen espacios de reflexión. Por razones de espacio vamos a exponer dos teorías opuestas: la de asimilación y la bicultural.
El enfoque de Asimilación, con base en la teoría del déficit cultural, propone que debe enseñarse y capacitarse a la población culturalmente “diferente”, y que, al privar, o suprimir la cultura anterior, los individuos podrán desarrollar su “capital humano” a través de la educación, para acceder a mejores condiciones de vida, traduciéndose en una mejor economía y sociedad en general (Sleeter y Grant 1987).
Por otro lado, están quienes proponen que la cultura “madre” (origen) debería mantenerse y preservarse y la cultura dominante (llegada) debería adquirirse como una alternativa o segunda cultura: “La educación bicultural debe conducir, en último término, a la completa participación de los jóvenes del grupo mayoritario o de los minoritarios en las oportunidades socioeconómicas que ofrece el Estado, y todo ello sin que los miembros de un grupo minoritario tengan que perder su identidad cultural o su lengua” (Morrill, 1987), dotándoles de un sentido de su identidad y preparándoles a la vez para que participen de lleno en la sociedad dominante (Burger, 1969).
La primera teoría, la de asimilación, es un enfoque lineal y sectorial que si bien era predominante hace ya varias décadas (incluso siglos), no refleja el mundo de hoy. También lleva implícito un mensaje de rechazo y confrontación. Mantener que existe una cultura dominante frente a otras minoritarias es establecer de entrada un conflicto, que enfatiza las diferencias generalmente convirtiéndolas en desigualdades.
La segunda teoría es más dinámica y exige respuestas creativas y acciones más incluyentes pues en este contexto, el propio concepto de cultura es difuso, inacabado y en constante movimiento porque incluye una pluralidad de grupos étnicos y pluralidad cultural. La población inmigrante es competente en múltiples culturas y cada persona dispone de múltiples identidades según la situación social y el grupo étnico en el que se desarrolla.
La UNESCO ha adoptado la segunda posición, pues respeta los derechos humanos, y señala la importancia de las acciones para preservar el patrimonio cultural de la humanidad, pues la salida de miembros de las comunidades de origen se podría traducir en la desaparición de elementos culturales. Por ejemplo, existen idiomas que, al no usarse en una comunidad, se extinguen. México es uno de los países con más riqueza lingüística y cultural del planeta, tiene 68 lenguas originarias y más de 350 variantes. El Instituto Nacional de Lenguas Indígenas (INALI) advierte que el 70 por ciento de las lenguas están por desaparecer en los próximos años.
La UNESCO también señala que es posible diseñar políticas públicas que promuevan el desarrollo económico y salvaguarden el patrimonio cultural: “Los beneficios indirectos generados por la cultura tienen un efecto acumulativo, gracias a las actividades eficaces con base cultural encaminadas al logro de los Objetivos de Desarrollo Sustentable: crear ciudades seguras y sostenibles, fomentar el crecimiento económico y el trabajo decente, reducir la desigualdad, detener la degradación del medio ambiente, lograr la igualdad de género y promover sociedades pacíficas e inclusivas”.
Fomentar un nivel de conciencia sobre la diversidad cultural, partiendo de la antropología cultural, significa reconocer y conocer las diferencias culturales existentes en el entorno que ahora habitamos. Percibir y analizar las desigualdades sociales en las que a veces se traducen las diversidades anteriores, las desigualdades en la distribución del poder y los recursos en la sociedad. Ser críticos constructivos de las posibles traducciones de nuestra cultura y proponer alternativas o correcciones tomando una posición activa en la acción social. Y, sobre todo, desechar la idea de que siempre es irremediable una exclusión entre la preservación de identidades y peculiaridades étnicas o culturales de grupos “minoritarios” (desfavorecidos) y la movilidad social ascendente o el acceso a instancias de mayor poder socioeconómico.
FUENTES:
-Burger, H.G.: Ethnics on Education: Reports on a Conference of Spanish-Speaking,
Amerindian, and - Cultural on Southwestern Teaching and Learning. Bethesda,
Md: ERIC, Publication, 1969.
-Morrill, R.: The Education of Minority Children in Denmark. «Equity and Excellence», vol. 23, 1-2, pp. 123-125, 1987.
-Sleeter, C.E. and Grant, C.A.: An Analysis of Multicultural Education in the States, in Harvard Educational Review, vol. 57, 4, pp. 421-444. 1987.
-UNESCO, Patrimonio Cultural Inmaterial. es.unesco.org/themes/patrimonio-cultural-inmaterial
*Martha Tepepa es Profesora Adjunta de Antropología Cultural en Western Connecticut State University.
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