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Editorial

Nuestro Lugar 

Por Mariel Fiori
April 2022
Llega abril y con él los primeros brotes, las lluvias, las flores, la posibilidad de plantar nuestra propia huerta en casa, usando nuestro propio abono. Los desechos orgánicos de la cocina que no tienen por qué ir al vertedero, se transforman en una tierra fértil, un humus perfecto para nuestros alimentos caseros y orgánicos. Este es nuestro lugar actual, acá nos establecimos y acá estamos, viviendo con la mayor conciencia posible del impacto de nuestras acciones en nuestro ambiente. 

El mes pasado hablaba de cómo nuestras palabras importan mucho más de lo que pensamos, cómo lo que decimos puede crear traumas o generar amor. Hoy toca hablar de ponernos manos a la obra con nuestras acciones, para que ese amor que decimos tener por nuestras familias, nuestros hijes, la raza humana, se manifieste.

Qué mejor momento que el mes de abril, cuando todo renace con la primavera y nuestra Madre Tierra nos recuerda que sin ella no podemos vivir. De hecho, la Organización de la Naciones Unidas dice que es urgente actuar, a nivel mundial, gubernamental e individual.  “Los océanos se llenan de plásticos y se vuelven más ácidos. El calor extremo, los incendios forestales, las inundaciones y otros eventos climáticos han afectado a millones de personas. Nos enfrentamos al COVID -19, una pandemia sanitaria mundial con una fuerte relación con la salud de nuestro ecosistema”. Y explica en su informe titulado Cuidar a nuestra Madre Tierra: “El cambio climático, los cambios provocados por el hombre en la naturaleza, así como los crímenes que perturban la biodiversidad, como la deforestación, el cambio de uso del suelo, la producción agrícola y ganadera intensiva o el creciente comercio ilegal de vida silvestre, pueden acelerar el ritmo de destrucción del planeta”. Y es que “Restaurar los ecosistemas dañados ayudará a acabar con la pobreza, a combatir el cambio climático y prevenir una extinción masiva. Pero sólo lo conseguiremos si todo el mundo pone de su parte”.

¿Qué es eso de la extinción masiva? En 2020 nos avisaron que solo nos quedaban 10 años para evitar la sexta era de extinción masiva del planeta, la primera vez que una extinción masiva es causada por los humanos (ahora nos quedan ocho). En los últimos 50 años, explican desde la ONU, la economía mundial prácticamente se ha quintuplicado, en gran parte debido a que la extracción de recursos naturales y energía se ha triplicado, impulsando la producción y el consumo. La población mundial se ha multiplicado por dos, hasta alcanzar los 7.800 millones de personas y, aunque en promedio la prosperidad también se ha duplicado, unos 1.300 millones de personas continúan siendo pobres y unos 700 millones pasan hambre. El modelo de desarrollo cada vez más desigual y de alto consumo de recursos impulsa el deterioro del medio ambiente a través del cambio climático, la pérdida de biodiversidad y otras formas de contaminación y degradación de los recursos. Ahí está la respuesta: alto consumo de recursos sin mirar las consecuencias, nos llevan a la extinción.

El 22 de abril se celebra el Día Internacional de la Madre Tierra y es un buen momento para recordar que necesitamos cambiar, que necesitamos una economía más sostenible que funcione tanto para las personas como para el planeta. La ONU quiere que hagamos “las paces con la naturaleza”: la sociedad debe incluir el capital natural en la toma de decisiones, eliminar los subsidios perjudiciales para el medio ambiente e invertir en la transición hacia un futuro sostenible. 

¿Cómo hacemos las paces con la naturaleza? En su plan científico para hacer frente a las emergencias del clima, la biodiversidad y la contaminación, se explica que a nivel individual, podemos: ejercer nuestros derechos electorales y cívicos, cambiar nuestras dietas y hábitos de viaje, evitar el desperdicio de alimentos y recursos, al reducir el consumo de agua y energía. También podemos promover el cambio de comportamiento mediante la concienciación de nuestras comunidades. “La cooperación, la innovación y el intercambio de conocimientos entre los seres humanos crearán nuevas posibilidades y oportunidades sociales y económicas”. Los cambios en los hábitos de consumo son fundamentales para transformar los sistemas alimentarios, hídricos y energéticos.

Estoy muy de acuerdo con todos los puntos que se proponen en su plan de 42 páginas, tanto para gobiernos, organizaciones comerciales y civiles, medios de comunicación e individuos. Se habla también que la manera en que medimos la actividad económica, como el producto interno bruto, no es adecuada porque no incluyen el valor de las contribuciones de la naturaleza al bienestar humano. Tanta extracción y explotación capitalista nos está matando y es hora de actuar, desde todos los ámbitos. Este es nuestro lugar, y lo tenemos que cuidar.

Mariel Fiori
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