Cultura y noticias hispanas del Valle del Hudson
El desarrollo infantil y los dispositivos móviles
Por Olga Maritza Salazar
March 2022En la última década parece inconcebible que una persona pueda estar sin un dispositivo móvil como son las tabletas o el celular. Nos hemos tornado tan dependientes de esos aparatos, que hemos terminado transmitiendo esta dependencia a nuestros hijos, y en muchos casos a una edad muy temprana.
El celular se encarga de despertarlos, de informarles acerca del clima, y sobre todo de entretenerlo en sus momentos de ocio o de espera entre una actividad u otra, la gran mayoría de muchachos lo usan hasta cuando caminan o para la hora de dormir.
Con todo esto se ha generado un enorme déficit de atención en los niños y jóvenes, un aprendizaje más lento, una gran falta de autocontrol al querer recompensas rápidas a sus demandas, como son las rabietas, deseando obtener una gratificación instantánea.
Además, el continuo uso de estos aparatos tecnológicos los induce al sedentarismo, y lleva a un aumento de obesidad infantil causando también problemas cardiovasculares. También afecta el sueño de nuestros hijos, si dejamos que los usen unas horas antes de ir a dormir, provocándoles cansancio e irritabilidad.
La estimulación de estos dispositivos móviles activan la hormona de la dopamina, conocida como la hormona de las adiciones o del placer, el uso de la tablet o el celular dan chispazos de dopamina a los niños, pero después que ya no están entretenidos con estos dispositivos sienten desgano o la falta de entusiasmo para realizar alguna otra actividad.
Como los niños se aburren recurren rápidamente a la tecnología, y de esta manera empiezan a bloquear el desarrollo normal de una parte de su cerebro, que es la corteza prefrontal una zona del centro neurológico, donde desarrollamos la paciencia, la atención, concentración y la capacidad de resolver problemas, cuya madurez se alcanza de acuerdo a la edad.
Esta corteza prefrontal se activa de tres maneras: con luz, sonido, y movimiento. Lo que los padres esperamos es que se active con estos tres estímulos de forma natural, y que nuestros hijos sean capaces de prestar la atención debida a lo que están haciendo, que se concentren en lo que aprenden, que puedan tomar decisiones de cosas sencillas si son pequeños y continúan según su capacidad hasta ser adultos.
Si nosotros les damos una tablet o el celular a nuestros hijos pequeños, esta les brinda luz, sonido, y movimiento, de esta manera estamos estimulando su corteza pre frontal desde afuera, entonces ellos ya no tendrán que hacer ningún esfuerzo para ser estimulados, y así solo conseguiremos atrofiar el desarrollo de su capacidad de criterio.
Según estudios médicos, otro aspecto en el que afecta el continuo uso de estos dispositivos en los infantes, es que pueden llegar a tener lesiones en las manos, muñecas, codos y hombros ocasionados por movimientos repetitivos, esto origina que los tendones se inflaman y se tornan muy sensibles.
Por todas estas razones la Organización Mundial de la salud (OMS) indica que las actividades que se lleven a cabo frente a una pantalla de uno de estos aparatos tecnológicos no debe ser de más de una hora para los niños menores de cuatro años.
Supervisando a nuestros hijos, el tiempo y el uso que le dedican a estas pantallas, evitaremos muchos de estos males incluyendo el aislamiento voluntario de los niños de su entorno social como viene sucediendo en estos últimos dos años.
Seamos siempre conscientes como padres que la comunicación verbal, que no tenemos con nuestros hijos en su niñez, será muy difícil de obtener en su adolescencia o juventud que es la etapa donde se tornan independientes en sus decisiones y hasta rebeldes.
Por eso es muy importante que lleven a cabo actividades familiares donde todos se comuniquen, y dejen a un lado todo aparato tecnológico por estos periodos de expansión sana y que practiquen más juegos físicos, solo así evitaremos que la familia se convierta en parte de una sociedad zombie que no se dan cuenta de lo que pasa a su alrededor.
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Con todo esto se ha generado un enorme déficit de atención en los niños y jóvenes, un aprendizaje más lento, una gran falta de autocontrol al querer recompensas rápidas a sus demandas, como son las rabietas, deseando obtener una gratificación instantánea.
Además, el continuo uso de estos aparatos tecnológicos los induce al sedentarismo, y lleva a un aumento de obesidad infantil causando también problemas cardiovasculares. También afecta el sueño de nuestros hijos, si dejamos que los usen unas horas antes de ir a dormir, provocándoles cansancio e irritabilidad.
La estimulación de estos dispositivos móviles activan la hormona de la dopamina, conocida como la hormona de las adiciones o del placer, el uso de la tablet o el celular dan chispazos de dopamina a los niños, pero después que ya no están entretenidos con estos dispositivos sienten desgano o la falta de entusiasmo para realizar alguna otra actividad.
Como los niños se aburren recurren rápidamente a la tecnología, y de esta manera empiezan a bloquear el desarrollo normal de una parte de su cerebro, que es la corteza prefrontal una zona del centro neurológico, donde desarrollamos la paciencia, la atención, concentración y la capacidad de resolver problemas, cuya madurez se alcanza de acuerdo a la edad.
Esta corteza prefrontal se activa de tres maneras: con luz, sonido, y movimiento. Lo que los padres esperamos es que se active con estos tres estímulos de forma natural, y que nuestros hijos sean capaces de prestar la atención debida a lo que están haciendo, que se concentren en lo que aprenden, que puedan tomar decisiones de cosas sencillas si son pequeños y continúan según su capacidad hasta ser adultos.
Si nosotros les damos una tablet o el celular a nuestros hijos pequeños, esta les brinda luz, sonido, y movimiento, de esta manera estamos estimulando su corteza pre frontal desde afuera, entonces ellos ya no tendrán que hacer ningún esfuerzo para ser estimulados, y así solo conseguiremos atrofiar el desarrollo de su capacidad de criterio.
Según estudios médicos, otro aspecto en el que afecta el continuo uso de estos dispositivos en los infantes, es que pueden llegar a tener lesiones en las manos, muñecas, codos y hombros ocasionados por movimientos repetitivos, esto origina que los tendones se inflaman y se tornan muy sensibles.
Por todas estas razones la Organización Mundial de la salud (OMS) indica que las actividades que se lleven a cabo frente a una pantalla de uno de estos aparatos tecnológicos no debe ser de más de una hora para los niños menores de cuatro años.
Supervisando a nuestros hijos, el tiempo y el uso que le dedican a estas pantallas, evitaremos muchos de estos males incluyendo el aislamiento voluntario de los niños de su entorno social como viene sucediendo en estos últimos dos años.
Seamos siempre conscientes como padres que la comunicación verbal, que no tenemos con nuestros hijos en su niñez, será muy difícil de obtener en su adolescencia o juventud que es la etapa donde se tornan independientes en sus decisiones y hasta rebeldes.
Por eso es muy importante que lleven a cabo actividades familiares donde todos se comuniquen, y dejen a un lado todo aparato tecnológico por estos periodos de expansión sana y que practiquen más juegos físicos, solo así evitaremos que la familia se convierta en parte de una sociedad zombie que no se dan cuenta de lo que pasa a su alrededor.
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