Cultura y noticias hispanas del Valle del Hudson
La lucha sigue
Por Mariel Fiori
November 2020La lucha sigue, no matter what. A no dormirse otra vez en los laureles.
Por si no se enteraron, en Estados Unidos dominan dos partidos, los demócratas y republicanos, los buenos y los malos, o viceversa, según quién lo mire. Pero esta polaridad no es tal. Y es que este círculo vicioso del sistema bipartidista nos trajo hasta la situación en la que nos encontramos hoy: enfermos sin salida de una pandemia prevenible, estresados con la escuela remota, preocupados por el pan de cada día, hartos de la inequidad, de la injusticia social, del racismo, de la degradación medioambiental y económica en un país de gran abundancia, para unos pocos, que se desenvuelve en un péndulo constante. Sí, un péndulo un poco torcido que va de demócrata a republicano, y de republicano a demócrata, con bastante precisión.
Si haces una breve búsqueda online sobre el partido de los presidentes que tuvo los Estados Unidos desde 1853 al presente, verás cómo en esa lista por los últimos 167 años se han ido pasando la pelota mutuamente entre los elefantes y los burros, republicanos y demócratas, dos mamíferos cuadrúpedos muy similares, tanto metafórica como literalmente.
Ambos partidos han estado en el poder tanto tiempo, a nivel nacional, estatal y local y están tan arraigados a sus intereses que son capaces de prometer cualquier cosa para ganar las elecciones. Está en nosotros hacerlos responsable por esas promesas. Como por ejemplo prometernos la reforma migratoria, que desde el presidente Bush no ha tenido realmente un lugar principal en el congreso. Las políticas de deportación masiva de la primera presidencia de Obama y la cruel separación de niños de sus familias en la frontera de Trump no se las inventaron ellos. No, en realidad estaban ya en la ley IRIRA que en su momento había aprobado el gobierno del presidente Clinton. ¿Quiénes son los buenos y quiénes son los malos? Yo estoy confundida. O tal vez no.
Nos han usados a los inmigrantes como una pieza más de su ajedrez estratégico político, para usarnos bien como chivo expiatorio, carne de cañón, o bien para prometernos el oro y el moro si votamos por ello. Acá les digo bien clarito: el fin no justifica los medios, y mucho menos cuando se trata del sufrimiento ajeno. Pero claro, así funciona el capitalismo: extraer el máximo beneficio (y sin mirar a quién se le extrae).
Así que para mi lista (compartida por muchos) de cómo esta democracia tendría que cambiar para ser realmente un gobierno que trabaja y representa al pueblo, y no solo al 2 por ciento más rico incluyo: terminar con el vetusto colegio electoral; sacar el dinero de la política con campañas financiadas públicamente; invitar a los debates a todos los candidatos (y no solo los de los partidos principales) para poder escuchar todas las voces y tal vez tomar una mejor decisión; que especialistas independientes armen los mapas de los distritos electorales; establecer límites en la cantidad de años que tanto congresistas y senadores como jueces de la corte suprema de justicia pueden ejercer en sus cargos; entre otros puntos importantes. Y por supuesto, en primer lugar para la lista: cerrar los campos de detención de inmigrantes y pasar la reforma migratoria integral lo antes posible, no solo porque millones de familias se lo merecen, sino porque además ayudaría a reactivar la economía rápidamente.
Algo así decía Nelson Mandela: lo imposible solo tarda en llegar. La lucha sigue compañeros, no matter what.
Mariel Fiori
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Si haces una breve búsqueda online sobre el partido de los presidentes que tuvo los Estados Unidos desde 1853 al presente, verás cómo en esa lista por los últimos 167 años se han ido pasando la pelota mutuamente entre los elefantes y los burros, republicanos y demócratas, dos mamíferos cuadrúpedos muy similares, tanto metafórica como literalmente.
Ambos partidos han estado en el poder tanto tiempo, a nivel nacional, estatal y local y están tan arraigados a sus intereses que son capaces de prometer cualquier cosa para ganar las elecciones. Está en nosotros hacerlos responsable por esas promesas. Como por ejemplo prometernos la reforma migratoria, que desde el presidente Bush no ha tenido realmente un lugar principal en el congreso. Las políticas de deportación masiva de la primera presidencia de Obama y la cruel separación de niños de sus familias en la frontera de Trump no se las inventaron ellos. No, en realidad estaban ya en la ley IRIRA que en su momento había aprobado el gobierno del presidente Clinton. ¿Quiénes son los buenos y quiénes son los malos? Yo estoy confundida. O tal vez no.
Nos han usados a los inmigrantes como una pieza más de su ajedrez estratégico político, para usarnos bien como chivo expiatorio, carne de cañón, o bien para prometernos el oro y el moro si votamos por ello. Acá les digo bien clarito: el fin no justifica los medios, y mucho menos cuando se trata del sufrimiento ajeno. Pero claro, así funciona el capitalismo: extraer el máximo beneficio (y sin mirar a quién se le extrae).
Así que para mi lista (compartida por muchos) de cómo esta democracia tendría que cambiar para ser realmente un gobierno que trabaja y representa al pueblo, y no solo al 2 por ciento más rico incluyo: terminar con el vetusto colegio electoral; sacar el dinero de la política con campañas financiadas públicamente; invitar a los debates a todos los candidatos (y no solo los de los partidos principales) para poder escuchar todas las voces y tal vez tomar una mejor decisión; que especialistas independientes armen los mapas de los distritos electorales; establecer límites en la cantidad de años que tanto congresistas y senadores como jueces de la corte suprema de justicia pueden ejercer en sus cargos; entre otros puntos importantes. Y por supuesto, en primer lugar para la lista: cerrar los campos de detención de inmigrantes y pasar la reforma migratoria integral lo antes posible, no solo porque millones de familias se lo merecen, sino porque además ayudaría a reactivar la economía rápidamente.
Algo así decía Nelson Mandela: lo imposible solo tarda en llegar. La lucha sigue compañeros, no matter what.
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Comments | |
Comentario: Hola. Me resulta muy interesante la revista La Voz. Me
gustaría hacer alguna publicación. Yo soy de Calcehtok,
una comunidad de escasos 1600 habitantes; en el municipio
de Opichén, Yucatán. Me desempeño como docente en un
colegio de jóvenes de educación media superior. Y mis
temas preferidos son el ecoturismo, el cuidado del
medioambiente y la alimentación. Posted: 11/27/2020 |
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Comentario: Gracias Mariel. Tu escrito esta correcto en todo. Posted: 11/8/2020 |
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Comentario: Mas claro, ni el agua. Nuestro compromiso Como
Comunidad no solo debiera ser entender Como
Funciona el sistema politico, sino Como
Nos involucramos y participamos. Empezando
en las Juntas Escolares locales.
Excelente articulo.
Posted: 11/6/2020 |