Cultura y noticias hispanas del Valle del Hudson
Buen Gusto
Las historias que no se cuentan
Entrevista a la documentarista Jessica Vecchione
Por Inés Chapela
February 2019Jessica Vecchione, documentalista y propietaria de Vecc Videography, usa su cámara para contar historias y concientizar a la gente sobre temas de los que poco se habla. Hace casi una década sacó su primer documental, Bienvenidos a Fleischmanns, que explora la comunidad inmigrante mexicana a Fleischmanns, un pueblo pequeño en las montañas Catskill. Su documental más reciente, Smacked!, investiga el tema de la heroína y la adicción en comunidades rurales.
Inés Chapela: ¿Qué haces como directora de la compañía de producción de videos Vecc Videography?
Jessica Vecchione: Se me hace increíble que ya llevamos 12 años con la empresa. Trabajo mucho con organizaciones sin fin de lucro y produzco muchos videos de concientización pública. Por ejemplo, si una organización está abriendo un programa nuevo o tiene un evento importante, les ayudo a llevar esa información al público. Hago un video corto, de 2 minutos para que la gente se entere del trabajo de esa organización. El año pasado trabajé con Otsego Land Trust para promover su trabajo. También hice un proyecto para el programa de SUNY de educación para migrantes. Es un programa estatal de educación para niños de trabajadores migrantes; para las familias que se mudan mucho, que no se quedan en un lugar más de una temporada. El programa está en peligro por recorte de fondos, por lo que les hice un documental de 15 minutos, explicando el programa, hablando con los estudiantes, etc. ¿Y qué hacen con este video? Los administradores del programa lo usan para defenderlo y explicar su trabajo. También lo llevan a presentaciones y a reuniones con políticos. Realmente me encanta lo que hago. Tengo clientes lindísimos.
IC: Háblame de tu otro trabajo, el de dirigir y producir dos documentales como Bienvenidos a Fleischmanns y Smacked!
JV: Muchos realizadores de documentales también tienen empresas de producción de video. Entre nosotros decimos que tenemos una empresa de video para apoyar nuestro hábito de hacer documentales. [se ríe] Pero la verdad es que Bienvenidos… fue lo que arrancó mi carrera. Recogí una cámara y tenía ganas de hacer documentales. Aprendí en el camino y me di cuenta rápido que no había mucho dinero en el campo de los documentales y nunca lo habrá. Hice Smacked! [documental sobre la heroína y la adicción en comunidades rurales] porque mi sobrino tuvo una sobredosis hace cinco años. Cuando ocurrió, yo no sabía nada sobre la heroína ni las drogas. Y me sentí realmente muy mal porque me considero una persona informada, pero no sabía nada de este tema. Ahí decidí hacer una película para hacer algo acerca del tema y también para ayudar a otros a entender lo que yo no entendía.
IC: ¿Qué te llevó a producir Bienvenidos a Fleischmanns? ¿Y qué aprendiste?
JV: Hacer Bienvenidos fue una de las mejores experiencias de mi vida. Mi mamá es italiana y yo crecí en Nueva Jersey hablando italiano. Lo he estudiado también. A finales de la década de 1980 vivía en la ciudad y trabajaba en publicidad. En ese entonces apenas comenzaba la práctica de venir a las partes más rurales del estado y visitar granjas. Yo estaba harta del mundo de la publicidad y conocía a alguien que tenía un negocio de turismo rural. Decidí dejar mi trabajo e irme unas semanas a una granja. Mi amigo me mandó a una granja en el condado de Orange, a una granja hippie donde cultivaban uvas y verduras orgánicas. Me fui haciendo muy amiga de los agricultores y al final me quedé ocho meses ahí. Después decidí cultivar verduras también y por dos años tuve un terreno que yo misma cosechaba. Durante este tiempo seguí trabajando en la otra granja, ayudándolos a cosechar lechuga. En esa granja trabajaba con un grupo de quince mexicanos y me comunicaba con ellos usando mi italiano. Pasé dos años trabajando junto con esta gente y al final me enamoré de ellos y de la cultura mexicana. Luego en 2001 mi amigo que conocía mucha gente, me preguntó ¿Oye no sabes de Fleischmanns? Son todos mexicanos. Y en efecto, fuimos a visitar y encontramos una bodega y un restaurante mexicano y también una comunidad de judíos jasídicos. Y luego me pregunté, pero ¿qué hace aquí la gente? No hay en donde trabajar, no hay nada que hacer. ¿Cómo pueden sostenerse aquí? Y decidí hacer un documental sobre Fleischmanns para entender por qué estaban ahí. Y haciendo el documental, aprendí que la migración terciaria está pasando en todo el país y nadie está contando esta historia. Los hispanos están revitalizando pueblos rurales pequeños.
IC: ¿Cómo es ser mujer en el mundo del cine?
JV: Básicamente estoy en un vacío aquí. No hay mucha gente que hace lo que yo hago. Nunca he seguido un camino tradicional en mi vida laboral. Y nunca le he dado demasiado énfasis a que probablemente no me están tratando con igualdad. Mi actitud es yo voy a seguir adelante. Hay obstáculos que nos impiden en muchas direcciones. Pero si las puedes superar, esto te hace una inspiración para los demás. Sé que es una carrera dominada por hombres. Por ejemplo, cuando voy a verme con un cliente y llevo a mi asistente que es hombre, el cliente casi siempre va a querer hablar con él antes que conmigo. Pero lo veo venir y le hablo al cliente primero, me anticipo para que no pase. Y tampoco voy a dejar que me arruine el día. El cambio es gradual, las cosas están cambiando, mientras las mujeres sigan siendo conscientes y sigan siendo proactivas creo que va a seguir mejorando. Tenemos que pelear por lo que queremos.
IC: ¿Cuál es tu próximo proyecto?
JV: Hasta ahora nada me ha llamado la atención específicamente pero sí me encantaría hacer algo con DACA, relacionado con mi trabajo en Fleischmanns. Pero ahorita, dado el clima político, no es el momento para estar entrevistando a la gente y pidiéndoles que salgan a la luz para contar sus historias.
IC: ¿Qué consejos tienes para alguien que quisiera seguir tu camino y quiera entrar al mundo de documentales?
JV: A los jóvenes documentalistas les diría que hagan documentales. Yo me pasé varios años filmando todo lo que veía. Mi familia, ¡al final ya ni me querían ver! Si quieres ser documentalista, filma y edita hasta que sea lo mismo que comer y beber. Si eres apasionado, eso es lo que vas a hacer. Filmar y editar.
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Jessica Vecchione: Se me hace increíble que ya llevamos 12 años con la empresa. Trabajo mucho con organizaciones sin fin de lucro y produzco muchos videos de concientización pública. Por ejemplo, si una organización está abriendo un programa nuevo o tiene un evento importante, les ayudo a llevar esa información al público. Hago un video corto, de 2 minutos para que la gente se entere del trabajo de esa organización. El año pasado trabajé con Otsego Land Trust para promover su trabajo. También hice un proyecto para el programa de SUNY de educación para migrantes. Es un programa estatal de educación para niños de trabajadores migrantes; para las familias que se mudan mucho, que no se quedan en un lugar más de una temporada. El programa está en peligro por recorte de fondos, por lo que les hice un documental de 15 minutos, explicando el programa, hablando con los estudiantes, etc. ¿Y qué hacen con este video? Los administradores del programa lo usan para defenderlo y explicar su trabajo. También lo llevan a presentaciones y a reuniones con políticos. Realmente me encanta lo que hago. Tengo clientes lindísimos.
IC: Háblame de tu otro trabajo, el de dirigir y producir dos documentales como Bienvenidos a Fleischmanns y Smacked!
JV: Muchos realizadores de documentales también tienen empresas de producción de video. Entre nosotros decimos que tenemos una empresa de video para apoyar nuestro hábito de hacer documentales. [se ríe] Pero la verdad es que Bienvenidos… fue lo que arrancó mi carrera. Recogí una cámara y tenía ganas de hacer documentales. Aprendí en el camino y me di cuenta rápido que no había mucho dinero en el campo de los documentales y nunca lo habrá. Hice Smacked! [documental sobre la heroína y la adicción en comunidades rurales] porque mi sobrino tuvo una sobredosis hace cinco años. Cuando ocurrió, yo no sabía nada sobre la heroína ni las drogas. Y me sentí realmente muy mal porque me considero una persona informada, pero no sabía nada de este tema. Ahí decidí hacer una película para hacer algo acerca del tema y también para ayudar a otros a entender lo que yo no entendía.
IC: ¿Qué te llevó a producir Bienvenidos a Fleischmanns? ¿Y qué aprendiste?
JV: Hacer Bienvenidos fue una de las mejores experiencias de mi vida. Mi mamá es italiana y yo crecí en Nueva Jersey hablando italiano. Lo he estudiado también. A finales de la década de 1980 vivía en la ciudad y trabajaba en publicidad. En ese entonces apenas comenzaba la práctica de venir a las partes más rurales del estado y visitar granjas. Yo estaba harta del mundo de la publicidad y conocía a alguien que tenía un negocio de turismo rural. Decidí dejar mi trabajo e irme unas semanas a una granja. Mi amigo me mandó a una granja en el condado de Orange, a una granja hippie donde cultivaban uvas y verduras orgánicas. Me fui haciendo muy amiga de los agricultores y al final me quedé ocho meses ahí. Después decidí cultivar verduras también y por dos años tuve un terreno que yo misma cosechaba. Durante este tiempo seguí trabajando en la otra granja, ayudándolos a cosechar lechuga. En esa granja trabajaba con un grupo de quince mexicanos y me comunicaba con ellos usando mi italiano. Pasé dos años trabajando junto con esta gente y al final me enamoré de ellos y de la cultura mexicana. Luego en 2001 mi amigo que conocía mucha gente, me preguntó ¿Oye no sabes de Fleischmanns? Son todos mexicanos. Y en efecto, fuimos a visitar y encontramos una bodega y un restaurante mexicano y también una comunidad de judíos jasídicos. Y luego me pregunté, pero ¿qué hace aquí la gente? No hay en donde trabajar, no hay nada que hacer. ¿Cómo pueden sostenerse aquí? Y decidí hacer un documental sobre Fleischmanns para entender por qué estaban ahí. Y haciendo el documental, aprendí que la migración terciaria está pasando en todo el país y nadie está contando esta historia. Los hispanos están revitalizando pueblos rurales pequeños.
IC: ¿Cómo es ser mujer en el mundo del cine?
JV: Básicamente estoy en un vacío aquí. No hay mucha gente que hace lo que yo hago. Nunca he seguido un camino tradicional en mi vida laboral. Y nunca le he dado demasiado énfasis a que probablemente no me están tratando con igualdad. Mi actitud es yo voy a seguir adelante. Hay obstáculos que nos impiden en muchas direcciones. Pero si las puedes superar, esto te hace una inspiración para los demás. Sé que es una carrera dominada por hombres. Por ejemplo, cuando voy a verme con un cliente y llevo a mi asistente que es hombre, el cliente casi siempre va a querer hablar con él antes que conmigo. Pero lo veo venir y le hablo al cliente primero, me anticipo para que no pase. Y tampoco voy a dejar que me arruine el día. El cambio es gradual, las cosas están cambiando, mientras las mujeres sigan siendo conscientes y sigan siendo proactivas creo que va a seguir mejorando. Tenemos que pelear por lo que queremos.
IC: ¿Cuál es tu próximo proyecto?
JV: Hasta ahora nada me ha llamado la atención específicamente pero sí me encantaría hacer algo con DACA, relacionado con mi trabajo en Fleischmanns. Pero ahorita, dado el clima político, no es el momento para estar entrevistando a la gente y pidiéndoles que salgan a la luz para contar sus historias.
IC: ¿Qué consejos tienes para alguien que quisiera seguir tu camino y quiera entrar al mundo de documentales?
JV: A los jóvenes documentalistas les diría que hagan documentales. Yo me pasé varios años filmando todo lo que veía. Mi familia, ¡al final ya ni me querían ver! Si quieres ser documentalista, filma y edita hasta que sea lo mismo que comer y beber. Si eres apasionado, eso es lo que vas a hacer. Filmar y editar.
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