Cultura y noticias hispanas del Valle del Hudson
Su Dinero
Características de una empresa exitosa
Por Manuel Blas
April 2018En México es muy común encontrar cada año nuevas empresas. Se trata en su gran mayoría de micro y pequeñas empresas que tienen como característica principal ser operadas por menos de cinco empleados, casi siempre el dueño y familiares.
Por ejemplo, recuerdo la tienda de abarrotes justo en la esquina donde yo vivía. El dueño es quien atiende, hace las entregas y realiza las compras para abastecer su empresa, los pagos, el inventario, la planeación y además, debe tener tiempo para administrar al negocio y familia. El dueño se vuelve un “todólogo experto en nada”.
Como mencioné la familia está incluida en la administración del negocio. Así por ejemplo, la esposa se encarga de la caja, los hijos atienden a los clientes, el sobrino es el ayudante general, el tío, el hermano, etc. pero la base medular sigue siendo el dueño, en quien recaen todas las responsabilidades. Debe tener tiempo suficiente y pobre de él si llega el fin de semana y no lleva a pasear a la señora de la casa, que pasó trabajando de las 8 de la mañana a las 8 de la noche (es decir, 72 horas a la semana). Más del 70 por ciento de las empresas en México comparten estas características. En contraste, menos del 10 por ciento son grandes empresas, es decir, tienen a más de 100 empleados en su nominas.
En comparación con los Estados Unidos, más del 60 por ciento de las empresas son medianas a grandes. En estas empresas, la dueña o los dueños tienen a empleados trabajando en puestos estratégicos, quienes reportan a la cadena jerárquica. Los accionistas, por lo tanto, son tomadores de decisiones basadas en resultados que sus empleados ofrecen. Estos tomadores de decisiones una vez que han comprobando el sistema de operación de la empresa se dedican a implementarlo en nuevas locaciones como proyectos o a nuevas empresas y tener un mayor ingreso, más empleados y por supuesto, más responsabilidad, pero sobre todo más crecimiento.
Lo primero, conocer el mercado
Pareciera que la receta secreta para lograr el éxito económico de las empresas es poner gente a trabajar y listo ¿Así de simple? Veamos qué otra cosa hace a una empresa exitosa. El éxito se basa en una lista bien definida. Identifican, crean y ofrecen productos y/o servicios que el público realmente desea. La mayoría de las empresas exitosas ya saben a quién le van a vender antes de empezar a vender, ya conocen el mercado, y por lo tanto, crean el producto que la gente realmente necesita. Es decir, que las empresas venden las necesidades que la gente tiene en la actualidad, contrario a lo que sucede con la mayoría de microempresarios que se basan en la “corazonada” o en “creo que puede pegar”. Las empresas exitosas no pueden ni deben basar su futuro en una corazonada, necesitan asegurar que el producto o negocio va a ser exitoso.
La mayoría de empresas exitosas venden sus productos o servicios a un precio que cubre sus gastos, genera rendimiento para los acreedores, y para los dueños. La diferencia con las empresas que no son exitosas, es que estas últimas desconocen cuál es precio a vender y fijan sus precios según la competencia, es decir, si venden poco, los bajan y si venden mucho, los suben. Además, la mayoría de las empresas exitosas tienen empleados bien calificados, a diferencia del “todólogo”.
Otro punto fundamental en el éxito es la relación sólida con los grupos externos, es decir, con proveedores y clientes. Las empresas que son exitosas por lo regular tienen en constante monitoreo a sus clientes y siempre están en búsqueda de clientes potenciales, exploran constantemente los mercados en búsqueda de nuevas necesidades que les permita abrir nuevos horizontes y expandir el negocio. Son empresas entonces que gustan de los constantes desafíos, que se moldean a las necesidades cambiantes, mutan. Al contrario de las empresas tradicionales a las que no le gusta cambiar su forma de operar porque así lo hacían sus antepasados, y no están dispuestos a cambiar en nada porque simplemente no les gusta cambiar. Aun cuando ya no venden, no quieren modificar la cadena productiva.
Beneficios de la sociedad de accionistas
El último, pero el más importante, es el financiamiento. Una empresa tradicional está conformada por los miembros de la familia. Es casi imposible imaginarse que alguien externo a la familia se integre a la empresa como accionista (propietario), a menos que sea alguna amistad muy cercana a la familia, como una cuñada o un compadre, por lo que es poco probable encontrar empresas fallidas conformadas por sociedades.
La sociedad de los accionistas en firmar un contrato que asegura la forma de la empresa es un punto clave para asegurar el éxito. No solo porque han firmado un papel notarial que los compromete a trabajar bajo un mismo fin, donde se estipulan las responsabilidades, sino porque al firmar el acta constitutiva, tanto bancos como acreedores tienen la certeza de quiénes son los responsables y quiénes van a pagar los créditos y las deudas que la empresa contraiga.
Imaginemos lo siguiente: una empresa pequeña y tradicional con un solo dueño adquiere un gran préstamo del banco, la institución bancaria necesita estar segura que se le va a pagar ¿Qué pasaría si de repente el dueño desaparece un día? ¿Quién va a pagar el crédito? ¿Qué va a hacer el banco con la empresa? ¿Embargar? El banco asume un gran riesgo de impago. Para autorizar el préstamo necesita cobrar una tasa de interés más alta a esta empresa, lo que ocasiona un pago más alto.
Por otro lado, cuando existe una sociedad bien establecida, donde hay presidente, directora, tesorera, síndicos, accionistas. ¿Qué pasa si alguno de estos desaparece tal y como en el ejercicio anterior? En este caso existe el papel notarial que asegura quien se hará cargo de los pagos, de las compras, de la administración, etc. Todos saben qué hacer, hasta en caso de una fatalidad, y la empresa así permanece funcionando correctamente. Además de que el papel notarial asegura el funcionamiento de la empresa, abre la posibilidad a que cualquier persona pueda ser accionista de la misma y que los tomadores de decisiones sean los más capaces. Se especializan en una sola cosa (dejan de ser “todólogos”) porque son los que conocen el mercado, porque además lo investigaron y son los que fijan el precio competitivo, tienen el constante monitoreo con sus clientes y proveedores y por supuesto prefieren adicionar un nuevo accionista que trae dinero extra para invertir en lugar de adquirir un crédito bancario muy costoso.
*Manuel Blas tiene una Maestría en economía industrial por la Universidad Autónoma de Nuevo León.
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Como mencioné la familia está incluida en la administración del negocio. Así por ejemplo, la esposa se encarga de la caja, los hijos atienden a los clientes, el sobrino es el ayudante general, el tío, el hermano, etc. pero la base medular sigue siendo el dueño, en quien recaen todas las responsabilidades. Debe tener tiempo suficiente y pobre de él si llega el fin de semana y no lleva a pasear a la señora de la casa, que pasó trabajando de las 8 de la mañana a las 8 de la noche (es decir, 72 horas a la semana). Más del 70 por ciento de las empresas en México comparten estas características. En contraste, menos del 10 por ciento son grandes empresas, es decir, tienen a más de 100 empleados en su nominas.
En comparación con los Estados Unidos, más del 60 por ciento de las empresas son medianas a grandes. En estas empresas, la dueña o los dueños tienen a empleados trabajando en puestos estratégicos, quienes reportan a la cadena jerárquica. Los accionistas, por lo tanto, son tomadores de decisiones basadas en resultados que sus empleados ofrecen. Estos tomadores de decisiones una vez que han comprobando el sistema de operación de la empresa se dedican a implementarlo en nuevas locaciones como proyectos o a nuevas empresas y tener un mayor ingreso, más empleados y por supuesto, más responsabilidad, pero sobre todo más crecimiento.
Lo primero, conocer el mercado
Pareciera que la receta secreta para lograr el éxito económico de las empresas es poner gente a trabajar y listo ¿Así de simple? Veamos qué otra cosa hace a una empresa exitosa. El éxito se basa en una lista bien definida. Identifican, crean y ofrecen productos y/o servicios que el público realmente desea. La mayoría de las empresas exitosas ya saben a quién le van a vender antes de empezar a vender, ya conocen el mercado, y por lo tanto, crean el producto que la gente realmente necesita. Es decir, que las empresas venden las necesidades que la gente tiene en la actualidad, contrario a lo que sucede con la mayoría de microempresarios que se basan en la “corazonada” o en “creo que puede pegar”. Las empresas exitosas no pueden ni deben basar su futuro en una corazonada, necesitan asegurar que el producto o negocio va a ser exitoso.
La mayoría de empresas exitosas venden sus productos o servicios a un precio que cubre sus gastos, genera rendimiento para los acreedores, y para los dueños. La diferencia con las empresas que no son exitosas, es que estas últimas desconocen cuál es precio a vender y fijan sus precios según la competencia, es decir, si venden poco, los bajan y si venden mucho, los suben. Además, la mayoría de las empresas exitosas tienen empleados bien calificados, a diferencia del “todólogo”.
Otro punto fundamental en el éxito es la relación sólida con los grupos externos, es decir, con proveedores y clientes. Las empresas que son exitosas por lo regular tienen en constante monitoreo a sus clientes y siempre están en búsqueda de clientes potenciales, exploran constantemente los mercados en búsqueda de nuevas necesidades que les permita abrir nuevos horizontes y expandir el negocio. Son empresas entonces que gustan de los constantes desafíos, que se moldean a las necesidades cambiantes, mutan. Al contrario de las empresas tradicionales a las que no le gusta cambiar su forma de operar porque así lo hacían sus antepasados, y no están dispuestos a cambiar en nada porque simplemente no les gusta cambiar. Aun cuando ya no venden, no quieren modificar la cadena productiva.
Beneficios de la sociedad de accionistas
El último, pero el más importante, es el financiamiento. Una empresa tradicional está conformada por los miembros de la familia. Es casi imposible imaginarse que alguien externo a la familia se integre a la empresa como accionista (propietario), a menos que sea alguna amistad muy cercana a la familia, como una cuñada o un compadre, por lo que es poco probable encontrar empresas fallidas conformadas por sociedades.
La sociedad de los accionistas en firmar un contrato que asegura la forma de la empresa es un punto clave para asegurar el éxito. No solo porque han firmado un papel notarial que los compromete a trabajar bajo un mismo fin, donde se estipulan las responsabilidades, sino porque al firmar el acta constitutiva, tanto bancos como acreedores tienen la certeza de quiénes son los responsables y quiénes van a pagar los créditos y las deudas que la empresa contraiga.
Imaginemos lo siguiente: una empresa pequeña y tradicional con un solo dueño adquiere un gran préstamo del banco, la institución bancaria necesita estar segura que se le va a pagar ¿Qué pasaría si de repente el dueño desaparece un día? ¿Quién va a pagar el crédito? ¿Qué va a hacer el banco con la empresa? ¿Embargar? El banco asume un gran riesgo de impago. Para autorizar el préstamo necesita cobrar una tasa de interés más alta a esta empresa, lo que ocasiona un pago más alto.
Por otro lado, cuando existe una sociedad bien establecida, donde hay presidente, directora, tesorera, síndicos, accionistas. ¿Qué pasa si alguno de estos desaparece tal y como en el ejercicio anterior? En este caso existe el papel notarial que asegura quien se hará cargo de los pagos, de las compras, de la administración, etc. Todos saben qué hacer, hasta en caso de una fatalidad, y la empresa así permanece funcionando correctamente. Además de que el papel notarial asegura el funcionamiento de la empresa, abre la posibilidad a que cualquier persona pueda ser accionista de la misma y que los tomadores de decisiones sean los más capaces. Se especializan en una sola cosa (dejan de ser “todólogos”) porque son los que conocen el mercado, porque además lo investigaron y son los que fijan el precio competitivo, tienen el constante monitoreo con sus clientes y proveedores y por supuesto prefieren adicionar un nuevo accionista que trae dinero extra para invertir en lugar de adquirir un crédito bancario muy costoso.
*Manuel Blas tiene una Maestría en economía industrial por la Universidad Autónoma de Nuevo León.
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