Cultura y noticias hispanas del Valle del Hudson
SueƱo americano
Lillian Jiménez, del cine a la salud
Informando y educando
Por Antonio Flores-Lobos
December 2017Informando, educando y creando conciencia han corrido siempre por las venas de la puertorriqueña, nacida en Nueva York, Lillian Jiménez. En su juventud, y a través de sus películas, clases de cine o posiciones de poder, Lillian se la pasaba luchando contra el racismo, el sexismo, el colonialismo y a favor de la reivindicación social de las minorías en la Ciudad de Nueva York.
En la actualidad, Lillian trabaja como Gerente de Alcance a la Comunidad para el Centro Médico de Westchester, y se la pasa metiéndole millas a su carrito, a lo largo y ancho del Valle del Hudson. Desde esa posición, la boricua informa a las comunidades sobre los maléficos efectos de algunos alimentos que consumen.
A la puertorriqueña le queda claro que la comunidad hispana es susceptible a contraer enfermedades crónicas y persistentes tales como asma, diabetes y presión alta. Estas enfermedades, agrega Lillian, tienen sus raíces en la obesidad, que es el resultado de la comida chatarra que muchos en nuestra comunidad consumen.
Y no le importa llevar su mensaje a una iglesia, una biblioteca, o un centro comunitario. Lo importante, agrega Lillian, no es solo educarles y crear conciencia alimenticia, sino llevarles también información sobre servicios médicos disponibles para personas de bajos recursos, tengan papeles, o no.
Su mensaje es en español, como también puede ser en inglés, dependiendo a quién se dirija.
Ese bilingüismo, que tantas puertas le ha abierto, lo ha tenido que defender a capa y espada a través de su vida. En sus años de formación, en la década de los años 1950, las monjas de su escuela le prohibieron hablar español, para que Lillian se asimilara la cultura estadounidense. No fue hasta que sus padres la enviaron a Puerto Rico a sus 14 años de edad que recuperó su español.
Pero como todo boricua en la década de 1950, Lillian disfrutaba de las grandes bandas de la talla de Tito Puente. Entonces cayó en sus manos un libro del revolucionario y anti-colonialista Frantz Fanon, que vino a sacarla de las pistas de baile y llevarla a reuniones y manifestaciones, que pedían la independencia de Puerto Rico y mejoras en la calidad de vida de los latinos y otras minorías.
Eran ya los años 1960 y Latinoamérica estaba en convulsión política, pues movimientos guerrilleros trataban de derrocar a dictaduras militares que eran apoyadas por el gobierno del país del que ella era ciudadana y contra el cual Lillian se manifestaba cotidianamente.
Una vez radicalizada, Lillian descubrió su interés por los medios de comunicación, proclamando que veía que “los medios estaban siendo utilizados para entorpecer a las audiencias …Nosotros queríamos usarlos para liberar a la gente”.
Fue así como comenzó a trabajar con la Young Filmmakers Foundation del Lower East Side. Su intensión era enseñar a niños a usar los medios para que pudieran propagar sus opiniones, y siguieran por el mundo, liberando audiencias.
Como cineasta, y para defender los derechos de las trabajadoras latinas y afroamericanas del Bronx, Lillian realizó una película. Después realizó otra sobre una lesbiana boricua.
En la actualidad, reflexiona Lillian Jiménez, “se ven más personajes negros y latinos en los medios, pero eso es el resultado de grandes luchas que libramos porque nos ponían siempre como los malos de la película … Demandábamos que terminaran con los estereotipos negativos y que se les dieran más oportunidades a las minorías”.
Después trabajó para el Museo del Barrio y luego par una fundación que otorgaba fondos a cineastas. Su pasión por el cine la llevó a organizar un festival de cine a nivel nacional. Pero se dio cuenta que, aunque era feliz haciendo cine, era difícil poder vivir de este medio.
Fue entonces que comenzó a trabajar en el campo de la salud, informando, educando y creando conciencia con el fin de levantar la calidad de vida de sus semejantes, pero de diferente manera.
*Puede escuchar la entrevista completa con Lillian Jiménez en ¿Qué cocinaré hoy? aquí: lavoz.bard.edu/radio
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A la puertorriqueña le queda claro que la comunidad hispana es susceptible a contraer enfermedades crónicas y persistentes tales como asma, diabetes y presión alta. Estas enfermedades, agrega Lillian, tienen sus raíces en la obesidad, que es el resultado de la comida chatarra que muchos en nuestra comunidad consumen.
Y no le importa llevar su mensaje a una iglesia, una biblioteca, o un centro comunitario. Lo importante, agrega Lillian, no es solo educarles y crear conciencia alimenticia, sino llevarles también información sobre servicios médicos disponibles para personas de bajos recursos, tengan papeles, o no.
Su mensaje es en español, como también puede ser en inglés, dependiendo a quién se dirija.
Ese bilingüismo, que tantas puertas le ha abierto, lo ha tenido que defender a capa y espada a través de su vida. En sus años de formación, en la década de los años 1950, las monjas de su escuela le prohibieron hablar español, para que Lillian se asimilara la cultura estadounidense. No fue hasta que sus padres la enviaron a Puerto Rico a sus 14 años de edad que recuperó su español.
Pero como todo boricua en la década de 1950, Lillian disfrutaba de las grandes bandas de la talla de Tito Puente. Entonces cayó en sus manos un libro del revolucionario y anti-colonialista Frantz Fanon, que vino a sacarla de las pistas de baile y llevarla a reuniones y manifestaciones, que pedían la independencia de Puerto Rico y mejoras en la calidad de vida de los latinos y otras minorías.
Eran ya los años 1960 y Latinoamérica estaba en convulsión política, pues movimientos guerrilleros trataban de derrocar a dictaduras militares que eran apoyadas por el gobierno del país del que ella era ciudadana y contra el cual Lillian se manifestaba cotidianamente.
Una vez radicalizada, Lillian descubrió su interés por los medios de comunicación, proclamando que veía que “los medios estaban siendo utilizados para entorpecer a las audiencias …Nosotros queríamos usarlos para liberar a la gente”.
Fue así como comenzó a trabajar con la Young Filmmakers Foundation del Lower East Side. Su intensión era enseñar a niños a usar los medios para que pudieran propagar sus opiniones, y siguieran por el mundo, liberando audiencias.
Como cineasta, y para defender los derechos de las trabajadoras latinas y afroamericanas del Bronx, Lillian realizó una película. Después realizó otra sobre una lesbiana boricua.
En la actualidad, reflexiona Lillian Jiménez, “se ven más personajes negros y latinos en los medios, pero eso es el resultado de grandes luchas que libramos porque nos ponían siempre como los malos de la película … Demandábamos que terminaran con los estereotipos negativos y que se les dieran más oportunidades a las minorías”.
Después trabajó para el Museo del Barrio y luego par una fundación que otorgaba fondos a cineastas. Su pasión por el cine la llevó a organizar un festival de cine a nivel nacional. Pero se dio cuenta que, aunque era feliz haciendo cine, era difícil poder vivir de este medio.
Fue entonces que comenzó a trabajar en el campo de la salud, informando, educando y creando conciencia con el fin de levantar la calidad de vida de sus semejantes, pero de diferente manera.
*Puede escuchar la entrevista completa con Lillian Jiménez en ¿Qué cocinaré hoy? aquí: lavoz.bard.edu/radio
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