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Fotos de alexrivera.com
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SueƱo americano

Un espacio imposible 

Entrevista a Alex Rivera

Por Meghan Abdel Moneim
August 2017
Alex Rivera es artista de medios digitales basado en Nueva York que se autodenomina como formalmente promiscuo, pero temáticamente constante. Desde hace 20 años, las obras de Rivera han contado nuevas, urgentes y aventureras historias de latinos. Nativo de Perú y nativo de Nueva Jersey, Rivera nació en 1973, y su hogar bicultural lo llevó a explorar las presunciones sobre raza, inmigración, identidad y economía política. Por aquí se lo conoce como el director del documental La Sexta Sección sobre los lazos entre Puebla y la ciudad Newburgh. Su reciente trabajo incluye un premiado largometraje de ciencia ficción futurista llamado Sleep Dealer, que tiene lugar en la frontera entre México y Estados Unidos. Recientemente, los departamentos de Bard de Cine y Artes Electrónicas invitaron al artista a dar una proyección y charla titulada: Drones, Cuerpos y Fronteras: 20 Años de Arte de Medios con Alex Rivera, y La Voz aprovechó para entrevistarlo.
 
Mehgan Abdel-Moneim: ¿Cómo fue que empezaste como artista de medios?
Alex Rivera: Mi primer interés en el arte fue la música. Cuando era joven conocí a un señor que se llamaba Pete Seeger, él era un músico que tocaba el banjo y fue pionero de la música folk. Seeger cantaba y tocaba en la década de 1930 con los mineros que estaban en huelga, y en la década de 1950 andaba con Martin Luther King y el movimiento de derechos civiles, en las décadas de 1960 y 1970 tocaba y cantaba en las manifestaciones contra la guerra en Vietnam. Su carrera de artista era inseparable de los movimientos sociales del siglo pasado. Yo lo conocí cuando tenía como 15 años, y cuando fui a la universidad, quería explorar cómo uno podría tener una carrera así en el siglo 21. Quería encontrar una forma de trabajar en el espacio cultural, pero con un compromiso social, hacer arte con estéticas fuertes, que podría llegar a una amplia audiencia, pero con un ojo en las crisis actuales que vivimos.
 
MAM: Hablas sobre el inmigrante ocupando un espacio de ser rechazado y necesario a la vez, ¿puedes describir eso y cómo lo abordas en tus obras?
AR: El inmigrante indocumentado ocupa un espacio en los Estados Unidos que es en un sentido único, y en otro universal. Están aquí porque sirven una función crucial de ser labor esencial, de hecho, la labor más esencial de reproducir la sociedad, de cuidar niños, de sembrar y cosechar la comida… pero a la vez son rechazados. Es como que el mundo les pide que ocupen un espacio imposible: el espacio de ser y no ser, de existir y no existir a la vez. Representar esa posición en el lenguaje de cine presenta varios retos porque no puedes solo tomar una foto o usar la cámara para ver esa profunda realidad. Tienes que usar otras técnicas, incluso entre ellas la metáfora. Yo he trabajado mucho con la metáfora del robot, un ícono que representa al trabajador que no existe.
 
MAM: ¿A quién está dirigido tu arte? ¿A quién esperas alcanzar?
AR: He tenido la suerte y el placer de que mis películas hayan sido proyectadas en galerías, museos, en la tele, cines populares. Tengo la esperanza de hacer cosas que pueden llegar a una audiencia amplia. Por eso uso técnicas a veces de humor, de metáfora, trato de usar estéticas que inviten a la gente. Tengo la esperanza de que una artista pueda hacer una obra con un mensaje complicado o profundo, pero a través de un lenguaje accesible. So far so good.
 
MAM: Haces mucho trabajo que tiene que ver con la economía política y con la inmigración. ¿Por qué elegiste el arte para involucrarte en estas temáticas?
AR: Para sobrevivir, para aguantar mi vida. No nací para hacerme economista, ni abogado, no lo tengo en mi corazón, no tengo ese tipo de disciplina. Pero cuando empiezo a dibujar, o a hacer música, o trabajar con imágenes, puedo trabajar tres días sin comer. Disfruto de mi trabajo, pero a la vez, a través de mi familia y de mis ojos puedo ver que estamos en un momento de crisis y no puedo ignorar la violencia de este mundo. 

MAM: ¿Tienes consejos o palabras para artistas jóvenes que quieran trabajar ética o responsablemente en nuestro mundo actual?
AR: La búsqueda de un lenguaje creativo que también es ético no es nada fácil. Hay que reconocer que la obra que haces hoy o mañana no será la última. No puedes dejar que estas preguntas complicadas y sentimientos de miedo o culpa que tenemos cuando vemos el mundo te paralicen. La única manera de aprender y responder a esas preguntas es haciendo. Si te preocupa la violencia de la policía en las comunidades afroamericanas, pero también te interesan las comedias musicales, no debes negar ningún lado de tu ser. Si notas que te interesan dos cosas que parecen no tener nada en común, explora esas dos cosas, y busca quizás algo innovador que reconcilie esos dos lados de tu ser. Tienes que descubrir tu voz siguiendo lo que te gusta.
 
MAM: ¿Tienes algunos comentarios sobre el gobierno actual, algo que va a aparecer en tu próximo trabajo?
AR: Una triste verdad es que el sistema que quiere controlar y dominar a los inmigrantes en este país es un sistema bastante grande, y ahora tiene a un nuevo cabecilla. La buena noticia es que para reemplazar a ese cabecilla, mucha más gente ya se está preocupando de esa bestia. La bestia ya existía por mucho tiempo, pero ahora que cambió de cara, ahora que se llama Trump en vez de Obama, los inmigrantes tienen más aliados. Todo eso, como un fantasma, va a ocupar todo el trabajo que estoy haciendo. Me he sentido bastante solo en la última década hablando de la frontera y la inmigración, porque con Obama a muy poca gente les importaba. Ahora, hay más gente preocupada y me parece bien. Espero que ahora el cambio de cara del monstruo finalmente lo mate.
 
Se puede encontrar los proyectos de Rivera en su sitio web: alexrivera.com.
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