La importancia que tiene el bilingüismo repercute en más de una fase de la vida diaria, particularmente en la de los latinoamericanos criados en los Estados Unidos. Lamentablemente he visto con mis propios ojos a gente repudiar el español o el inglés.
Sin embargo, también he tenido la suerte de ver la otra cara de la moneda: una comunicación eficiente entre padres, hijos y sociedad, fomentando la exploración de ambos idiomas y conllevándolos así hacia el dominio completo de la lengua.Hay tres posibles escenarios arquetípicos en la adquisición de una o dos lenguas, independientemente de la formación o predisposición (o lo innato contra lo adquirido) al adquirir idiomas en la etapa de crecimiento:
1. aquellos que terminan favoreciendo al español sobre el inglés
2. aquellos que terminan favoreciendo al inglés sobre al español
3. y un grado constante de dominio en ambos idiomas.
Hay que tener en mente que es un tema delicado, por lo que intento analizar con la mayor objetividad posible, sin ánimos de malhumorar a nadie, sino más bien de adquirir mayor conciencia respecto a éstas situaciones.
Naturalmente me da más tristeza ver que suele ocurrir la segunda, porque involucra comúnmente una pérdida substancial en términos de raíces culturales. Inclusive, en mis casos personales he experimentado la primera instancia en menores cantidades cuando se trata de latinos criados en Estados Unidos. Se encuentra con mayor cadencia en aquellos no criados en el extranjero, es decir, que crecieron en un país de habla hispano.
Incorporar bilingüismo simultáneo y secuencial
Es interesante notar que la tercera balancea a favor de aquellos con capacidades económicas más altas. Es decir, que existiría una tendencia en donde frecuentemente las riquezas que una familia posee y por poder proveer mayores oportunidades, los hijos adquieren mejor fluidez neta en ambos idiomas. Y aunque también es probable que entre más cerca de la frontera entre dos países de habla disimilar el grado de dominio sea mayor, no entraré en estadísticas alusivas.
Adhiriéndome al punto, recuerdo un día de Monterrey soleado, pero fresco por el viento del valle en que mi padre me dijo: “La idea es dar más de lo que a ti te dieron”. Se refería a la transicionalidad generacional. De aquí la pregunta: “¿Qué es lo que le quieres dejar a tus hijos? ¿Y tus hijos a sus hijos, ad infinitum?”
Hoy en día el dominio de dos idiomas es una herramienta clave que los hispanoamericanos (a falta de mejor término) ignoran y descartan con frecuencia. El potencial no solamente económico sino social y cultural inherentes en dicha herramienta son catastróficos, exponenciales. Es importantísimo notar que el valor no es solamente uno material, como propiedades o dinero en reservas, también es educativo.
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