¿Alguna vez ha soñado con ser rico? ¿Con amanecer un día con una gran fortuna? Sería difícil encontrar a alguien quien pueda honestamente decir que no. Para la mayoría de la gente, el dinero es una fuente de gran preocupación y la idea de enriquecerse rápidamente es sumamente atractiva. Tan atractiva que la compañía Americana-Brasileña Telexfree logró convencer a cientos de miles de personas, desde EE.UU hasta Cambodia, de invertir en un negocio virtual sin un producto propio, que terminó por deber alrededor de mil millones de dólares a sus promotores y clientes.
Telexfree fue fundada como una compañía de telecomunicaciones en 2012 por dos brasileños, Carlos Wanzeler y Carlos Costa, y el estadounidense James Merill, ofreciendo un servicio de llamadas de larga distancia por internet (VoiP). Pero sus verdaderos ingresos provenían de sus “promotores”--clientes quienes debían pagar cierta cantidad por ser parte de Telexfree y a quienes se les prometían hasta un 250% de ingresos sobre la inversión inicial a cambio de tareas mínimas. Estas incluían el dar click en el enlace de la página de internet de Telexfree en un buscador como Google, para aumentar su popularidad, o anunciar el servicio en su página de Facebook y otras páginas de internet. Se le llegó a prometer beneficios a los promotores hasta por publicar una oración en internet. De acuerdo al salvadoreño y residente de Kingston, Rigoberto Barahona, los beneficios de afiliarse con Telexfree parecían tan buenos que la compañía “logró reclutar a muchísima gente diciéndoles que esta oportunidad era un regalo de Dios”.
Telexfree logró mantener sus operaciones imponiéndoles la condición a sus promotores de que trajeran a más gente a Telexfree. Así se estableció una larga cadena de capital. Con el tiempo, la compañía dejó de hacer pagos a sus clientes, en su lugar, en la propia página web de Telexfree aparecía la cifra que representaba el dinero que le pertenecía al cliente. Sin embargo, este dinero nunca existió y nunca pasó a manos de los promotores de Telexfree.
Es por este tipo de tácticas que se describe a negocios como Telexfree con el término de piramidal: una organización o individuo que les paga a sus inversionistas con el capital nuevo que aportan el último set de inversionistas. Típicamente, como en el caso de Telexfree, los negocios piramidales atraen clientes por sus promesas de enorme remuneración. La promesa de enormes ingresos, sobre todo tras haber recibido unos pagos iniciales, frecuentemente convence a la gente de dejar su dinero con la compañía en vez de recuperar su inversión, así permitiendo al negocio en cuestión tener más capital con el cual atraer a nuevos inversionistas.
Los problemas empiezan cuando la cantidad de nuevos inversionistas disminuye de modo que la compañía no puede mantener la ilusión de recibir ingresos por sus servicios, causando pánico entre sus clientes quienes mayoritariamente buscarán extraer su dinero de la compañía. Frecuentemente, el grupo de líderes de la compañía repentinamente desaparece con todo el dinero. En el caso de Telexfree, por ejemplo, Carlos Wanzeler huyó de los EE.UU. antes de que las autoridades pudieran detenerlo.
Negocios como Telexfree tienen enormes repercusiones después de su colapso, incluyendo la muerte. Mucha gente pone los ahorros de su vida entera en juego invirtiendo en negocios que prometen grandes remuneraciones con casi nada de trabajo y, al ver que se han quedado sin nada, toman decisiones drásticas y dañinas. Hay por lo menos dos casos de suicidio asociados al colapso de Telexfree.
Actualmente hay un negocio llamado Herbalife bajo investigación de ser un negocio piramidal. Al igual que Telexfree, Herbalife se enfoca en reclutar a gente de bajos recursos, en especial la población latina en EE.UU, para ser distribuidores. Aunque en Herbalife, sí hay un producto específico a la venta, los ingresos de la compañía provienen de los pagos que reciben de sus nuevos distribuidores tanto por el derecho de vender el producto (que difícilmente pueden vender) como por el producto mismo.
Estos son solo dos casos de negocios piramidales entre muchos otros. Por ello hay que estar atentos a los síntomas de este tipo de negocios. El éxito, no solo económico, requiere de tiempo, trabajo y paciencia. Como dice Voltaire, “debemos cultivar nuestro huerto” y salir adelante poco a poco, libres del tipo de optimismo ciego que nos hace vulnerables a buscar una salida fácil.
LA VOZ, Cultura y noticias hispanas del Valle de Hudson
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