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Bernardo de Gálvez
Bernardo de Gálvez

Estados Unidos... ¿de España?

Por Guillermo Fesser
September 2014

El Comité de Ética del Senado estadounidense acaba de dar luz verde para que se cuelgue en el Capitolio un retrato de Bernardo de Gálvez; el malagueño alegre y sencillo que fuera gobernador de Luisiana, virrey de Nueva España, comandante en jefe de todas las fuerzas del Caribe (incluida la armada francesa) y héroe de la independencia norteamericana con una talla equiparable al Marqués de Lafayette. ¡Un momento! ¿Gálvez? ¿El Capitolio? ¿A alguien le suena de algo este pavo? ¿No?, pues no me extraña. A mí tampoco me sonaba de nada.

Sólo cuando empecé a documentarme para escribir el libro A Cien Millas de Manhattan, caí en la cuenta de la inmensa contribución de nuestro país a la construcción de Estados Unidos y de lo poco que sabemos de ello. Ni los norteamericanos, ni los españoles tenemos idea. La historia la escribieron los ingleses y se encargaron de quedar bien ellos y dejarnos mal a nosotros. Pero ahora Gálvez nos brinda la oportunidad de resarcirnos. Y vamos a utilizarla.

Esta es la historia de Teresa Valcarce, más conocida como Tere "Maripancartas" (debido a su adición a manifestarte en favor de causas justas), que es la española residente en Washington DC que ha provocado la buena nueva, y de la necesidad de que el rey Felipe VI, cuando venga en septiembre a la asamblea de la ONU, en su primer viaje oficial a Estados Unidos, se traiga un martillo y un clavito de acero especial para colgar personalmente el cuadro. ¿Por qué lo digo? Porque ese martillazo real puede conseguir que el legado español empiece a encontrar el reconocimiento que se merece en un país en el que, no nos olvidemos, las 2 terceras partes de su territorio actual estuvieron un día bajo bandera española.

Así es: al pensar en la gesta de los conquistadores en América, solemos imaginarlos siempre en México o en las selvas de Perú. Hasta que cae en manos de uno Banderas Lejanas y descubre que españoles fueron los primeros europeos que avistaron el Cañón del Colorado, cruzaron el río Misisipi, atravesaron las grandes praderas o llegaron a Alaska. Una fabulosa narración en la que Fernando Martínez Laínez y Carlos Canales Torres dejan claro que, "mucho antes de que Estados Unidos existiera como nación, España había conquistado ya el Far West y combatido o pactado con las principales tribus indias que luego el cine de Hollywood haría famosas."

Pero es que, además, España tuvo un papel preponderante en la consecución de la independencia de Estados Unidos. Atención, pregunta: En el primer desfile de la victoria norteamericano del 4 de julio de 1783, ¿quién estaba a la derecha de Washington? Respuesta: Bernardo de Gálvez, vecino de Macharaviaya (un pueblito de 500 habitantes a 30 minutos de Málaga ciudad). ¿Y qué pintaba este paisano allí? Simplemente que se lo merecía.

Este militar que había dado nombre a una ciudad en Texas y a una bahía en el golfo de México (Galveston, derivación de Galvez town, que es la traducción inglesa de ciudad de Gálvez) ganó dos batallas definitivas para la victoria de los patriotas norteamericanos. Primero en Pensacola (hasta poco antes Panzacola), capital de una Florida que llevaba siendo inglesa desde 1763. Allí Bernardo hizo la machada de entrar en la bahía con su barco en solitario, forzando al resto de los navíos a seguirle. Por su hazaña, el rey le permitió lucir en su escudo de armas la leyenda YO SOLO. Y, finalmente, en Yorktown, estado de Nueva York, donde la estrategia militar de Gálvez consiguió ponerle punto y final a la American Revolucionary War.

El general Washington declaró que sin el apoyo de la Spanish Armada - la flota más poderosa del mundo en el siglo XVIII- las colonias no hubieran ganado nunca la guerra a Inglaterra. Pero sólo los franceses, y especialmente Lafayette, que tiene calle prácticamente en todas las ciudades de Estados Unidos, se llevaron la gloria. ¿Por qué? Muy sencillo. Lo explica Martha Gutiérrez-Steinkamp en su Alianza Olvidada: al rey Carlos III no le interesaba prodigar que España apoyaba a las colonias del norte porque la idea de la independencia podía contagiarse a las colonias del Sur. Y sin enterarnos seguimos. Pero vamos con Maripancartas.

Tere Valcarce nace en El Ferrol y estudia turismo en Málaga. Trabaja en el mostrador del aeropuerto cuando, en 1991, se le acerca un pasajero a pedir información. Afirma que es norteamericano, pero Tere le detecta acento de Cádiz. Resulta que es norteamericano, pero criado en la base militar de Rota donde destinaron al padre. Total, que mantienen contacto y en 1999 se casan y se vienen para EE.UU. En 2005 Tere tiene su primer hijo, Pablo, y luego vienen 2 más: Lucas y Lucía. En 2008 se hace ciudadana norteamericana.

En marzo del año pasado su madre le manda un artículo del Diario SUR en el que se menciona que EE.UU. tiene una cuenta pendiente con un tal Gálvez. "¿Estados Unidos una cuenta pendiente con un héroe de guerra?" se sorprende Maripancartas. Contacta al autor del artículo, el periodista Manuel Olmedo, investigador de la figura de Gálvez, y éste le proporciona copia de un documento que descubrió en los archivos nacionales de Washington. Se trata de una resolución fechada en mayo de 1783 por la que el Congreso de Estados Unidos acepta un retrato de Gálvez, donado por un patriota de nombre Pollok, y toma la decisión de colgarlo en la sala "in which Congress meet", donde se reúne el Congreso. Toma ya.

Maripancartas se pone en marcha. Llama a Filadelfia, a Washington, al Congreso, a los archivos... y a nadie le consta que la resolución de 1783 se haya cumplido. En esto aparece un equipo de Españoles por el Mundo a rodar un programa en Washington.... y la citan. La casualidad quiere que, el mismo día del rodaje, tengan que grabar a otro español por el mundo que tiene cita con un congresista de Maryland. Se trataba de Chris Van-Hollen: justo el congresista que le corresponde a Maripancartas.

 

Tere le cuenta: "existe una resolución del Congreso de hace 231 años que no hemos cumplido y tenemos que cumplirla". El tipo se queda de piedra y tras una pausa, le pide que, por favor, se lo vuelva a repetir. Maripancartas lo hace y la reacción de Van-Hollen consiste sólo en 3 letras: "Wow!" Se despiden y, esa misma tarde, cuando llega a casa, ya tiene un correo electrónico de la oficina del congresista: "estamos interesados en el caso Gálvez. Por favor, ponte en contacto con nosotros". Eso ocurre en Emancipation Day, el 16 de abril de 2013. Desde entonces y hasta octubre, Maripancartas prepara con la oficina de Van-Hollen un informe para presentárselo a la Cámara de Arte del Congreso.

Por el camino surge un nuevo problema. El retrato original donado por Pollok ha desaparecido. ¿Qué hacer? La Asociación Bernardo de Gálvez en Málaga pone sosiego. ¿Cómo lo resuelven? Con una buena copia. Cuando Bernardo de Gálvez volvió de Estados Unidos, Carlos III en reconocimiento a sus hazañas le pidió al pintor de la corte, Maella, que le hiciera un retrato. El óleo pertenece a una colección privada que no tiene intención de soltarlo. Así que la diputación le pide al artista malagueño Carlos Monserrate que lo calque. Y el 4 de junio, a las 4 de la tarde para ser más precisos, llega el cuadro a la embajada de España en Washington.

Rebobinamos. Mientras Monserrate copia los pelos de Gálvez, en navidades llega la respuesta de la Cámara de Representantes norteamericana. Recomienda el cuadro para una exposición temporal, pero no permanente. Disgustazo en toda regla. ¿Ahora qué? En enero aparece Rajo por las calles de Nueva York. Maripancartas accede a Mariano, a quien le parece interesante la historia y decide comentársela a Obama. También la menciona en el Senado, donde acude a concederle la Encomienda de Isabel la Católica al senador Robert Menéndez, director del Comité de Asuntos Exteriores del Senado. Un demócrata de Nueva Jersey, de origen cubano, que tiene lazos muy estrechos con España. Menéndez, como Chairman, si España le regala el cuadro, puede aceptarlo en nombre de Estados Unidos y colgarlo en el Capitolio. Bingo.

 Ahora sólo queda sacarle partido a esta oportunidad que nos brinda la historia. ¿Lo redondo? Que su majestad Felipe VI, en su primer viaje oficial como monarca a EE.UU. a finales de septiembre, sea quien cuelgue el cuadro. ¿Motivos? Coinciden tres fundamentales. Primero: el estado de Florida acaba de pedir al Congreso que le conceda a Bernardo de Gálvez la ciudadanía honorífica. Va a ocurrir y ello va a provocar que se hable de Gálvez en los medios de comunicación norteamericanos. Hasta la fecha sólo 7 seres humanos han sido merecedores de la ciudadanía honorífica. Entre ellos Lafayette, el otro héroe revolucionario, Winston Churchill y la madre Teresa de Calcuta. Así que la gente de EE.UU. se va a preguntar quién diantres es este Gálvez y el historiador Douglas Brinkley no va a dar abasto del estudio de la CBS al de la CNN dando explicaciones. Segundo: la visita de Felipe VI coincide con el Spanish Heritage Month (el mes de la Herencia Hispana que se celebra en Estados Unidos del 15 de septiembre al 15 de octubre), con lo cual encaja de maravilla reivindicar un Spanish Legacy que nadie conoce pero que a todos les va a fascinar en cuanto se enteren. Y, tercero: la entrega del cuadro seguiría la tradición, pues Juan Carlos I en su primer viaje oficial a Estados Unidos, en 1976, regaló una estatua ecuestre de Bernardo de Gálvez. El bronce de Juan de Ávalos está en la Avenida de Virginia, Washington DC, detrás del departamento de estado.

¿No queríamos marca España? Pues este acontecimiento, si se lleva con humildad pero con un plan estratégico, puede encumbrar la imagen de nuestro país en Estados Unidos. Y que se vaya preparando Macharaviaya a recibir hordas de turistas norteamericanos queriendo conocer la tierra del General al que su país le debe la independencia.



Publicado originalmente en The Huffington Post.

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