EL SOFA

El perfume desordenado de la frágil cadencia del tiempo que sujeta como estribor la delgada punta de la superficialidad y la relativa forma de lo subjetivo, el espejo atrae su sombra y lo atrapa a la inequívoca forma.

De alguna manera esta substancia pegajosa invisible llega y se extiende por todos los cerebros como permisivos glotones de analogías compartidas, y de vicios imaginarios mezclados con terapias a través de vómitos auto-sugestivos.

La conciencia inoportuna de cada hombre llega como enjambres hambrientos a recolectar leprosos pedazos de esperanza, la mal llamada conquista de los pueblos, el ultraje de los derechos, la masacre, la explotación ,la miseria y un sinfín de palabras que podrían ser el referente al error desvergonzado de la historia.

El reloj marca el tiempo en su tiempo, y la vuelta es un revés que se acordona y se endurece retorciéndose con alternativas llaves que permiten el diálogo contemporáneo, mientras el individuo no levante la moral, los fragmentos de luz seguirán opacándose, enfrentándose a las partículas de neo conexión y adhesión a los nuevos sistemas de dominación o conquista.

En tiempos de crisis todos las estructuras de origen neocolonialistas deberían destruir sus mundos conservadores de historia represiva, en primera instancia ya es hora que muera la monarquía y que paguen sus deudas con el mundo, todos los gobiernos restructurar sus sistemas y devolver todos sus tesoros a los verdaderos países de origen.

Mientras el sujeto no se levante del sofá, mientras el sujeto no limpie su mente y piense por si mismo, mientras los sujetos no apaguen el televisor, mientras las familias y las comunidades no se eduquen seguirán muy cómodos viviendo a mediocridad y cómodamente con cable o satélite la parálisis cerebral de la nueva conquista mediática.