El Cosaco. Parte III y final

Contento de la experiencia vivida, de haber aprendido inglés con acento sureño, de haber comido millones de alitas de pollo y de haber desayunado hamburguesas y papas fritas pero, a la vez, un poco cansado de Gringolandia y de su way of life, el Cosaco ha decidido ir hacia el sur... Después de haber cruzado los Estados Unidos de Ellis Island en Nueva York a California, siguiendo la letra de la canción de Woody Guthrie, y de haber estudiado y trabajado, entre otras cosas en la Universidad de California de Merced, Max ha decidido venderlo todo, inspirado por José Alfredo Jimenez (…Con dinero y sin dinero Hago siempre lo que quiero, Y mi palabra es la ley, No tengo trono ni reina, Ni nadie quien me comprenda...Pero sigo siendo...El Cosaco), y comprarse una moto con la cual está conduciendo desde Tijuana hasta quién sabe dónde-…lo importante es que sea México…Yucatán, DF, Oaxaca, Michoacán no importa… yo quiero MÉXICO ¡esas fueran las últimas palabras que le oímos decir en territorio estadounidense!

Innumerables son las aventuras vividas con él en Mexifornia pero prefiero quedármelas para mí o que sea el viento que las lleve hacía ustedes, lectores. Yo lo que puedo decir es que ¡nunca, nada, volverá a ser como antes! Ahora le toca a los mexicanos disfrutar de un loco matemático, de un gran bailarín de salsa, de un vodka shooter, de un hermano, de un amigo…y quien sabe cuántas más cosas.

Sugerencia final: si ven una moto, su post-moderno Rocinante, entrar en su pueblito o en su ciudad, si ven a un Don Quijote de la estepa no se vayan, acérquense y vivirán algo que nunca han vivido en su vida. ¡Max el cosaco es pura energía, alegría, fantasía!

http://www.youtube.com/watch?v=jvmmrnxEVSw