Evitando las pandillas

Realizado en la Iglesia Presbiteriana Unida de Middletown el 6 de agosto, el taller incluyó conferencia, diálogo abierto, teatro improvisado y una cena colectiva. Los adolescentes del taller tenían entre 14 y 18 años, la mayoría hispanos involucrados con el RMM. Aunque ninguno dijo ser miembro de una pandilla, casi todos dijeron que tenían amigos o familiares involucrado con grupos violentos. Kevin Sabillon, residente de Newburgh de 17 años de edad, explicó, “Ando mucho por las calles de Newburgh y veo la presencia de las pandillas cada día. La gente entra en las pandillas y cambia mucho”.

Este cambio que explica Sabillon dentro de las personas puede servir para describir también las ciudades del condado de Orange, Dutchess y Ulster. Aunque el número de crímenes violentos ha disminuido en el estado de Nueva York entre 2005 y 2009, el número ha crecido en el Valle de Hudson según las estadísticas de la Oficina de Servicios de Justicia Criminal. Los crímenes y las pandillas han crecido particularmente en Newburgh, Middletown y Port Jervis.

  El rápido crecimiento de las pandillas en Newburgh ha sido muy problemático. Según un resumen del FBI que compara el número de crímenes violentos ocurridos entre el 1 de enero y el 28 de febrero de 2010 con los de los mismos meses de 2009, los asesinatos han aumentado en cien por ciento, las violaciones en 133 por ciento, los atracos 96 por ciento, y las llamadas a la policía por incidentes con armas en 341 por ciento. Ahora, la ciudad de Newburgh tiene más crímenes violentos per cápita que la ciudad de Nueva York.

La conferencia y el diálogo trataron la manera en que muchos hispanos entran en las pandillas porque se dijo, se sienten aislados sin una identidad clara. Adriana Linares, empleada del RMM y presentadora de la conferencia del taller dijo que “los hispanos tienen una situación difícil aquí porque se sienten tan lejos de la tierra de su identidad. Pueden sentirse aislados por su etnia, su lengua y su historia cultural. Es más difícil encontrar su lugar. Cuando estás buscando una identidad, las pandillas te llaman más”. Eric Luna, estudiante de Newburgh, de 15 años de edad, explicó “las personas que yo conozco en las pandillas piensan que tienen una familia en la pandilla. Normalmente no vienen de familias unidas y por eso intentan encontrar esta familia en una pandilla”.

Las soluciones que encontraron los chicos y los monitores son la atención de los padres y la participación en actividades comunitarias. Indicó Linares sobre el tema de la familia, “los padres tienen que mantener una relación muy íntima con los hijos. Cuando se tiene este sentido de identidad con la familia, es menos probable que se vaya a afiliar a una pandilla”. También explica que se puede encontrar esta identidad en las actividades comunitarias como oportunidades de ofrecerse como voluntario, deportes, grupos religiosos y organizaciones artísticas. “Cuando estás haciendo actividades después de la escuela cada día,” continuó, “no tienes tiempo para entrar en una pandilla”. 

Los chicos estaban de acuerdo con esta filosofía, explicando que no quieren entrar en una pandilla porque prefieren dar su tiempo a actividades como ir la iglesia, jugar al fútbol y estudiar. Dijo Itzamar Hernández, una chica de Goshen con 16 años, “los jóvenes están en pandillas porque no tienen nada que hacer después de la escuela. Yo quiero dar mi tiempo a mis estudios, graduarme del colegio, y asistir a una buena universidad".