Felizmente

Cuando era una teen me alucinaba una new wave. Me levantaba el flequillo con mucha laca, usaba corbata delgada y muchas chapitas en mi casaca de jean. No podían faltar las Converse altas y la remera de Duran Duran o The Cure. Todas amábamos a Robert Smith. La moda para un joven de universidad liberal es clave. Constituye casi ⅓ de su identidad. Obviamente yo vivía en Sudamérica donde acceder a la moda inglesa (nuestro referente principal) era casi imposible. Tener una remera de The Clash era el éxtasis. Cuando llegué a Bard me fascinó ver ese sub-mundo, en el que yo viví de adolescente, multiplicado por 1000. Claro, estamos en EEUU en un College liberal, plagado de artistas (o proyectos de) y gentecita cool. Un/a alumno/a undergrad se da todas las prerrogativas. Enaguas sobre pantalones, ojotas con medias mientras nieva (si la media tiene agujeros, serás mas cool), chicas vestidas de hombre, chicos vestidos de mujer. Me encantan los chicos con saquitos de chica y sombrerito con pluma. La onda son las capas: ponte tu ropa interior sobre tu ropa de salir y estarás paja. Y ya los obvios: correas de tachas, Converse viejas, chapitas (bien 80s) pelos teñidos con las raíces crecidas y la apariencia de que no te peinas nunca. Otra clave: intervén tu ropa vintage. Para el alumno de Master la cosa cambia. Ya están en relación más directa con los profesores y la modita New Yorker empieza a cobrar vida. El negro es básico. Zapatos de marca please! Tus bolsos pueden ser algo alternativos…pero sólo algo…y tu alternatividad tiene que ser al menos nueva. Cabello limpio pero con corte y color audaz. Y esto va para todos, nunca olvidarse, sino estás en nada….Tu laptop Mac. Ahora, artista plástica bien post-teenager sigo padeciendo de dependencia de la moda. Ya no constituye ⅓ de mi identidad, ahora ⅔ de ésta a juzgar por como los otros me juzgan. En este mundo, por lo menos, la moda es clave. Felizmente.