add this print this page

Recuerdos de Nicaragua

Viaje Inesperado al Tercer Mundo

Por Jonathan Raye
May 2006

He estado en un país muy diferente a los Estados Unidos. Un país donde las cercas están hechas de alambre de espino y árboles, un edificio de tres pisos es la amenaza más grande para los volcanes, “más pasión, más emoción” es el eslogan del canal nacional, y “gringo” no es sinónimo para todos. En breve, Nicaragua.

Fui a Nicaragua en enero acompañado por otros tres estudiantes de Bard College. Nuestra meta: construir todas las casas posibles hasta lo que nuestro dinero alcanzara. ¿De dónde vino el dinero? Del “Proyecto Nicaragua” fiestas, “Proyecto Nicaragua” camisetas, “Proyecto Nicaragua” familias, programa de TLS (Trustee Leader Scholar, según sus siglas en inglés) de Bard y una donación de la Fundación Berkshire Taconic. Pasamos bien el océano, vivimos en un convento, trabajamos toda la semana menos el sábado y sudamos mucho. Comimos gallo pinto tres veces al día, visitamos la playa y nadamos hacía una laguna. Pues, estos detalles son muy triviales. ¿Los importantes? 

Lo impresionante de Nicaragua es el graffiti, la televisión y un huracán viejo. El graffiti, a diferencia de los Estados Unidos, es casi todo político. Los “Sandino Vive”, los sombreros y los fusiles están agotados. Fueron reemplazados por expresiones contra Bush, contra el gobierno, e infrecuentes referencias al FSLN, el Frente Sandinista de Liberación Nacional.

La televisión presenta una realidad sin conexión al mundo real. Las telenovelas —mis favoritas eran La Alborada y Pasión de Gavilanes— revelaban un universo de rascacielos, mujeres y coches de más valor que todos las que existen en el país. Si hubiera nacido en Nicaragua, seguramente pensaría que las escenas de las telenovelas eran productos de la imaginación. Y toda la naturaleza y toda la civilización eran un testimonio de un huracán llamado Mitch, que vino en 1998. Arrancó árboles, enterró edificios y destruyó todo lo que la CIA no había podido destruir. Parece que Managua y León, a causa de la destrucción, han sido eclipsadas por Kingston, ahora mucho más grande e imponente.    

Y cinco kilos más livianos —porque me enfermé con un parasito estomacal— volví a los Estados Unidos, satisfecho con la experiencia, pero no aliviado.                   




 

back to top

COPYRIGHT 2006
La Voz, Cultura y noticias hispanas del Valle de Hudson

 

Comments

Sorry, there are no comments at this time.