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¿Más armas y menos muertes?

El Estado de la Frontera

Por Jonathan Raye
July 2007

Cruzar lafrontera a pie no es precisamente lo más fácil del mundo, pero cada vez máspersonas se atreven a todos los riesgos para empezar una vida mejor en elnorte. Mientras tanto, organizaciones anti y a favor de los inmigrantesindocumentados intentan presionar para que sus respectivas agendas seanescuchadas en el congreso. ¿Y los senadores? Bien, gracias.

Probablemente noes una sorpresa: cruzar el desierto de Sonora no es una tarea fácil. Los que loatraviesan allá deben llevar en sus espaldas alimentación para una semana. Elcalor es altísimo, y en todo momento son blanco del narcotráfico, las patrullasde ciudadanos y los militares. Mientras los cruzadores pasan por cadáveres putrefactos, o las 2.000 toneladas de basura que dejan cada verano, tal vezpiensan que debido a una suerte superior van a alcanzar la frontera. Si suspies no forman ampollas y ellos no beben agua contaminado, tal vez tenganrazón. 

Lo que algunossenadores de los Estados Unidos llaman un sistema roto, las fuerzas deseguridad en la frontera detienen y deportan alrededor de 200.000 personas cadaaño.  El número ha subido desde los años80, cuando muchos menos eran devueltos a un sitio de deportación en México. Noobstante, se supone que un promedio de 550.000 mil personas cruzan la fronteraestadounidense ilegalmente cada año.

Con números tangrandes, el cruce puede ser un fracaso caro para unos, fatal para otros. Lasmuertes en la frontera del sur ya suman 280 por año. Esta cifra, y el número delos compadres más exitosos, probablemente será sobrepasada este verano.

Entrela amenaza y la compasión

Las respuestas aeste influjo y la carnicería resultante son tan variadas como las personas queinmigran. En los extremos: algunos lo ven como una amenaza étnica y económica,otros, como una oportunidad para cumplir el mandato de Dios de ser compasivo.La multitud de organizaciones convocadas para estos propósitos reflejan ladiversidad de opiniones. 

El “MinutemanProject” intenta impedir la entrada de inmigrantes mediante la fuerza y laintimidación. Se sientan por la frontera con fusiles a la espera de pasadoresdesafortunados. La organización “No Más Muertes”, por otro lado, tiene una metabien diferente. Sus voluntarios trabajan sin descanso en la frontera, llevandoagua y médicos al centro del desierto, donde los inmigrantes están pensandocruzar. 

En unaconferencia reciente en Poughkeepsie habló un representante de No Más Muertes.El pastor John Fife de Tucson, Arizona (conocido ya como el Criminal Favoritode Tucson) describió su experiencia con la organización. Fundada en 2004, dijoque su misión ha sido responder a una crisis análoga a la de los israelitasdescrita en la Biblia.

En su charla dioun resumen de las políticas enrevesadas de los EEUU para con las 1.951 millas(3121 km.) de su frontera. Uno de los primeros pasos fue la invasión de Méxicoen 1846, resultando en la anexión de territorio anteriormente mexicano. Laanexión quizás estableció el precedente moderno de permeabilidad fronteriza. Untráfico fuerte se inauguró en 1920, con la prohibición de alcohol en los EEUU.La respuesta vino 4 años después, con la primera patrulla fronteriza y trenesganaderos para deportar a los cruzadores capturados.  La frontera entonces fue abierta durante lasegunda guerra mundial para paliar la escasez de trabajadores. En 1965 y 1986el congreso aprobó proyectos de ley para apretarla otra vez. 

El pastorconcluyó su charla con una observación histórica: la Gran Muralla China fue unfracaso. Para cada muralla de 100 pies, hay una escalera de 101, dijo a unaaudiencia muda.  Declaró que la seguridadno viene de la militarización, sino de medidas económicas.    

Proyectos de ley limitados

No debe ser unasorpresa que su posición choque con la política seguida últimamente por elcongreso de los EEUU.  El debate ya muypopularizado se trata de proyectos de ley con respeto a inmigrantes. El alcancedel debate, sin embargo, es cómicamente limitado: dónde debe estar una muralla,y la situación legal de los 12 millones de inmigrantes indocumentados.Históricamente, han otorgado algunas concesiones —amnistía para 3.000.000personas en 1986, por ejemplo, y para refugiados de “regimenes izquierdistas”en 1997.  Pero ahora hay mucha presión detodos lados, y la importancia de la cuestión ha crecido. Las leyes de 1965 y1986 fracasaron en lograr sus metas y el público hoy no tiene tolerancia paraotro fracaso.  

Los senadoresson bien conscientes de estos hechos. Forman la legislación que rápidamente sedesarrolla. A pesar de la naturaleza acalorada del tema, se han puesto deacuerdo en unos puntos. En particular, entre las provisiones hay un programa delegalización para inmigrantes indocumentados. Los que entraron el paísilegalmente conforme a este proyecto ley podrían solicitar una visa “Z”. Lossolicitantes tendrían que pasar una revisión de antecedentes penales ypresentar prueba de empleo. También parte del proyecto establece el aumento dela seguridad fronteriza: murallas más largas, más patrullas, la construcción detorres con radar y cámaras, entre otras. 

Estas presuntasreformas podrían estar paralizadas por regateo indefinido. Precisamente esto,unido a la falta de voluntad arreglar las fracturas, ha retrasado, quizás parasiempre, el esfuerzo de 2006 de crear una muralla transnacional. A veces lasfracturas son más convincentes queel sentido común. De todos modos, podemos esperar que la complejidad del temaque tiene enfrentado al congreso será suficientemente convincente: losinmigrantes necesitan una ley justa, realista e imparcial.  Y ya, si sólo pudiéramos ponernos de acuerdoen el significado de “justo”…



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