En los barcos de esclavitud, donde nos sentamos
y allí con cadenas y grilletes lloramos,
los que nos llevaron cautivos nos pedían
que le cantáramos canciones de alegría,
para con vino y licor se riera la tiranía.
Mientras mi pueblo lloraba el maltrato
y añoraba su tierra en la lejanía.
“Cántennos canciones de alegría,
o sino, verán la furia de la vara mía”...
Mejor córteme la lengua, Señor Tirano,
Antes de cantarle yo a usted,
canciones de la Patria mía.
Usted ve ese féretro que está
allá en el suelo
de dónde su sangre los perros lamían,
ese también era hijo de la madre mía...
Hasta dónde llegarán, oh Dios mío,
las cadenas que atan mis manos,
hasta dónde llegará
la violencia que le hacen a nuestros niños,
padres y ancianos,
hasta dónde llegará el coraje del Señor Tirano.
Escribió la historia y dijo que descubrió
lo que estaba por nosotros ya ocupado.
Que nosotros creíamos que ellos eran dioses, relató,
y para él nosotros éramos incivilizados.
El negro lloró, el indio penas recibió,
las cadenas el tirano no me quitó,
porque aún me duelen las venas,
y aún escucho al oído la voz
del tirano decir,
“Cántennos canciones de alegría,
O sino, verán la furia de la vara mía”...
*Nelson Vasquez escribe líricas basadas en la historia.
La Voz, Cultura y noticias hispanas del Valle de Hudson
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