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Teatro

La Conversación de Ángeles

July 2006
Escena 1

Una habitación a media luz, sonido constante de un reloj al pasar los segundos. Una ventana abierta, un cama desatendida. En un rincón de la habitación hay una silla y varios cojines tirados en el suelo. Un espejo roto está tirado en el piso.

Ángeles— (Acostada sobre los cojines). No me patees más, (abrazando su vientre) esta es la última vez que me tomo una copa de licor. Ya sé que a ti también te hace daño cuando bebo tanto.

Sin-nombre--¿Por qué me maltratas aún cuando puedes evitarlo?

Ángeles—No lo sé, no es con la intención de hacerte daño que estoy bebiendo, sino para pasar un buen rato, soy joven y necesito disfrutar mi vida. (Se mira en el espejo roto).

Sin-nombre—Me siento débil y sin fuerzas, deberías tomar más vitaminas como te lo recomendó el medico. Te dijo que yo las necesito y solo tú me las puedes dar.

Ángeles—La verdad es que yo no quería tenerte, al menos no ahora. Tú me privas de muchas cosas y cuando nazcas será todavía peor para mí. Ahora será más complicado casarme y formar una linda familia. 

Sin-nombre—Pero yo te quiero mucho y voy a tratar de hacerte feliz.

Ángeles--¿Cómo me vas a hacer feliz? Lo que harás será complicar mi existencia mucho más. Solo espero que me dejes dormir en las noches.

Sin-nombre--¿Entonces por qué decidiste quedarte conmigo? Tuviste la oportunidad de deshacerte de mí, yo sé que lo pensaste.

Ángeles—Deja ya de hacer tantas preguntas. No sé por qué no me deshice de ti antes. Estaba muy confundida y frustrada pero al mismo tiempo me sentía feliz por tu presencia. Siempre he estado muy sola y pensé que me harías buena compañía. (Sonríe brevemente).

Sin-nombre--¿Y ahora te arrepientes de tu decisión? (Ángeles empieza a recoger los pedacitos del espejo roto).

Ángeles—No siempre, porque necesito de tu compañía para no volverme completamente loca. A veces hasta me emociono cuando te mueves rápidamente aunque no entiendo por qué lo haces.

Sin-nombre—Me gustaría que nos cuidaras mejor y que te preocuparas más por tu salud y la mía.

Ángeles—No me digas qué hacer, yo se muy bien lo que hago, me gusta divertirme. Todavía tengo la edad y las ganas de salir a bailar y a beber.

Sin-nombre—No te digo qué hacer, solo te pido que seas un poco más cuidadosa. Así estaremos mejor los dos. Te prometo que no te voy a causar muchos problemas.

Ángeles—No me prometas cosas que no pueden ser posibles, si desde ya me das problemas, me imagino cómo será cuando llegues a casa.

Sin-nombre—Es cierto, necesito que me cuides, necesito de ti para sobrevivir. Tal vez yo te sirva de algo a ti también.

Ángeles—Claro tal vez ya no me sentiré tan sola pero no me pidas que me comprometa a nada. Yo no voy a abandonar mi vida sólo por dedicarme a la tuya. Ni se te ocurra pensarlo. (Se asoma a la ventana tratando de buscar algo).

Sin-nombre--¿Sabes de alguien más que pueda cuidarme?

Ángeles—Te dije que no tengo a nadie, no tengo amigos, ni familia, ninguna clase de ayuda. La única solución sería abandonarte a tu suerte. Pero así me quedaría sola otra vez. (Enciende la lámpara sobre la mesa).

Sin-nombre—Por favor no me abandones, cuando pueda te agradeceré tus esfuerzos y tus sacrificios dándote lo que me pidas.

Ángeles—No creas que soy tonta, tendría que esperar mucho tiempo para recibir algo de ti, en cambio yo te estaría entregando mi vida.

Sin-nombre—Hablas como si fuera el fin del mundo.

Ángeles—No del mundo, pero si de gran parte de mis sueños y propósitos.

Sin-nombre—Ayúdame y déjame ayudarte, podríamos tener una vida muy agradable juntos. Voy a tratar de no moverme mucho para que no sientas que te estoy pateando.

Ángeles—Sí, y por favor no me incomodes tanto a la hora de dormir.

Sin-nombre—Voy a tratar pero imagínate la incomodidad que tengo yo en un espacio tan pequeñito. Gracias a Dios soy muy flexible. Ya quisiera salir de aquí. ¿Sabes cuánto tiempo falta?

Ángeles—Sólo dos meses más, yo estoy tan impaciente como tú. Me he dado cuenta de que me has enseñado mucho de la vida. Aunque sea eso te agradezco.

Sin-nombre—De algo te puedo servir. Vamos a ayudarnos mutuamente. Por favor dame la oportunidad de demostrarte que la situación no es tan grave como parece.

Ángeles—Puede que no sea grave, pero es muy complicada. ¿Quién soy yo si tú existes? Toda mi vida cambiará de repente.

Sin-nombre--¿Quién eres si no existo? Eres la misma persona sola y alejada del mundo con amistades que duran un máximo de 24 horas. Yo fui el resultado de uno de esos encuentros pasajeros que te dieron la oportunidad de conectarte con la realidad. Tu vida puede mejorar con mi existencia. Es hora de que te des cuenta.

 El escenario se oscurece, se escucha el llanto de un niño al nacer…
Se baja el telón.




 

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