La recién bajada
Espejito, espejito
Por María Elena Alvarado
October 2006“Despegarse no es dejar de amar, ni siquiera es, necesariamente, la cancelación de los deseos como algunos maestros orientales proponen. Es más bien la expresión más pura de la aceptación. Aceptación que no se debe confundir con resignación sino que, en términos de occidente, se podría definir como la cancelación de la urgencia”.
Hace un tiempo, a propósito de algunos enredos amorosos una amiga y yo nos pusimos a ojear algunos libros de autoayuda y esoterismos más. Andábamos muy entusiasmadas buscando recetas cual libro de cocina (es increíble pero mi amiga los lee, los libros de cocina digo, como si fueran libros de autoayuda). Yo recordaba haber leído cuando era adolescente “Tus zonas erróneas” de Wayne Dyer. Más tarde mi padre me regaló uno de Anthony de Mello y de ahí no pasé.
Es muy interesante cómo cuando uno tiene un problema recurre siempre a fuentes externas para buscar las soluciones. Recuerdo hace unos años, cuando un novio terminó conmigo, secuestré a un amigo para que me leyera el I ching. Y ahí estaba yo arrojando moneditas a diestra y siniestra y consultando mi oráculo de turno, exactamente como ahora, preguntándole acerca de mi libertad a un librito. “Librito, librito ¿Quién es la chica más libre y feliz del todo el reino?” Y mi amiga y yo diciéndonos una a otra, “espera, espera, eso lo dice en la página 73”.
Felizmente se nos pasó muy rápidamente esta adicción y recurrimos a otras más prácticas y eficaces. Nos teñimos el pelo, nos metimos a clases de danza del vientre y nos fuimos de shopping, obviamente. Así con este maquillaje de mujeres renovadas y listas a conquistar el mundo y sus desventuras nos fuimos a una fiesta. Y ahí estaban todos los chicos guapos invitándonos tragos y sacándonos a bailar. Qué año del Perro ni que ocho cuartos; qué Bucay y su “imbécil afectivo”; qué Margaritas, pobres florecillas siendo diseccionadas por nosotras, la respuesta estaba en nosotras. En mirarnos en el espejo y decirnos: esa soy yo.
Ha llegado la hora de mirar para adelante
Agarrar el volante, de saber que ser feliz
Sólo va depender de mí,
Nunca de ti
Ahora estoy más segura que nunca
Hoy brilla el sol encima de mi nuca
No caeré en el juego de nadie,
Sonreiré
Me he dado cuenta de que no sirve de nada,
Vivir todo el día engañada
Me he dado cuenta de que no sucede nada,
Estando todo el día enfadada…
La Voz, Cultura y noticias hispanas del Valle de Hudson
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