Ya se nos va el 2006. Pasó volando por momentos y por otros parecía que no se acababa más. Es hora de hacer balance, de aprovechar que hace frío afuera, que tenemos vacaciones por las fiestas y que sí o sí estaremos en casa, para ponernos a pensar sobre cómo nos trató este año.
A los inmigrantes, bien y mal. Por una parte tuvimos la “suerte” de que la cámara de representantes a fines del año pasado aprobara un proyecto de ley muy injusto, el HR 4437, que hizo que entre abril y junio de este año millones de inmigrantes, la mayoría latinos, salieran a las calles de todo el país a manifestarse en contra de este proyecto. Digo “suerte” porque gracias a los representantes que muchos no pudimos votar, volvió a ponerse sobre la mesa el tema de la inmigración y de la necesidad de una reforma a las leyes de inmigración que sea amplia y justa para todos. Pero además fue posible observar y participar de un movimiento al que todavía le falta mucha organización pero que es fuerte y grande en número y en aliados.
Lamentablemente el grito que se escuchó en Poughkeepsie y en otras ciudades y que dejó afónico a más de uno,¡Sí sé puede!, contiene obviamente más esperanza que hechos. Por lo pronto, todavía no ha habido ninguna reforma justa, sólo más y más medidas de seguridad para cerrar las fronteras a los posibles terroristas… Me pregunto si verdaderamente alguien en el gobierno cree que hay terroristas tan pero tan desesperados que van a cruzar el desierto para venir a atacar a los Estados Unidos, ¿es ingenuidad? Si el hecho es que sólo los pobres que buscan trabajo para poder vivir y mantener a sus familias se atreven a una odisea semejante. Sí, el 2006 nos trató bien y mal. Nos mostró una luz de esperanza pero nada está terminado aún, queda todavía camino por recorrer.
Para La Voz el 2006 nos deja un buen sabor. En enero de 2006 comenzamos a publicar la revista de manera mensual, con más páginas y más tiraje, todo un desafío para una publicación independiente que depende del trabajo de voluntarios y de donaciones para poder subsistir. Claro que no todo son rosas, hubo y todavía hay espinas pero el sabor a satisfacción está ahí. Este número celebra en parte las fiestas que se avecinan, las que pasaron y a los latinos que trabajan por promover nuestra diversidad cultural.
Puede ser que me sienta muy optimista hoy pero creo que el balance general es bueno, aunque eso por supuesto no nos conforma. Por eso también aprovechamos este tiempo para reflexionar sobre lo conseguido y lo que debemos conseguir. Desde La Voz, a las puertas de 2007 estamos con más ganas que nunca de seguir avanzando, pese a todo.
¡Muchas Felicidades y mil gracias por estar ahí! Si no, ¿qué sería de esta revista sin ustedes, nuestros queridos lectores? Nos reencontramos en febrero. ■
Mariel Fiori, Directora
La Voz, Cultura y noticias hispanas del Valle de Hudson
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