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Testimonio

Poniendo su granito de arena

El trabajo de Diana Vázquez

August 2007
Si vive en el mundo real, sabe que hay una variedad de injusticias perpetradas contra los trabajadores hispanos en una variedad de ocupaciones. Son estafados con contratos engañosos, forzados a trabajar demasiadas horas, trabajando bajo condiciones peligrosos, y la lista sigue… A menudo, son blanco fácil de empleadores que no son conscientes de las leyes, o que no quieren pagar salarios enteros, o en algunos casos tienen intenciones peores.

Con el conocimiento de estas y otras injusticias, una pareja de abogados fundó en 2004 una agrupación llamada el Centro de Derechos Laborales, el WRLC, según sus siglas en inglés. El propósito principal del WRLC es proveer servicios legales a los trabajadores de bajos recursos que luchan por hacer valer sus derechos en el lugar de trabajo. En ese aspecto, ya han ganado para los empleados una cifra que tal vez pueda asustarle: 1 millón 100 mil dólares. A saber, esa es la cantidad que los tribunales han ordenado que los empleados corruptos pagaran a sus trabajadores por salarios atrasados y otros daños y perjuicios. 

Esa suma, conseguida durante sus tres años de existencia, sugiere la magnitud de los abusos cometidos en los lugares de trabajo. De hecho, las solicitudes de ayuda legal sobrepasan la capacidad del WRLC de responder. Con los esfuerzos de sus tres abogados, el WRLC defiende veinte casos a la misma vez. Probablemente esto sería imposible, sin embargo, sin la ayuda de su paralegal, Diana Vázquez.

Diana Vázquez, camino al éxito

Vázquez está en la primera línea del WRLC y es un personaje apropiado para este artículo. Apenas acaba de cumplir 24 años, y habla con cada obrero que llama al Centro de Derechos Laborales. Ella también hace la investigación y preparación para el proceso de los casos —una tarea difícil cuando hay poca documentación y aún menos evidencia de los abusos. Su dedicación ha contribuido a ganar múltiples casos desde su llegada hace un año.   

Diana no se tropezó con esta posición por casualidad. De hecho, resulta un tanto problemático contar su historia sin parecer didáctico: y es que ella personifica el cuento de la inmigrante exitosa. Así que revelaré su éxito, además de sus planes para el futuro. 

Ella describe la experiencia de sus compañeras en la escuela preparatoria de Newburgh. Las menos dedicadas ya tienen hijos de alto mantenimiento, o los grilletes de relaciones tempranas, sin perspectivas a salir de la casa, muchas todavía se quedan donde estaban durante la preparatoria. Pero Vázquez, que ya vive sin sus padres, se ha distanciado de tales dificultades. 

Sus padres acababan de llegar de México, jóvenes de 19 y 16 años, cuando empezaron a tomar sabias decisiones. Ellos la inscribieron en ‘Head Start’, un programa de desarrollo para preescolares, pronto aprendería el inglés, contribuyendo al tono claramente letrado de su voz. Ella tomó las próximas decisiones sabias, esforzándose mucho en la preparatoria e involucrándose, como algunos de sus compatriotas mexicanos, en el equipo de fútbol. 

Muy diferente a la mayoría de la gente que conforma su mundo actual, Vázquez no pasó su juventud con privilegios asegurados. Trabajaba en una fábrica local después de las clases. Un año después de su matriculación en la secundaria, envió su solicitud de ingreso a la universidad Bard. 

Bard College, una universidad muy selectiva, y a $45,000 por año, también un poco cara, se presentaba como un conjunto nuevo de desafíos. A pesar de la presencia de algunos estudiantes de ojos azules y piel blanca con acentos extranjeros, Diana Vázquez era la única estudiante de ascendencia mexicana, y uno se pregunta si sentía aislada.  

Ella estaba bien preparada para el nivel de competición en el fútbol universitario, y en dos años se convirtió en la capitana del equipo. Por otro lado, no estaba preparada para las vidas de fiestas, tal vez extravagantes, de muchos de sus compañeros. Para ella fue un choque ver el dinero fluir tan libremente como la cerveza. También difícil fue la transición al rigor de su primer año de vida universitaria.

La dificultad pasó finalmente, y ella continuó investigando en su pasión por la cultura chicana hacia su concentración académica, los estudios americanos. Gracias a la inspiración de sus profesores consejeros, escogió clases que le interesaban y sobresalió en ellas. Cuatro años y una fiesta feliz después, Diana Vázquez ya tenía un diploma universitario. Como ella dice, estaba lista para poner su “granito de arena a la causa de la comunidad hispana”. 

A partir de entonces, tomó la posición de asistente en el WRLC. Uno esperaría que una persona tan motivada y talentosa como Vázquez no se quedaría en esta capacidad para siempre. De hecho, ella ya tiene planes para avanzar en el futuro. Cuando haya conseguido suficiente experiencia con este trabajo, Vázquez planea tomar los exámenes necesarios y asistir a la Universidad de Derecho. Es tal vez un desafortunado cliché anunciar que una persona está destinada para un futuro brillante, así que no lo haré. En vez de eso, voy a decir que Diana Vázquez será una abogada fenomenal. 


El Centro de Derechos Laborales

WRLC, Workers' Rights Law Center Of New York, Inc.
101 Hurley Ave., Suite 5
Kingston, New York 12401
Teléfono: 845.331.6615
Fax: 845.331.6617
E-Mail: [email protected]

Página web: http://www.workersrightsny.org




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