Cuento
PAMPA Y LA SERPIENTE DORADA
September 2007aunque muchos hablaban de ella, pocos la habían visto de verdad. le decían la serpiente dorada, aunque era solo así en la oscuridad. de día era de todos los colores. como el camaleón, su piel cambiaba para diluirse en su entorno. la serpiente dorada era la reina de la selva.
digo todo esto porque yo la vi con mis propios ojos. estuve viviendo por dos años en la selva, en la punta de colombia al sur del país. trabajaba en nueva york como productor de televisión. un día estaba tan harto de mi vida, tan cansado de la monotonía, de lo mismo todos los días que compré un boleto y me fui para las selvas de colombia.
por razones de seguridad, mi amigo ramón, que reside en esa región me pidió no nombrar el pueblo. han tenido problemas con unos tipos extranjeros que van al monte con tremendas maquinas. ramón las llama “las asquerosas” porque dice que su sangre es la sangre oscura y espesa del diablo. dice que son demonios porque les cortan las venas a los árboles y los dejan desangrar. “los árboles gritan y sufren y nadie los escucha. muy pocos pueden hacerlo”.
el problema de la serpiente dorada comenzó con la niña indígena que se pasaba todo el tiempo trepada en los árboles. la niña se llamaba pampa. por la noche, la abuelita la ayudaba a subirse al árbol cerca de su casa.
“te quedas bien quietica y juiciosa allá arriba. trata de quedarte en silencio y mantén tu
una noche, la abuelita se quedó dormida sentada contra el tronco. pampa, en la altura de su rama, vio una grandísima serpiente alumbrada. era como si estuviera prendida con llamas de fuego. pampa le dio alegría y sintió una sensación incomoda en su vientre. luego sintió miedo y tuvo un escalofrío.
sé esto porque yo estaba en el bosque en silencio, cerca de pampa, mi espalda también contra mi propio árbol. Yo estaba en una rama grande, un poco más alta de donde estaba la niña. vi a la serpiente con mis propios ojos y vi a pampa descansando contra el árbol. había tal conexión con ella que yo mismo sentí lo que ella sentía —mi amigo ramón me está enseñando el conocimiento secreto de sus abuelos. me dijo que tengo que aprender a hablar con las plantas y saber cómo escucharlas. tengo que aprender su lenguaje y también el lenguaje de los animales: el lenguaje del cuerpo, del silencio interno.
vi cuando la enorme serpiente se acercaba hacia pampa. sentado contra ese árbol, me surgió una sensación total de paz. me sentí tan ligero. nada de lo que escuchaba me importaba. era un abandono inigualable. el aire estaba bien húmedo y caliente y los mosquitos estaban haciendo fiesta conmigo. recordé en ese instante, las palabras de mi amigo ramón. me dijo que si me dejaba llevar por el silencio, el espíritu adentro de mi me ayudaría a crear una barrera energética en todo mi cuerpo para que ningún insecto me molestara.
escuchaba diferentes pájaros de la noche. había un búho cerca de mi, a mi izquierda. también veía, hacia mi derecha, un grupo de luciérnagas. de repente, todos los insectos y los pájaros se quedaron callados. mi corazón comenzó a palpitar rápidamente, y mi estomago me dolía. sentí miedo y comencé a temblar. luego respiré profundamente, tratando de calmarme. entonces fue cuando vi a la serpiente. era hermosa, luminosa. su color dorado era fuego rojo y sus llamas anaranjadas me hipnotizaban. sus movimientos eran lentos, pero yo sabía (sin saber cómo lo sabía) que en cualquier momento esta víbora podía saltar encima de mi y enrollarse y asfixiarme en segundos.
también sabía que no era mi turno. pampa comenzó a llorar porque sabía que la dorada la estaba persiguiendo.
pasó por debajo de mi. en ese mismo instante, sentí un zumbido, una vibración en mis oídos. la gran serpiente buscaba a pampa. sin saber lo que hacía, saqué mi piedra de la suerte, la que siempre llevo conmigo en mi bolsillo, y la tiré con toda mi fuerza y le pegué a la serpiente en toda la cabeza. guau, nunca en mi vida escuché tan tremendo grito, especialmente el de un animal. era un trueno ensordecedor. la abuelita de pampa se despertó y con agilidad sorprendente para su edad, se subió al árbol y llegó justo donde estaba pampa. la abuelita se quitó el collar del colmillo de pantera que siempre llevaba puesto y lo colgó en el cuello de pampa. en ese instante, el collar se volvió invisible. la abuela cerró los ojos, puso sus dos palmas en el pecho de la niña y gritó como una bestia. ese grito lo sentí por toda mi espina dorsal. fue tan horroroso para mi, que me hizo vomitar.
la serpiente se encendió como candela. su brillo parecía más rojo que anaranjado. se subió al árbol donde yo estaba y dios mío, eso fue lo más aterrador, lo más increíble que he presenciado en mi vida. la serpiente me miró. sus ojos eran verdes y brillantes, como dos gigantes esmeraldas. yo la miré fuerte a los ojos. el tiempo paró y en segundos de sensación interminable, recordé las palabras de ramón.
“somos cazadores y cazamos animales para poder comer. para ese animal, somos la muerte. su vida en esta hermosa tierra, ha terminado. gracias a este animal, podemos comer. por el hecho de ser cazadores, nos hace a nosotros mismos la victima de otro cazador, la muerte. la muerte es el cazador que siempre nos gana. a la muerte, cualquier muerte que sea, tenemos que mirarla a los ojos con valentía e indiferencia”.
miré la serpiente a los ojos de esmeralda. tenía que defenderme y lo iba hacer porque no era mi turno de morir. lo sabía. al presenciar el fuego que emanaba de su cuerpo, me di cuenta que esa noche me había convertido en la muerte para ese legendario animal. la serpiente abrió su boca enorme y me tragó entero. todo se volvió brillante y oscuro a la vez. no podía ver nada, ni respirar. sentía que me asfixiaba. también, por todo mi cuerpo sentí una baba que me quemaba la piel. decidí gritar con toda la fuerza de mi ser.
le pegué un patada a la pared interna de su piel, para poder cortarla. después le pegué otro puño y esta vez la serpiente sintió dolor. fue tan hermoso su gemido, que parecía de un ser humano y hasta por unos momentos me dio lástima y casi que me quedo ahí atrapado. mi grito de nuevo fue penetrante. con mis uñas pude cortar la piel de la serpiente y al fin escapar.
en el segundo que salí de allí, escuché un grito de una niña y sabía que era pampa. escuché un rugido de panteras. me dio mucho miedo porque pensé que nos iban a despedazar a todos. había docenas de panteras. no las podía ver por la oscuridad de la selva, pero podía sentir su presencia, las podía oler y escuchaba sus rugidos espantosos.
todas las panteras atacaban a la serpiente. esto fue una batalla de poder contra un legendario animal del pasado que se había colado en el presente. la serpiente peleó y mató unas cuantas panteras.
pampa me salvó la vida y yo la de ella. en la oscuridad de la noche escuché su voz clara como la melodía de una flauta. era como si su misma voz fuese una canción. no sabía si era un sueño. pampa me dio las gracias por haberle salvado la vida. dijo que dos de sus panteras protectoras habían muerto, sacrificando sus vidas por ayudarnos. dijo que yo estaba débil y debía asar y comer un trozo de carne de pantera. si hacía esto las panteras me ayudarían y me protegerían de toda serpiente peligrosa que me encontrara en el camino de mi vida.
desde ese día, casi todas las noches hallaba a pampa esperándome en mis sueños. me enseñaba cosas que se me olvidaban al despertar. ya no la veo tanto, pero de vez en cuando se me aparece, tratando de guiarme, hablándome mientras acaricia a su pantera de ojos de miel.
La Voz, Cultura y noticias hispanas del Valle de Hudson
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Comentario: esa culebra casi me quita lo
que mas quiero. mi padre amado
gracias a dios el veneno de
la serpiente no le hizo nada Posted: 12/1/2009 |
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Comentario: ESTA GENAL y en verdad pasó,
tengo 20 años. Me gustaria
contactar contigo, lei esta
historia por un sueño que tuve
y me recuerda cuando sentí la
tristeza de un águila real
hablé con ella y le pedi una
pluma que se le había
desprendido y lo creas o no me
la dio, la puso en la reja, yo
la tomé y le di las gracias. ok
cuidate que estés bien Posted: 10/5/2009 |