Usos y Costumbres
Estudiantes trabajando en el extranjero
No todo lo que brilla es oro
September 2007 Los programas de intercambio son tan variados como los estudiantes. Existen programas para artistas, políticos, músicos, arquitectos y agricultores aspirantes. Dependiendo del enfoque, los programas colocan a los estudiantes en universidades, instituciones o en empresas.Me gustaría hablar un poco sobre la ultima categoría. Por 20 años el “Communicating for American Education Program” o “Programa de Comunicación para Educación Estadounidense” ha ayudado a jóvenes de distintos países a ganar entrenamiento y experiencia en el extranjero. CAEP tiene un contrato con algunas universidades en distintos países. Los estudiantes se registran y el programa manda la solicitud a distintas empresas. Cuando una empresa se interesa por un estudiante, ellos pagan un ingreso a CAEP, y después CAEP se encarga de traer al estudiante a la empresa.
CAEP ofrece entrenamiento en áreas como la agricultura, horticultura, enología, equino y apicultura. Hoy en día es el programa más grande de intercambio agrícola en los Estados Unidos. Según su página web, las metas de CAEP incluyen ayudar a jóvenes adultos a ganar experiencia práctica y conocimiento de otras culturas y modos de vida en los países huéspedes.
Conocí a algunos participantes de este programa en una finca en River Head, NY. La finca era una especie de empresa familiar. Los participantes de CAEP eran un grupo muy variado, pues venían de Brasil, Ecuador, Hungría y Ucrania. Al principio ninguno de ellos hablaba inglés, por las primeras semanas se comunicaban con gestos y algunas palabras básicas. Pero como trabajaban casi todos los días de la semana con estadounidenses, tuvieron que aprender el idioma muy rápido.
Algunos vinieron para conocer más la cultura estadounidense, y otros para obtener experiencia necesaria. Me hice amiga de dos participantes, Juscilane de Brasil y Balazc de Hungría. Ellos ya tienen un año y tres meses aquí, el máximo tiempo que se puede quedar un participante es un año y seis meses con la VISA J-1. En Brasil Juscilane estudió para ser docente, y en Hungría Balazc vendía maquinas de agricultura. Juscilane vino para aprender inglés, y para crecer personalmente. Ella quería saber cómo era vivir sola sin familia, y en otra cultura. Balazc decidió participar porque quería ganar más experiencia y también para aprender inglés.
Antes que los estudiantes lleguen a los Estados Unidos, el programa manda un contrato que les dice cuánto van a ganar y describe dónde van a vivir y trabajar. En el contrato las empresas huéspedes escriben el plan de entrenamiento. El problema es que CAEP no investiga las empresas u ofrece fotos honestas y a veces los estudiantes se quedan en lugares que no son adecuados. Cuando un estudiante se inscribe nunca sabe qué es lo que va a recibir, es como jugar a la ruleta rusa.
Después que llegan los estudiantes el programa no les paga para nada. Uno pensaría que por lo menos les pagan para clases de inglés, pero los estudiantes son responsables de encontrar un lugar donde se ofrecen clases. En algunas empresas los estudiantes no pagan el alquiler, en otros si pero según mis amigos no es un gasto muy grande. Generalmente las casas quedan cerca del trabajo entonces los estudiantes no necesitan transporte.
A pesar de que Juscilane y Balazc trabajaban en una empresa que se autoproclamaba un lugar feliz donde todos eran como miembros de una familia, sus experiencias mostraron lo contrario. Resultó que el patrón era una persona con un temperamento muy fuerte. Les gritaba por cualquier cosa, los humillaba y nos los respetaba. También los mantenía trabajando por muchas horas.
A Juscilane se le hinchaban los pies y le sangraban las manos por tanto trabajar. En los días más ocupados ella trabajaba desde la siete de la mañana hasta las nueve o diez de la noche. Algunos días ella no podía almorzar porque no había nadie que pudiera cuidar de su puesto.
Al principio ella cuidaba el invernadero, y tenia que encargarse de los vegetales y frutas y ponerlos en las mesas de venta, después la colocaron como cajera.Ella ganaba siete dólares a la hora, y no le pagaban por horas extras.
Llegó un punto que el patrón le pidió a Juscilane que hiciera trabajos que no figuraban en el contrato que ella firmó con CAEP. Ella debía también cuidar del padre de este descontrolado jefe, prácticamente era enfermera, le daba inyecciones, remedios, y limpiaba la casa.
Balazc trabajaba en el campo. Le encargaron cuidar de 200 acres de maíz y 80 de calabaza. También ganaba siete a la hora, y trabajaba entre 75 y 80 horas a la semana, a él le gusto el trabajo pero no el patrón.
Después de trabajar en esta finca por diez meses, decidieron que ya no podían más. Los dos estaban hartos de estas condiciones. Afortunadamente había una joven de Ucrania que se había ido de la finca unos meses atrás y conseguido un trabajo en un vivero en Boston. Balazc y Juscinale sólo llamaron al coordinador del programa para avisar que se iban de ahí, no pidieron ayuda porque sabían que el programa no les iba ayudar.
El coordinador preguntó si ellos podían quedarse más tiempo, para ver si hablando con el jefe se resolvía algo. Pero los dos ya sabían que con una persona con tal temperamento no se puede hablar. Esta amiga los ayudó más que el programa mismo. Lograron trasladarse a Boston y ahora Balazc y Juscilane están trabajando en un vivero. Trabajan menos horas y están ganando más, la nueva empresa les paga $8.50 a la hora y les paga por horas extras (over time). Y lo más importante es que tienen un jefe que los trata con el respeto que ellos se merecen.
En este caso el programa de intercambio está más ligado a la empresa que al estudiante. No es la primera vez que CAEP ha recibido quejas de los estudiantes sobre este patrón, pero parece que el CAEP va a seguir mandando estudiantes para esta finca. Traté de contactar a un vocero de CAEP a ver si tenía un comentario sobre esta situación, pero decidió no responder a mis preguntas. Después de diez meses, por fin Juscilane y Balazc están felices en su empleo, y también están tratando de aprovechar el poco tiempo que les queda en los Estados Unidos. El nuevo patrón les ha prestado un carro, los deja tomar más días libres y organiza fiestas para todos los participantes de CAEP. Juscilane y Balazc piensan que esta experiencia los ha ayudado a enfrentar sus problemas sin la ayuda de nadie. Y es más, no sólo han conocido la cultura estadounidense, sino diferentes culturas. Pues los dos se conocieron en la finca, y se hicieron novios.
Para los estudiantes universitarios los programas de intercambio en el extranjero son considerados el ingrediente necesario para poder obtener una experiencia académica completa. Muchas veces las universidades nacionales no ofrecen esta oportunidad de intercambio. Pero sí hay muchos distintos programas que ofrecen esta oportunidad. Según el New York Times, los programas de intercambio han probado ser un negocio lucrativo, y desafortunadamente ocurre que los que salen ganando no son los estudiantes ―llenos de ansiedad por viajar― sino las universidades estadounidenses que en ciertas ocasiones están ligadas a los institutos de educación en el extranjero y no protegen los intereses de los estudiantes. Considerando estos factores es importante conocer un poco sobre estos programas y qué ofrecen exactamente.
La Voz, Cultura y noticias hispanas del Valle de Hudson
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