Una segunda oportunidad para los terroristas: salva vidas y sirve a todos

Gradualmente la gente cae en la cuenta del desperdicio de talento y recursos, por no decir del costo de vidas de terceros, que implica el terrorismo y la lucha contra los terroristas. Las actividades terroristas no hacen más que desviar recursos hacia un círculo vicioso de destrucción, mal uso de recursos humanos y crispación social. El único resultado es que se retarda y complica la marcha hacia el bienestar de cada uno de los individuos que los grupos terroristas pretenden representar. Adicionalmente, estas actividades no hacen nada por solucionar los agravios que los terroristas pretenden reparar—el EPR podrá detonar más instalaciones de PEMEX, ninguno de esos estallidos proveerá alimento a los desamparados, educación a los marginados, o servicio médico a los necesitados.

Por otro lado, la sociedad civil está volviéndose más consciente de los modos más eficientes de combatir el terrorismo. La lucha contra los terroristas (a veces confundida con la lucha contra el terrorismo) es demasiado costosa y muy poco eficiente para erradicar el terrorismo—tanto se ha despilfarrado en cazar a Osama que las barbas se le pusieron negras de lo preocupado que ha estado. Negociar con los terroristas y hacerles concesiones magnas provee incentivos perversos. Ahora más que nunca se evidencia que el mejor modo de combatir y erradicar el terrorismo es la prevención.

Los reclutas de Al-Qaeda son jóvenes de alta preparación técnica, gran conocimiento de los agravios de los suyos y voluntad de dar la vida misma por su gente. Este es prácticamente el perfil de un recién egresado que ingresa al programa Teach for America. El alto mando de Al-Qaeda está lleno del tipo de gente que en otras condiciones crea o encabeza ONGes benignas tales como Médicos sin Fronteras, Save the Children u Observadores de los Procedimientos de la Comisión Militar en la Bahía de Guantánamo. Para evitar que hombres con estos perfiles acaben optando por dañar a otros, es indispensable darles acceso a medios para que beneficien a los suyos sin lastimar a terceros. Es preferible invertir un dólar en una ONG hoy que mandar a nuestros hijos al ejército en unos años.

Poco a poco la población mundial irá aportando menores recursos a la lucha contra y por los terroristas y más en inversiones productivas que a la vez prevengan el terrorismo. La energía de quienes actualmente se dedican a luchar contra y por el terrorismo se irá canalizando en actividades más constructivas. Quienes pudieron haber sido terroristas servirán a su gente, los problemas de esta gente serán mitigados, y los estadounidenses vivirán más seguros. Lo que no podemos garantizar es si para entonces los agraviados por los actos terroristas (como el Delfín Quishpe que perdió a su amorcito el 11/09) habrán podido reparar sus pérdidas.

IMAGEN: se puede quizás poner una foto del video clip del delfín? El link es http://www.youtube.com/watch?v=NecoBo0BhEk En el minuto 2.48, aparece él con el fondo de las torres cayendo.

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