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How many times? / ¿Cuántas veces?

Desde la cárcel

December 2007
Eastern Correctional Facility
 

how many times will you accept his apology...

after he backhands you across the face

wearing rings with protrusions

and stones of considerable worth?

It has been said that the surface of a diamond

is so hard it can actually cut glass.

I guess the flesh around your mouth doesn’t stand a chance

against its unleashed fury.

And diamonds are a girl’s best friend, huh?

I remember days when we used to go to museums

and frolic in the past.

We used to giggle at how funny Black folk looked

in their garb from the eighteen hundreds.

They were fresh out of slavery,

and didn’t have much,

but they looked so happy.

It must have felt really good to he freed

from an oppressor and physical bondage.

I wonder if anyone could have apologized to them

for the repeated abuses:

the rapes the murder, the torture,

and they’d accept it.

Would they say, “I forgive you” or “I love you?”

Does love feel the same

when it comes from the end of a fist

as it does from a gentle touch?

Does it feel any different

when it comes gift-wrapped in bottles

broken across the back of one’s head?

I remember times when we would take long walks

through Central Park,
come out on the 110th Street side

and stroll uptown to Reliable’s off Broadway.

Me, being the envy of every brother

crossing our paths.

You, being more radiant than the sun,

and more beautiful than its setting.

Strawberry flavored lip—gloss

was your only application,

partly because it made your “lips shiny,”

but mostly, because I loved licking it off.

Then came the world of blush and eye shadow,

of lipstick and flesh-tones.

Maybeline number 21 was good

to cover bruises.

A black—eye didn’t show too much

if you used a darker base before applying color?

What was it that time?

Did it really even matter?

We both knew there was going to be a “next time.”

And the “next time” came and went.

Again and again and again,

until love became an infusion

of vicious assaults and broken bones,

gashes and stitches,

surgeries and hospitalizations,

forced copulation1 miscarriages,

and apologies.

I wanted so much to ease your affliction

by cutting out the cancer

that was slowly eating away at your soul,

and protect you

from the harm that loved you so much;

from the misogyny you so willingly accepted

as love and affection.

But your tears and passionate pleas

to spare a life not deserving of such devotion

would extinguish the fires of fratricide

that burned in my heart.

If only I would have ignored your pleas,

maybe you’d still be here

stepping in and out of my reality

as opposed to in and out of my dreams.

Never having to be apologized to

for wrongs that were actually evils.

Never having to be asked,

how many times?
 
 


Traducción de Mary Kate Donovan

 

…¿cuántas veces lo vas a perdonar…

después de que te cruza la cara de un golpe

con una mano con anillo protuberante

y piedras de considerable valor?

Se ha dicho que la superficie de un diamante

es tan dura como que puede cortar vidrio.

Supongo que la carne de tu boca

no tiene ninguna posibilidad

contra su furia desatada.

Y los diamantes son el mejor amigo de una mujer, ¿no?

Me acuerdo de los días cuando íbamos a los museos

y retozábamoscon el pasado.

Nos reíamos de lo gracioso que se veían los negros

con sus trajes del siglo XIX.

Acababan de salir de la esclavitud,

y no tenían mucho,

pero parecían tan felices.

Debe haber sido muy bueno ser liberado

de un opresor y de la esclavitud.

Me pregunto si alguien pudo haberse disculpado con ellos

por los abusos repetidos:

la violación, el asesinato, la tortura,

y si la aceptarían.

¿Dirían ellos, <<te perdono>> o <<te amo>>?

¿Se siente igual el amor

cuando viene del extremo de un puño

como cuando viene de una caricia cariñosa?

¿Se siente alguna diferencia

cuando viene envuelto en botellas

rotas por la nuca de uno?

Me acuerdo de momentos cuando salíamos a pasear

por Central Park,

saliendo por el lado de la 110

y caminábamos hasta Reliable en off-Broadway.

Yo, la envidia de cada hermano

que se cruzaba con nosotros,

Tú, más radiante que el sol,

y más hermosa que su atardecer.

Brillo para labios de sabor a fresas

era lo único que te aplicabas

en parte porque te hacía “brillar” los labios,

pero más que nada porque me fascinaba sacártelo a besos.

Después llegó el mundo del coloretey la sombra de ojos,

del lápiz de labios, de los polvos.

Maybeline 21 era bueno

para esconder los golpes.

¿Un ojo morado no se veía tanto

si usabas una base más oscura antes de aplicar el color?

¿Qué pasó esa vez?

¿Realmente importaba?
Los dos sabíamos que iba a haber una “próxima vez”.

Y la “próxima vez” pasó

otra vez, otra vez y otra vez,

hasta que el amor llegó a ser una infusión

de agresionesatrocesy huesos rotos,

tajos y puntos,

cirugías y hospitalización,

copulaciones forzadas y abortos espontáneos,

y disculpas.

Quería tanto aliviarte del sufrimiento

cortando el cáncer

que lentamente te comía el alma

y protegerte

del daño que te amaba tanto;

De la misoginia que aceptabas sin problema

como amor y cariño.

Pero tus lágrimas ypeticionesapasionadas

para perdonar una vida que no merecía tu devoción

me extinguían las llamas de fratricidio

que quemabanen mi corazón.

Si hubiera ignorado tus peticiones,

quizás todavía estarías aquí

entrando y saliendo de mi realidad

en vez de mis sueños.

Sin tener nunca que recibir disculpas

por daños que en realidad eran maldades.

Sin tener nunca que oír la pregunta,

¿cúantas veces?

 
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