Recuerdos de...
Un yanqui en el Camino a Santiago de Compostela II
Segunda parte
December 2007Esta es la segunda parte de una serie de tres reportajes sobre una de las peregrinaciones más viejas de Europa. El Camino de Santiago es una ruta de peregrinación que va por toda Europa con la meta de llegar a la catedral de Santiago de Compostela donde, según la leyenda, están enterrados los restos del apóstol Santiago. En los últimos años ha crecido el número de gente que hace El Camino por razones espirituales, turísticas y la razón de cada uno. Existe una red de albergues donde los peregrinos pueden pasar la noche. Esta es mi experiencia en la que pasé un mes caminando 1.000 kilómetros.
16.00 horas 22 de agosto: Voy acostumbrándome al ritmo de caminar muchas horas y normalmente hago 30 kilómetros cada día. Llego a Nájera, una ciudad histórica que fue capital de la región de La Rioja durante los siglos X y XI, después que los musulmanes destruyeran la anterior capital Pamplona. Encuentro el albergue, un tipo de hostal barato que ofrece camas pero tienes que llevar tu propio saco de dormir, y una mujer que se llama Pilar me da una bienvenida muy amable. Ella me explica que los hospitaleros trabajan de voluntarios en los albergues públicos antes de llegar a Galicia, la región donde está ubicada la ciudad de Santiago de Compostela. Es gente que dedica dos semanas de sus vacaciones porque son aficionados al camino. Me cuenta historias de personas que pasan seis meses cada año en El Camino caminando desde Italia o Suiza y volviendo a pie. Parece que hay una cultura entera de gente para los cuales El Camino es algo central en sus vidas. Les gusta la sensación de hermandad que existe, el placer de viajar por paisajes hermosos, la historia y el encanto inexplicable.
20.00 horas 23 de agosto: Después de pasar unas horas visitando la impresionante catedral gótica de Burgos, una ciudad fundada en el año 884 que floreció en gran parte durante la edad media debido al negocio que crecía gracias a El Camino, vuelvo al albergue que está situado en el centro de la ciudad arriba de una iglesia. El cura canta canciones cristianas y los otros peregrinos hacen un círculo a su alrededor, algunos cantan y otros escuchan. Los albergues religiosos normalmente son más estrictos y todos estamos en la cama antes de la 22.00 cuando apagan las luces.
6.45 horas 24 de agosto: Al salir del albergue en la semi oscuridad una mujer alemana me pregunta si conozco un sitio para tomar un café. Vamos juntos a buscarlo y encontramos un lugar donde caminantes y funcionarios toman su primer café del día. Hablamos sobre El Camino y la vida y resulta que Suzanne es profesora de inglés en una escuela secundaria en Munich, Alemania. Tiene alrededor de 30 años y está haciendo El Camino porque le apetecía la idea y es que en Alemania el Camino es muy conocido gracias a un comediante que escribió un libro sobre su experiencia en El Camino. Luego salimos juntos de la ciudad y pasamos unas horas caminando y charlando hasta que le digo que quiero descansar y nos despedimos.
16.00 horas 24 de agosto: Llego al albergue y ya reconozco a casi la mitad de los otros peregrinos. Están Suzanne y otro alemán que se llama Giorg, que es un mecánico de barco comercial de 24 años de edad y es de Berlín. Se enteró de la existencia del Camino a través de un documental que vio cuando tenía 15 años y siempre quiso hacerlo. Nos pasamos una velada muy agradable preparando la cena. Dos mujeres italianas insisten en hacer ellas la pasta porque dicen que los estadounidenses siempre se pasan al cocinarla y resulta demasiada blanda. Hablamos una mezcla de alemán, italiano, francés, español e inglés, unos traduciendo para otros y cada uno intentando aprender algo. La conversación va sobre los estereotipos de cada una de las nacionalidades, las experiencias en El Camino, los planes para el futuro y las historias del pasado. Una pareja española nos explica que se conocieron en El Camino hace diez años pero que nunca habían llegado a Santiago. Después de una relación complicada, la mujer estaba a dos días de casarse con otro hombre y ahora estaban cumpliendo su sueño al hacer todo la peregrinación. Después de la cena vienen los cafés y el vino. Y la conversación continua hasta después de la medianoche.
11.00 horas 28 de agosto: Me siento en un banco a la sombra de una casa en un pueblecito. Me pongo a preparar una merienda cuando se me acerca una abuelita bajita que parece salida de uno de mis libros sobre la cultura de España que tenía que leer en la escuela. Ella tiene más de ochenta años, luego me lo dice, y lleva la ropa negra de una viuda y un pañuelo en la cabeza. Me saluda amablemente y me cuenta muchas cosas sobre su hija que vive con su marido en Alemania “ellos son como usted, muy altos y jóvenes”. Me explica que la casa que da sombra a mi merienda es la casa donde nació y las reformas que su marido había hecho a la fachada. Comentamos la calidad de las reformas, cómo han cambiado las cosas en el mundo en los últimos años y el calor que hace. Estoy muy agradecido a ésta mujer por su amabilidad y pienso que todas las horas de hacer ejercicios de gramática española valieron la pena porque me han dado la oportunidad de hablar con ella. Nos despedimos y sigo caminando bajo un sol brutal.
13.00 horas 28 de agosto: Decido parar temprano porque ya llevo seis horas caminando y quiero esperar a que lleguen unos amigos. Llevo unos días viajando con las mismas personas. A veces salimos juntos por la mañana, nos encontramos durante el día, o hacemos un plan de parar en el mismo albergue. Echo de menos a gente que hace dos semanas no conocía para nada. Llegan mis amigos pero sabemos que será nuestra última noche todos juntos ya que Suzanne vuelve a Alemania mañana porque tiene que trabajar.
10.00 horas 30 de agosto: Después de viajar solo unos días para variar, un hombre me empieza a hablar y resulta que es un cura de Colombia estudiando filosofía en Roma. Me explica que iba a la universidad con la idea de hacerse hombre de negocios cuando se enteró de que tenía un cáncer. El hecho de sobrevivir a la enfermedad lo hizo pensar mucho en la vida y se consagró a la Iglesia con 25 años. Pasamos unas horas hablando de sus experiencias y las mías. Llegamos a un pueblecito y él da la misa para los peregrinos y la gente del pueblo y me pide hacer la traducción simultanea del sermón para los peregrinos que no hablan español.
18.00 horas 5 de septiembre: Después de viajar con el cura durante varios días, no lo encuentro en el albergue donde había dicho que estaría esta noche. También me doy cuenta de que no tengo mi camera, no conozco a casi nadie, me duele todo el cuerpo después de un día de mucho calor y mucho andar y dudo del valor de esta experiencia que me parecía tan bonita hace unas semanas…
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