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Las raíces culturales de la desigualdad

¿Nuestra cultura nos condena?

Por Laura Villegas
April 2010
¿Dónde empieza la desigualdad? ¿Cómo se transmite generación tras generación? y ¿Cómo se manifiesta la desigualdad en las diferentes instituciones del estado como escuelas y universidades? Aunque estas preguntas han sido investigadas extensamente por economistas, politólogos y sociólogos, existe poco material concentrado en el estudio de las raíces y costumbres culturales que contribuyen a la desigualdad económica y social. Aquí analizaré las diferencias culturales y sociales que contribuyen a que la cultura hispana esté en desventaja económica y social frente a los demás grupos de los Estados Unidos.

La desigualdad tiene diferentes raíces, pero una de las más destacadas es la diferencia de ingresos y la educación de los diferentes grupos sociales. Indudablemente, éstos son factores determinantes al medir la desigualdad. De acuerdo al artículo “Immigrant Families and Workers” del Instituto Urbano especializado en política social, solamente existe un cincuenta por ciento de posibilidades de que un estudiante de un estatus socio-económico históricamente en desventaja, como los afro-americanos o los inmigrantes hispanos, de graduarse de la secundaria en los Estados Unidos.

Las escuelas públicas generalmente son las escuelas con mayores restricciones en cuestiones de fondos, generando  niveles inferiores de retención escolar incapaces de mejorar el nivel académico de sus estudiantes. Según el estrato social en el que se encuentre será la cantidad de fondos que se distribuyen a estas escuelas por parte del gobierno. Entre más alto el estrato, más es la contribución del estado a estas escuelas, amparándose en que los ciudadanos de estos sectores contribuyen con impuestos más altos.  

 ¿Cómo hacen para correr con ventaja?

En contraste, las altas clases sociales, significativamente más educadas que la mayor parte de la población, conocen la importancia de la educación y entrenan a sus hijos de diferentes maneras para que desde pequeños se destaquen y sean exitosos. Personalmente, tuve la oportunidad de trabajar con una familia en la que el padre era profesor de Columbia University y la madre era abogada corporativa. Ambos padres gozaban de una vida muy cómoda que se puede decir era de una alta clase social.

Algo que me impresionó al conocer de cerca a esa familia fue el énfasis notorio que ponían en la educación de sus hijos. Las dos hijas asistían a una escuela privada durante la semana. Se les permitía sólo 2 horas de televisión a la semana. Y el fin de semana las dos niñas de 4 y 7 años tenían un torbellino de actividades como clases de natación, lenguaje, idiomas, piano, baile y tiempo con tutores para hacer las tareas. El énfasis que los padres le ponían a la educación de sus hijos era impresionante al punto que las niñas tenían un planeario detallado de sus actividades durante el fin de semana hora tras hora.

 Y por casa, ¿cómo andamos?

La situación de las familias de grupos económica y socialmente en desventaja es completamente diferente. Las estadísticas muestran que la educación de los padres de minorías es significativamente inferior “el veintinueve por ciento [casi un tercio de la población] de los niños inmigrantes tienen padres que tienen menos que un grado de secundaria”, afirma Randolph Capps del Instituto Urbano. Confirmando estas estadísticas, muchos estudios concluyen que niños de familias de inmigrantes que viven en familias con bajos ingresos y tienen padres con bajos niveles de educación y conocimiento limitado del inglés son mucho más propensos a mostrar bajas calificaciones en la escuela y tienen un nivel de deserción del cincuenta por ciento, una cifra alarmante. 

Mi propia experiencia confirma estas estadísticas: los niños de las familias hispanas que conozco asistían a escuelas públicas cerca de sus casas y tenían un planeario muy diferente para sus hijos durante el fin de semana, como jugar nintendo la mayor parte del día. Estos niños lamentablemente  no hacían ningún tipo de actividad extra-curricular y algunas veces se les motivaba a salir a hacer algún tipo de deporte. También, por diferentes razones, los padres estaban muy poco envueltos en la educación de sus hijos a pesar de que generalmente reconocían la importancia de la educación.

Al contrastar las diferentes familias de diferentes rangos sociales y económicos podemos deducir que las hijas de la familia afluente hablarían por lo menos 2 o 3 idiomas, tocarían diferentes instrumentos musicales y además se destacarían en algún deporte o disciplina a una temprana edad. Esto las pondría en gran ventaja al compararse con la mayoría de los niños hispanos que conozco de su misma edad que no tendrían ningún tipo de talento desarrollado. Todas estas diferencias se marcan aún más en la adolescencia cuando son esos estudiantes que están mejor preparados en todos los niveles y que han contado con más recursos durante sus años de escolaridad primaria y secundaria los que obtienen notas significativas en exámenes estatales como el SAT de admisión a la universidad y consecuentemente por sus talentos logran entrar a esas universidades prestigiosas en los Estados Unidos. Estos mismos estudiantes son los que pertenecerán a la misma clase social de sus padres en el futuro.

 Otras costumbres poco ventajosas

Otro aspecto de la cultura hispana que limita la capacidad del individuo para educarse y salir de la desigualdad social y económica es el casarse a muy temprana edad. Muchos hispanos casan a sus hijas entre los 16-25 años, lo que limita su capacidad de educarse y salir de la pobreza. También tienen hijos muy jóvenes y por lo tanto se dedican a ser amas de casa a muy temprana edad. Esto es algo que no se ve en la cultura anglosajona que usualmente se casa después de los 25 años, lo que les permite realizarse primero profesionalmente antes de formar una familia.

 Un fenómeno cultural que influye de gran manera a los latinos está en el reggaetón. El típico reggaetonero es o un ex delincuente, o  un desadaptado, y usualmente tiene problemas de droga o se ve involucrado de alguna manera con las drogas. El problema es que se convierten en los ídolos de muchos niños y jóvenes que algunas veces tienden a admirar y a imitar esos parámetros de vida. El mensaje de la música también hace alegoría a las drogas y al sexo, que también influye en la visión de un niño de la vida. El modelo de un niño hispano y de los jóvenes hispanos que conozco no es un médico exitoso o un músico famoso sino un reguetonero, algo que puede ser problemático. Muchos jóvenes que conozco imitan esos modelos de vida y los ven como un ejemplo a seguir.

No es solamente una cuestión económica sino también cultural lo que limita significativamente la posibilidad de crear cambios. Culturalmente existe menos énfasis en la importancia de la educación en la cultura hispana comparada con la anglosajona. Es evidente que el propósito de una educación tan rigurosa para estas niñas anglosajonas es ponerlas desde pequeñas en ventaja con respecto al resto de la población. Es asegurar que su capacidad intelectual se estimule desde temprana edad para que después puedan tener habilidades que las hagan especiales. De cierta manera es asegurarles desde pequeñas el mismo camino exitoso de sus padres.

Para muchos padres hispanos este riguroso plan de estudios para sus hijos no es parte de su vida ni de su cultura. A los hijos se les da más libertad para elegir sus actividades pero al mismo tiempo se les limita al no guiarlos puesto que generalmente la educación de un individuo determina generalmente su calidad de vida.

 La educación temprana de un individuo, los hábitos que se les inculcan y las habilidades que se pueden cultivar desde la temprana edad son muy importantes. Lamentablemente esto no suele ser una prioridad para muchas familias hispanas. No se les inculca a los niños desde temprana edad hábitos esenciales como la lectura o el asistir a actividades extracurriculares para mejorar su nivel académico.

Todas estas deficiencias se ven reflejadas en el alto índice de deserción escolar y en la extrema pobreza en la que viven muchos hispanos, muchos de ellos muy jóvenes. También se refleja en la música moderna y en muchos de los ídolos de la cultura moderna. No se debe generalizar la forma de pensar de una cultura entera pero si estadísticamente se ven reflejadas ciertas costumbres culturales se las debe por lo menos cuestionar y entender, para que adultos y jóvenes empiecen a cuestionarlas.

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Comentario: Para los que estén interesados en saber cómo funciona la acción ejecutiva del presidente Obama en materia de inmigración que anunció el 20 de noviembre de 2014, favor de leer la información publicada por USCIS, la agencia de inmigración federal, aquí: www.uscis.gov/es/accionmigratoria
Posted: 11/25/2014