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Sonia Sotomayor

Voz latina en la Corte Suprema Federal

Por Wilma Feliciano
September 2009
Sonia Sotomayor, puertorriqueña nacida en el Bronx, hizo historia el 6 de agosto al ser confirmada como Jueza Asociada de la Corte Suprema. Será la primera persona de descendencia hispana y sólo la tercera mujer en llegar a tal destacado puesto en los 220 años de la Corte. 

Con Sotomayor en el tribunal más alto de la nación, se anticipa que asuntos como los derechos civiles, la inmigración y la acción afirmativa para contrarrestar las desventajas socio-económicas impuestas por la pobreza han de atraer más atención. Será la voz latina, pero no sólo latina sino para todos aquéllos fuera del poder.

Como ha mostrado durante sus 17 años en el circuito federal, sus fallos han de ser moderados y en concordancia con los precedentes constitucionales, pero los de una Constitución viva que evoluciona al paso de la sociedad.  Al nominarla, el presidente Barack Obama dijo que buscaba un juez con “empatía”; es decir, comprensión de la realidad cotidiana y los problemas que marginan a grandes sectores de la población con acceso limitado al “Sueño americano”.

Sonia Sotomayor encarna las aspiraciones de todo padre inmigrante que llega al país sabiendo que tendrá que trabajar duro para que sus hijos puedan hacerse profesionales de la clase media. Huérfana de padre a los ocho años y acosada por la diabetes poco después, Sonia y su hermano José emularon el afán progresista de su mamá.  Los tres hacían sus tareas alrededor de la mesa del comedor familiar del “proyecto” de viviendas públicas para los pobres. Mientras la madre estudiaba para sacar el título de enfermera registrada, los niños se aplicaban a sus tareas para sobresalir en la escuela.

En 1971  Sotomayor ingresó becada en la prestigiosa Universidad de Princeton donde fundó una asociación cultural de apoyo mutuo para los latinos e inclusive le hizo una demanda a la universidad para que contratara a más profesores y administradores hispanos. En Princeton encontró el apoyo del distinguido jurista boricua, José Cabranes, quien le sirvió de asesor. La futura abogada recibió su título de bachiller en historia con una tesis sobre Luis Muñoz Marín, el primer gobernador libremente elegido por el pueblo puertorriqueño. (Antes de 1948 el gobernador era nombrado por la administración estadounidense). Al graduarse primera de la clase (valedictorian), fue galardonada con los premios más altos de la academia. 

Siguió sus estudios en la Facultad de Derecho de la Universidad de Yale donde fue editora del Yale Law Review, otro mérito temprano de su distinguida carrera. Luego, en vez de irse con un bufete privado donde ganaría pesos gordos, como muchos de sus condiscípulos, Sotomayor aceptó un puesto de abogada pública en la Fiscalía de Manhattan y de allí asumió otros cargos cada vez más altos. Durante el proceso de confirmación ante el Senado, Sotomayor le agradeció su éxito a su mamá, quien educó a sus dos hijos a tener confianza en sí mismos y orgullo cultural. Hoy día su hermano es médico. 

Los fallos de Sotomayor la muestran como modelo de moderación jurídica. Sin embargo, durante la confirmación los senadores del partido republicano le exigieron repetidas veces que explicara su discurso que en algunos casos “una latina sabia” con la riqueza de su experiencia podría rendir un fallo mejor que un hombre blanco.  Algunos políticos conservadores la tacharon de “racista”, implicando que los hombres blancos no tienen prejuicios ni discriminan pero que como persona de grupo minoritario, Sotomayor descartaría las leyes para rendir fallos en favor a otras minorías. 

Mientras tanto, Samuel Alito, el último Juez Asociado en ser confirmado antes de Sotomayor, había dicho que el ser hijo de padres inmigrados de Italia influiría sus decisiones en casos de inmigración. Ese doble estándar es muestra de la llamada “ley del embudo”: el lado ancho para los hombres y el estrecho para las mujeres, teñido aún más por los matices étnicos hispanos.

Sólo nueve de los 40 senadores republicanos la avalaron en la votación de 68-31. Los comentaristas políticos se preguntan si este voto masivo en contra del primer latino nominado a la Corte Suprema ha de costarles votos a los republicanos en las próximas elecciones.  





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