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Si ve algo, diga algo. La ciencia de alzar la voz

Por Emily Laber-Warren
October 2025
Desde acusar hasta realizar una denuncia, un sociólogo explora qué impulsa a las personas a delatar a otros.

La policía se basa en las denuncias de personas comunes —testigos, víctimas y denunciantes— para investigar el 95 % de los delitos. A veces, la decisión de hablar es fácil de tomar, pero en otros casos, las personas optan por guardar silencio, lo que deja innumerables infracciones sin castigo. Según estimaciones del Departamento de Justicia de Estados Unidos, aproximadamente la mitad de los delitos violentos no se denuncian.

La decisión de denunciar refleja no solo la infracción, sino también la lealtad de una persona y si espera recibir recompensas o represalias por parte de las autoridades y sus compañeros, afirma Patrick Bergemann, sociólogo de la Escuela de Negocios Paul Merage de la Universidad de California, Irvine, y autor de Judge Thy Neighbor: Denunciations in the Spanish Inquisition, Romanov Russia and Nazi Germany (Juzga a tu vecino: denuncias en la Inquisición española, la Rusia de los Romanov y la Alemania nazi).

En su libro, explora cómo la gente común se delataba entre sí durante la Inquisición española, la Alemania nazi y la Rusia de los Romanov —acusando a compañeros de trabajo, empresarios, profesores y vecinos—. ¿Qué aprendió de esa historia?

Identifiqué patrones similares en cómo cambian las denuncias, dependiendo de las circunstancias. Al comienzo de la Inquisición, se le decía a la gente que, si denunciaban a los supuestos herejes que conocían, se les protegería de cualquier daño. Pero luego esa regla cambió y denunciar ya no ofrecía protección personal. El caso de Rusia fue, por supuesto, un período histórico y un contexto diferentes, pero encontré un contraste similar entre un grupo de personas que tenían algo que ganar —estaban en prisión y pensaban que podían ayudar a liberarse denunciando a otros— y un grupo de personas que no estaban en prisión y no tenían esa motivación. En ambos casos había tres actores principales: el denunciante, la persona denunciada y la autoridad. Pero las acciones de las personas diferían, dependiendo de si creían que la denuncia mejoraría su situación. En esos casos, tendían a nombrar a las personas que creían que serían más atractivas para las autoridades. Cuando no tenían esos incentivos, las personas intentaban utilizar la denuncia para perjudicar a sus rivales —ya fueran rivales profesionales, románticos o políticos.

¿Qué factores permiten que proliferen las denuncias falsas en una sociedad?

Una cultura de denuncias falsas solo es posible si el debido proceso no es muy sólido. Porque si el gobierno investiga todo con mucho cuidado, las denuncias falsas no van a ser muy efectivas. Es decir, puede que la persona acusada siga pasando por algunas dificultades, pero se va a descubrir que “esto era solo rencor, no vamos a procesar”. Cuando existe un proceso legal sólido, a menudo también se imponen sanciones a los denunciantes falsos. Por lo tanto, creo que muchas de las oportunidades para presentar denuncias falsas surgen cuando las personas acusadas comienzan a ser castigadas sin una investigación exhaustiva y sin tener en cuenta su culpabilidad o inocencia.

Recientemente han surgido nuevas leyes y directivas en Estados Unidos que instan a las personas a denunciar a otras, como la ley de Texas de 2021, que ofrece una recompensa por denunciar a cualquiera que haya ayudado a alguien a abortar, y una reciente directiva presidencial que exige a los empleados federales denunciar a los compañeros que sigan promoviendo iniciativas de diversidad. ¿Se trata de una nueva tendencia?

Empezaría diciendo que el Gobierno tiene una larga historia de intentar que la gente denuncie los comportamientos indeseables a las autoridades. Existen leyes qui tam que permiten a las personas que denuncian a otras por engañar al Gobierno obtener parte del dinero recuperado. Después del 11 de septiembre, tuvimos las campañas “Si ves algo, di algo”. Y durante la pandemia de COVID-19, las autoridades de la ciudad de Nueva York animaron a la gente a denunciar a quienes no respetaban el distanciamiento social o no llevaban mascarilla. Según una investigación que acabo de terminar, miles de personas denunciaron a sus vecinos en un lapso de un par de meses. Recientemente, la administración Trump ha animado a la gente a llamar a la línea de denuncia del ICE (Servicio de Inmigración y Control de Aduanas) para denunciar a personas por todo tipo de cosas, incluyendo si se cree que son indocumentadas. Lo que está sucediendo ahora es en realidad similar a la era McCarthy durante los años cincuenta, cuando los miembros conservadores del gobierno de los Estados Unidos animaban a los ciudadanos a denunciarse entre sí por participar en actividades de izquierda.

¿Qué opina de la expansión de esta estrategia de “denunciar a sus vecinos”?

Creo que tiene varios objetivos para el Gobierno. Uno, intentar reclutar a más personas para su causa, para que participen en lo que sea que esté tratando de hacer. También ayuda a descubrir lo que puede ser difícil de descubrir a través de los mecanismos policiales formales. Si es difícil identificar quién es indocumentado o quién está abortando, entonces tiene sentido que la gente lo denuncie. Además, cuanto más se utilizan los sistemas de denuncia, más se normaliza que estas cosas deben ser tratadas por las autoridades, y no entre vecinos o ignoradas. Fomentar la denuncia también es una forma de inspirar más miedo. Si empiezas a preocuparte por que te delaten y no sabes quién lo haría, empiezas a confiar menos en tus vecinos. Hay un artículo muy interesante que analiza las relaciones sociales en Alemania Oriental antes y después de la caída del comunismo. En él se descubrió que, en Alemania Oriental, la gente mantenía a la mayoría de su círculo social a distancia. Tenían unos pocos contactos de confianza, a menudo miembros de la familia. Esto difería de las redes sociales mucho más amplias que se veían en Alemania Occidental, donde la gente no vivía bajo este régimen de miedo y denuncia.

¿Diría que los gobiernos represivos están explotando la tendencia natural del ser humano a delatar a otros para sus propios fines?

Creo que es justo decirlo. Denunciar es algo fundamental que hacemos desde muy pequeños en muchos tipos de foros y lugares y en todas las sociedades. No es que siempre sea un éxito rotundo cuando los gobiernos recurren a estas tácticas. En la Alemania nazi, hubo muchas discusiones entre los funcionarios del gobierno sobre qué hacer con todas esas denuncias insignificantes que recibían. Las autoridades tenían que lidiar con miles y miles de ellas, las investigaban y se daban cuenta de que, según sus reglas, no merecía la pena ocuparse de ellas. El propio Hitler se quejaba de ello. Incluyo una cita suya al principio de mi libro porque resulta muy sorprendente viniendo de alguien que cometió tanta crueldad. Dijo: “Actualmente vivimos en un mar de denuncias y mezquindad humana”. Por otro lado, seguía mereciendo la pena. Los nazis no cambiaron su sistema.

¿Hay ejemplos históricos en los que la gente se negara a delatarse entre sí?

Durante la Inquisición española, los inquisidores iban a los pueblos y decían: “Contadnos quiénes están cometiendo actos heréticos contra la Iglesia para que podamos castigarlos”. Según el historiador Henry Kamen, autor de un libro sobre ese periodo, cuando la gente común se negaba a cooperar, “el tribunal era impotente”. Sin informantes, el proceso se paraliza. Y cuando hay grupos muy unidos en los que las personas están interconectadas, suele observarse más este comportamiento protector.

¿Como... en la mafia?

Por supuesto. Dentro de la sindicalización criminal, las normas contra el acto de delatar son increíblemente fuertes. Pero también se pueden imaginar otros contextos en los que quizá pensaríamos más positivamente en no denunciar, en los que la gente muestra solidaridad, plantando cara, en cierto sentido, a un gobierno represivo.

*Traducido al español por Debbie Ponchner
*Adaptado de un artículo publicado por la Revista Knowable, texto completo: bit.ly/sivesalgo



 

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