Imagenes cortesía de Lucila Breton
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¿Se encuentra Estados Unidos en una crisis de asilo?

Por Lucila Breton
July 2024
Con el reciente aumento de la migración en la frontera sur, Estados Unidos puede estar siendo testigo del desafío más importante a los derechos de los migrantes, incluido el derecho de asilo, y a la protección de los trabajadores en décadas. Recientemente, un simposio en Bard College, organizado por el Proyecto de Derechos Humanos, arrojó luz sobre los desafíos agudos y sistémicos de nuestro sistema de inmigración actual y resaltó el papel de las organizaciones locales y nacionales que trabajan para proteger los derechos de todos los inmigrantes en estos tiempos difíciles. ¿Estamos en una crisis de asilo? Fue uno de los temas de discusión.
“Es cierto que los números que arrojan las investigaciones son dramáticos – dijo Shannon Lederer, Directora de políticas de inmigración para la Federación estadounidense de sindicatos y el Congreso de organizaciones industriales (AFL-CIO en inglés) – En 2023 hubo 1,1 millones de nuevos inmigrantes en la economía.” Pero el incremento en los números ha sido altamente favorecedor para los estadounidenses, explicó Lederer: “Esa es la razón por la cual no estamos en una recesión. Este es el ejemplo de que la inmigración es lo que nos ha mantenido funcionando”.

Un trabajador perseverante y estudiante de Bard, contó al panel y al resto de la audiencia lo difícil que es atravesar la vida cotidiana en Estados Unidos siendo inmigrante indocumentado. “Llegar a Bard como estudiante a mis cuarenta años ha sido una lucha; ya que tener acceso a la educación superior es casi imposible siendo indocumentado. Es muy caro cuidarse a uno mismo, a su familia y proveerles apoyo”. Agregó que las personas trabajando en el mundo de las organizaciones sin fines de lucro tienen accesos a otros recursos, y no vienen de su misma comunidad. “Mi experiencia a veces no es suficiente”, se lamenta, ya que cuenta que no tiene un título universitario o un título en leyes, y tampoco habla inglés perfectamente. “Estamos intentando crear nuestra pequeña organización sin fines de lucro, pero es prácticamente imposible. Hay demasiados formularios para solicitar becas, que tendrías que ser literalmente rico y gastar un mes entero de tu salario, para poder completar una solicitud”.

Gobiernos previos y sus efectos
El decano de la New School para la investigación social y anterior comisionado adjunto superior de la Agencia de la ONU para Refugiados (UNHCR por sus siglas en inglés), Alex Aleinikof, explicó cómo los gobiernos anteriores han actuado frente al tema de la inmigración, y cómo eso ha repercutido en la situación actual. “Podemos rastrear el origen con cientos de seres humanos que llegaron en 1980, durante la administración de Carter. Luego el flujo que vino desde Haití, y más tarde la adopción de la Ley de Refugiados”. Durante los años 1990, el flujo de migrantes indocumentados provenientes de México cruzando la frontera sudoeste alcanzó un pico dramático. “También había personas viniendo desde América Central pidiendo asilo; y los procedimientos se establecieron de manera tal que a las personas provenientes de un país con un gobierno de derecha, no se les proveyera asilo, pero sí que las personas provenientes de un país con gobierno de izquierda tuvieran un pasar más fácil en Estados Unidos. El funcionamiento del proceso de asilo era un tipo de discriminación”.  Para Aleinikof, los números en ese entonces eran grandes, pero no incontrolables.

Sin embargo, durante los gobiernos de Obama y Trump, los números se incrementaron considerablemente en la frontera sudoeste. Los inmigrantes mexicanos venían en busca de trabajo, mientras las personas provenientes de Centroamérica llegaban con niños y familias enteras, enfrentándose a un compromiso a largo plazo con el ejército. Y enfatizó: “Los números que se han visto los últimos años en la administración de Biden, a mi parecer, mirando hacia décadas atrás, no tienen comparación. Y las causas de migración también son nuevas.”

Según Aleinikof, ahora también hay un flujo de inmigrantes viniendo de todo el hemisferio occidental; de Venezuela, Ecuador; y otros lugares más lejanos como China, de África y otros países asiáticos. “Las personas saben que, si llegan a Estados Unidos y piden asilo, van a estar en el país por unos cuantos años”, resaltó. El problema central es no calificar. Muchas personas, tal vez la mayoría, tienen un miedo legítimo de regresar a sus hogares. Pero varios migrantes huyen de una economía en declive o de violencia pandillera, y no necesariamente califican para la definición de refugiados. Y el sistema no permite que los diferentes casos sean tratados con suficiente rapidez.

El moderador, Peter Rosemblum, Profesor de Derecho Internacional y Derechos Humanos, le preguntó si cree que el país esté en riesgo de perder su compromiso nacional con el asilo y la protección a los refugiados, Aleinikof fue terminante con su respuesta: “siempre y cuando haya un presidente democrático no se va a perder el asilo. Pero si Donald Trump es elegido, ya vimos lo que hizo, vimos que era capaz de terminar con el asilo en la frontera sudoeste, y va a intentar hacerlo nuevamente. Entonces, esta es realmente una pregunta para los ciudadanos estadounidenses”.

Los números no son el problema
Shannon Lederer, Directora de políticas de inmigración en la Federación Americana de Trabajo y el Congreso de Organizaciones Industriales (AFL-CIO en inglés), habló del negocio que resulta ser la inmigración ya que favorece a la economía estadounidense. “Los números no son el problema. Necesitamos los números si queremos tener crecimiento económico. Pero lo que es realmente importante pensar es cómo los inmigrantes están llegando y bajo qué condiciones”.
Según un artículo de One percent for America, una organización nacional de financiación comunitaria sin fines de lucro que apoya a los inmigrantes en el camino a la ciudadanía: “Los inmigrantes son impulsores fundamentales del crecimiento económico y la innovación en Estados Unidos”. Lederer explicó que la población estadounidense en edad de trabajar en los campos de maíz se está reduciendo, mientras que la población inmigrante en edad de trabajar está creciendo. Así hay pruebas de que los estadounidenses dependen cada vez más de la inmigración, como motor, para mantener el país en funcionamiento. “Si pensamos en los flujos de inmigrantes más precarizados, han variado mucho, con altos y bajos, durante todo este siglo. Pero en los últimos 4 años, se han elevado al punto que, en el 2023, el pico fue de 2.3 millones. En una población enorme en condiciones precarizadas,” sostuvo la sindicalista.
Lederer quiere que todos los trabajadores estén protegidos. Y para ello, se debe tomar acción. “Cuando hay una investigación activa en los lugares de trabajo, las agencias de empleo pueden pedir protecciones para TODOS los trabajadores. Este es un contexto en el que, al estar en el movimiento y a través de la acción colectiva, los trabajadores pueden crear las condiciones para ser elegibles para recibir protección”, afirmó. Para ella, este paso es sumamente importante porque sabe cuántas personas siempre han quedado y seguirán cayendo por las grietas del sistema.

Es hora de actuar
Con los números ya puestos sobre la mesa y reconociendo la necesidad económica de los Estados Unidos de recibir con brazos abiertos a los inmigrantes, Leni Benson, Profesora NYLS, Fundadora, Camino Seguro, Immigrant ARC, invitó a los ciudadanos estadounidenses a involucrarse y ser parte de la solución.

Benson dijo que a veces no vemos cómo los inmigrantes educados, los inmigrantes trabajadores y los inmigrantes pobres menos calificados están apuntalando nuestro modo de vida. Y el problema es que 60% de todos los trabajadores en los campos no tienen derechos laborables, no están protegidos.

Benson propuso una reflexión para los ciudadanos estadounidenses e invitó a preguntarnos: ¿Cómo se sintieron con los ucranianos llegando a Estados Unidos con visado humanitario? ¿Los recibieron abiertamente? ¿Los querían apoyar? ¿Cómo se sintieron con los 85 mil afganos que fueron evacuados rápidamente y otros 100 mil que fueron admitidos eventualmente al país?

Estados como Texas, Luisana y otros, decidieron demandar a la administración de Biden por estos programas de visado humanitario, pero no para los ucranianos, contó Benson. “La gente no tiene problema con ellos. ¿Pero sí tienen problema en ayudar a los venezolanos? ¿Qué nos pasa por la cabeza? ¿Por qué un inmigrante es bueno y otro malo? No hemos hablado de raza lo suficiente. Y por nuestra parte hay mucho miedo del inmigrante, de la disrupción laboral, de la competencia, y de flujos migratorios que estén fuera de control”.

Benson explicó que no hay suficientes abogados especializados en inmigración para cubrir y poder ayudar a la cantidad de personas que están llegando a los Estados Unidos. Los ciudadanos de este país deberían involucrarse, educarse y ver qué pueden hacer. La profesora puso la esperanza en que todos aportemos nuestro granito de arena: “Algunas veces no podemos solucionar el problema por completo, pero podemos ayudar a la persona que está en frente nuestro. Involucrémonos en política. Está en nosotros estar activos, reclutar amigos, vecinos, familiares y educar a nuestros hermanos y hermanas y nuestra gente en los estados donde el voto realmente importará este otoño”.
 

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