Cultura y noticias hispanas del Valle del Hudson
Las ayudas a los solicitantes de asilo en el Valle del Hudson
Por Miriam Schwartz
May 2024 En la tienda se vende “Peanut butter,” “apples,” “hot dogs.” En el boletín se anuncia: “Now hiring.” Y, ¿cómo se va a comer? ¿cómo se va a trabajar si no se habla inglés? ¿Si no se tiene documentos?
La clase de inglés
Llegué a la Iglesia Episcopal de Cristo de Poughkeepsie antes de que empezara la clase de inglés. Una mujer estaba de pie detrás de una mesa plegable donde había café, frutas, y bagels. El director estaba orientando a una pareja guatemalteca-salvadoreña novata, quienes se sentaban en otra mesa plegable, y a la vez dando instrucciones a un joven estadounidense que iba a ser tutor por primera vez. Yo me perdía un poco en el mar de mesas plegables cuando por suerte el director me notó, se me acercó y se presentó como Stephen Haff.
Haff fundó Still Waters in a Storm (Aguas tranquilas en una tormenta), un programa de aprendizaje comunitario cuya meta es apoyar a inmigrantes. Las clases se centran en el poder de compartir nuestras historias, todos escriben sobre un tema con la ayuda de un tutor y al final de la clase se sientan en un círculo y comparten lo que escribieron en voz alta.
Ese sábado el grupo se conformaba de hispanohablantes, francófonos, árabeparalantes, rusoparlantes, chinohablantes, inglésparlantes, y varios que hablaban más de dos idiomas, pero les hacía falta, todavía, el inglés.
Después de la clase, dos mujeres ecuatorianas me contaron sobre las deudas que habían acumulado en su país, sobre la dificultad de encontrar trabajo en un país donde no hablan el idioma principal, cómo se habían mudado a Massachusetts buscando oportunidades y regresaron a Nueva York. “Aquí en este país hay mejores oportunidades… pero no vi las consecuencias que al no tener conocimiento del idioma y si uno no sabe inglés, pués, no hay oportunidades tampoco de trabajar” dijo Judith.
Maria estaba de acuerdo, “O sea como todos, yo veía que la mayoría de personas de Ecuador venían, entonces parecía que acá va a ser todo fácil de llegar y trabajar acá. Cuando llegué acá fue la pesadilla.” Sonrió y tartamudeó un poco. “O sea yo aquí no tengo a naides, a naides. Casi dos meses estuve sin trabajo. Buscaba, salíamos, tocábamos puertas, pero lo que ellos querían era que supiéramos inglés.” Ahora viven juntas, una trabaja en limpieza, la otra está sin trabajo. Una supo de la clase de inglés y trajo a su amiga, que llegó hace cinco meses.
Maria explicó que, debido a que se entregó a inmigración puede solicitar asilo y espera también conseguir su permiso de trabajo. Le pregunté si había encontrado ayuda con el proceso de solicitar asilo. Me dijo que un venezolano que llegó a la clase de inglés desde uno de los hoteles donde se están alojando los solicitantes de asilo le presentó a un abogado gratuito.
El trasfondo
Según la oficina de prensa de alcalde Eric Adams de la ciudad de Nueva York, el 11 de mayo de 2023 los primeros solicitantes de asilo llegaron en buses al hotel Crossroads de Newburgh. En total, la ciudad de Nueva York envió por este métdo a 2,100 personas distribuidas en 14 albergues de siete condados del Valle del Hudson. Muchos otros migrantes han llegado también, pero no en los buses enviados por Adams. Durante este año se ha organizado apoyo educativo, nutritivo y legal.
“Traen comida saludable para complementar la comida diaria, los llevan al trabajo y a las citas, les enseñan clases de inglés y llevan a cabo eventos especiales,” escribió McKenna en The Journal News del trabajo de los voluntarios en los hoteles de Newburg. Organizaciones como Reunite Migrant Families y Grannies Respond se han encargado de las necesidades básicas de los inmigrantes mientras organizaciones como Neighbor’s Link, Catholic Charities, y Se Hace el Camino Nueva York proveen apoyo legal.
La solidaridad
En marzo la Red de Defensa de Inmigrantes de Ulster (UIDN, por sus siglas en inglés) presentó un taller virtual sobre el asilo y otras opciones para migrantes en el Mid-Hudson Valley, donde se presentaron abogados de organizaciones que apoyan y defienden a las personas que a menudo se pasa por alto.
Susan Manuel, moderadora del taller, recalcó un aspecto importante de la situación de muchos solicitantes de asilo: “Hemos llegado a llamar a los inmigrantes indocumentados solicitantes de asilo, pero me temo que muchos de ellos se quedarán para siempre solicitantes porque el proceso es tan atrasado y engorroso”.
No obstante, la presencia de los asistentes muestra la dedicación de los que trabajan en esto. Entre el público, estaba la organizadora de un proyecto con sede en Bard College que empareja estudiantes multilingües a solicitantes para que los ayuden a a completar su solicitud.
El voluntariado universitario
El proyecto de derechos humanos en Bard College se ha unido a la organización legal sin ánimo de lucro, Neighbor’s Link para un programa de voluntariado que ayuda a los solicitantes de asilo a completar la solicitud de asilo Forma I-589, Solicitud para asilo y suspensión de repatriación.
Los migrantes que vienen huyendo de la persecución que han experimentado o temen experimentar en sus países nativos y buscan refugio en los Estados Unidos tienen que entregar la solicitud dentro de un año de llegar a este país, de lo contrario ya no son elegibles para el asilo.
La solicitud consiste en once páginas de preguntas, indaga en los datos personales de los solicitantes y sus familias, las experiencias de discriminación que el solicitante experimentó en su país natal que lo llevó a solicitar asilo —todo en inglés.
“Sabemos el poder transformador de la ley migratoria para proteger a los vulnerables, mantener a las familias unidas, y transformar vidas, pero esto solo puede pasar si los individuos enfrentándose al sistema tienen acceso a la representación” dice el boletín informativo de Neighbor’s Link.
“Hay mucha presión para ayudar a los residentes que califican para asilo a que presenten sus solicitudes. Pero como ya saben, a las organizaciones sin ánimos de lucro les falta personal y están inundadas” dice Víctor Cueva abogado senior de Neighbor’s Link. “Por lo tanto, en colaboración con instituciones académicas, estamos intentando desarrollar este proyecto para optimizar y seguir proveyendo representación limitada de calidad. Nuestro propósito es dar a estas personas un día en la corte para que puedan ejercer su derecho de solicitar asilo en este país.” Los voluntarios, mayormente estudiantes, se emparejan con los solicitantes para ayudarles a llenar su solicitud.
La coordinadora del programa Majd Alrafie, Becaria del Proyecto de Derechos Humanos en Bard, comentó “tienes una imagen en la cabeza de cómo va a parecer el proceso del asilo y después conoces a las personas y ves qué tan complicado es porque todo está centrado en los Estados Unidos”. Y agregó “al fin y al cabo, sé que estas son personas que necesitan mejorar sus vidas, que han sufrido mucho, y que el simple acto de hablar su mismo idioma será de ayuda. Entonces me hace sentir muy bien, con esperanza para un mejor mundo”.
Si bien la mayoría de las personas a las que ayudan vienen de Latinoamérica y son hispanohablantes, también hay muchas que hablan francés, árabe, y ruso. La cooperación entre el Proyecto de Derechos Humanos de Bard College y Neighbor’s Link utiliza el conocimiento que tienen los estudiantes de los idiomas nativos de los solicitantes para ayudarles completar la solicitud.
“No sólo ofrecemos ayuda legal sino también ofrecemos consuelo por hablar el idioma del solicitante, porque resulta difícil responder a tantas preguntas insólitas y legales, repetidas en un idioma que no hablas”.
Al final del taller de UIDN, una miembro del público se puso de pie. Se presentó como Laura Garcia, de la Coalición de Inmigrantes de Nueva York y contó su historia: “Como beneficiaria de DACA, una de las cosas más importantes para recordar — y he estado indocumentada por treinta años así que por supuesto es muy frustrante — es que tenemos una responsabilidad por quiénes votamos para poner en el poder a los que realmente representan los temas que nos importan. Es muy frustrante pero hay mucho trabajo que tenemos que hacer y sólo lo podemos hacer juntos. Recuerdo a mi comunidad que llegamos aquí (ayer o hace diez años o hace veinte años) con las mismas necesidades, con el mismo sueño y la única manera que podemos adelantarnos o cambiar algo es si trabajamos colectivamente. Este trabajo se trata de todos.”
RECURSOS
La Voz, Cultura y noticias hispanas del Valle de Hudson
Llegué a la Iglesia Episcopal de Cristo de Poughkeepsie antes de que empezara la clase de inglés. Una mujer estaba de pie detrás de una mesa plegable donde había café, frutas, y bagels. El director estaba orientando a una pareja guatemalteca-salvadoreña novata, quienes se sentaban en otra mesa plegable, y a la vez dando instrucciones a un joven estadounidense que iba a ser tutor por primera vez. Yo me perdía un poco en el mar de mesas plegables cuando por suerte el director me notó, se me acercó y se presentó como Stephen Haff.
Haff fundó Still Waters in a Storm (Aguas tranquilas en una tormenta), un programa de aprendizaje comunitario cuya meta es apoyar a inmigrantes. Las clases se centran en el poder de compartir nuestras historias, todos escriben sobre un tema con la ayuda de un tutor y al final de la clase se sientan en un círculo y comparten lo que escribieron en voz alta.
Ese sábado el grupo se conformaba de hispanohablantes, francófonos, árabeparalantes, rusoparlantes, chinohablantes, inglésparlantes, y varios que hablaban más de dos idiomas, pero les hacía falta, todavía, el inglés.
Después de la clase, dos mujeres ecuatorianas me contaron sobre las deudas que habían acumulado en su país, sobre la dificultad de encontrar trabajo en un país donde no hablan el idioma principal, cómo se habían mudado a Massachusetts buscando oportunidades y regresaron a Nueva York. “Aquí en este país hay mejores oportunidades… pero no vi las consecuencias que al no tener conocimiento del idioma y si uno no sabe inglés, pués, no hay oportunidades tampoco de trabajar” dijo Judith.
Maria estaba de acuerdo, “O sea como todos, yo veía que la mayoría de personas de Ecuador venían, entonces parecía que acá va a ser todo fácil de llegar y trabajar acá. Cuando llegué acá fue la pesadilla.” Sonrió y tartamudeó un poco. “O sea yo aquí no tengo a naides, a naides. Casi dos meses estuve sin trabajo. Buscaba, salíamos, tocábamos puertas, pero lo que ellos querían era que supiéramos inglés.” Ahora viven juntas, una trabaja en limpieza, la otra está sin trabajo. Una supo de la clase de inglés y trajo a su amiga, que llegó hace cinco meses.
Maria explicó que, debido a que se entregó a inmigración puede solicitar asilo y espera también conseguir su permiso de trabajo. Le pregunté si había encontrado ayuda con el proceso de solicitar asilo. Me dijo que un venezolano que llegó a la clase de inglés desde uno de los hoteles donde se están alojando los solicitantes de asilo le presentó a un abogado gratuito.
El trasfondo
Según la oficina de prensa de alcalde Eric Adams de la ciudad de Nueva York, el 11 de mayo de 2023 los primeros solicitantes de asilo llegaron en buses al hotel Crossroads de Newburgh. En total, la ciudad de Nueva York envió por este métdo a 2,100 personas distribuidas en 14 albergues de siete condados del Valle del Hudson. Muchos otros migrantes han llegado también, pero no en los buses enviados por Adams. Durante este año se ha organizado apoyo educativo, nutritivo y legal.
“Traen comida saludable para complementar la comida diaria, los llevan al trabajo y a las citas, les enseñan clases de inglés y llevan a cabo eventos especiales,” escribió McKenna en The Journal News del trabajo de los voluntarios en los hoteles de Newburg. Organizaciones como Reunite Migrant Families y Grannies Respond se han encargado de las necesidades básicas de los inmigrantes mientras organizaciones como Neighbor’s Link, Catholic Charities, y Se Hace el Camino Nueva York proveen apoyo legal.
La solidaridad
En marzo la Red de Defensa de Inmigrantes de Ulster (UIDN, por sus siglas en inglés) presentó un taller virtual sobre el asilo y otras opciones para migrantes en el Mid-Hudson Valley, donde se presentaron abogados de organizaciones que apoyan y defienden a las personas que a menudo se pasa por alto.
Susan Manuel, moderadora del taller, recalcó un aspecto importante de la situación de muchos solicitantes de asilo: “Hemos llegado a llamar a los inmigrantes indocumentados solicitantes de asilo, pero me temo que muchos de ellos se quedarán para siempre solicitantes porque el proceso es tan atrasado y engorroso”.
No obstante, la presencia de los asistentes muestra la dedicación de los que trabajan en esto. Entre el público, estaba la organizadora de un proyecto con sede en Bard College que empareja estudiantes multilingües a solicitantes para que los ayuden a a completar su solicitud.
El voluntariado universitario
El proyecto de derechos humanos en Bard College se ha unido a la organización legal sin ánimo de lucro, Neighbor’s Link para un programa de voluntariado que ayuda a los solicitantes de asilo a completar la solicitud de asilo Forma I-589, Solicitud para asilo y suspensión de repatriación.
Los migrantes que vienen huyendo de la persecución que han experimentado o temen experimentar en sus países nativos y buscan refugio en los Estados Unidos tienen que entregar la solicitud dentro de un año de llegar a este país, de lo contrario ya no son elegibles para el asilo.
La solicitud consiste en once páginas de preguntas, indaga en los datos personales de los solicitantes y sus familias, las experiencias de discriminación que el solicitante experimentó en su país natal que lo llevó a solicitar asilo —todo en inglés.
“Sabemos el poder transformador de la ley migratoria para proteger a los vulnerables, mantener a las familias unidas, y transformar vidas, pero esto solo puede pasar si los individuos enfrentándose al sistema tienen acceso a la representación” dice el boletín informativo de Neighbor’s Link.
“Hay mucha presión para ayudar a los residentes que califican para asilo a que presenten sus solicitudes. Pero como ya saben, a las organizaciones sin ánimos de lucro les falta personal y están inundadas” dice Víctor Cueva abogado senior de Neighbor’s Link. “Por lo tanto, en colaboración con instituciones académicas, estamos intentando desarrollar este proyecto para optimizar y seguir proveyendo representación limitada de calidad. Nuestro propósito es dar a estas personas un día en la corte para que puedan ejercer su derecho de solicitar asilo en este país.” Los voluntarios, mayormente estudiantes, se emparejan con los solicitantes para ayudarles a llenar su solicitud.
La coordinadora del programa Majd Alrafie, Becaria del Proyecto de Derechos Humanos en Bard, comentó “tienes una imagen en la cabeza de cómo va a parecer el proceso del asilo y después conoces a las personas y ves qué tan complicado es porque todo está centrado en los Estados Unidos”. Y agregó “al fin y al cabo, sé que estas son personas que necesitan mejorar sus vidas, que han sufrido mucho, y que el simple acto de hablar su mismo idioma será de ayuda. Entonces me hace sentir muy bien, con esperanza para un mejor mundo”.
Si bien la mayoría de las personas a las que ayudan vienen de Latinoamérica y son hispanohablantes, también hay muchas que hablan francés, árabe, y ruso. La cooperación entre el Proyecto de Derechos Humanos de Bard College y Neighbor’s Link utiliza el conocimiento que tienen los estudiantes de los idiomas nativos de los solicitantes para ayudarles completar la solicitud.
“No sólo ofrecemos ayuda legal sino también ofrecemos consuelo por hablar el idioma del solicitante, porque resulta difícil responder a tantas preguntas insólitas y legales, repetidas en un idioma que no hablas”.
Al final del taller de UIDN, una miembro del público se puso de pie. Se presentó como Laura Garcia, de la Coalición de Inmigrantes de Nueva York y contó su historia: “Como beneficiaria de DACA, una de las cosas más importantes para recordar — y he estado indocumentada por treinta años así que por supuesto es muy frustrante — es que tenemos una responsabilidad por quiénes votamos para poner en el poder a los que realmente representan los temas que nos importan. Es muy frustrante pero hay mucho trabajo que tenemos que hacer y sólo lo podemos hacer juntos. Recuerdo a mi comunidad que llegamos aquí (ayer o hace diez años o hace veinte años) con las mismas necesidades, con el mismo sueño y la única manera que podemos adelantarnos o cambiar algo es si trabajamos colectivamente. Este trabajo se trata de todos.”
RECURSOS
- La mesa de ayuda de la corte: pueden ayudar con llenar la forma 589 y con el cambio de dirrección; le dan una hoja con servicios pro bono.
- Proyecto de defensa para solicitantes de asilo (Asylum Seeker’s Advocacy Project o ASAP en inglés): proveen apoyo legal, crean una comunidad de solicitantes de asilo, y trabajan para cambiar el sistema. asylumadvocacy.org
- Línea de ayuda de inmigración de Neighbors’ Link 914-502-3377, jueves de 8am a 8pm, neighborslink.org/neighbors-link-community-law-practice/
- Red de Defensa de Inmigrantes del Condado de Ulster, UIDN 888-726-7276
- Línea de ayuda para Nuevos Americanos del Estado de Nueva York 1800-566-7636, lunes a viernes, 9 am a 8pm
- Directorio de ayuda legal de migración de organizaciones sin fines de lucro por estado immigrationadvocates.org/nonprofit/legaldirectory
La Voz, Cultura y noticias hispanas del Valle de Hudson
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