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Costa Rica y la nueva economía de CAFTA

Costa Rica y la nueva economía de CAFTA

Por Emily Schmall
March 2004
¿Cómo aparece la imagen de la democracia costarricense? Es una mujer de cabello rojo brillante que lleva una bandera sindicalista. Aunque la revolución de la generación del 40 que imaginaba una federación centroamericana por la práctica socialista le dio la luz, Costa Rica quedó como una isla de esa ideología. En la región, el efecto dominó de la economía liberal ha afectado a la mayoría de sus vecinos, pero los ciudadanos costarricenses han sufrido, muchas veces, para proteger a las instituciones nacionales contra la política extranjera. Estas instituciones fueron los símbolos del triunfo socialista durante la administración de José Figuerres. Hoy representan al movimiento nacionalista que niega el capitalismo mundial. Mientras que la historia de Centroamérica era escrita por los conflictos civiles, en Costa Rica no hubo guerras hasta la revolución. Y los ciudadanos se rehúsan a conformarse. 

Sin embargo, el gobierno ha dado la bienvenida a las conversaciones sobre un pacto de libre comercio con los Estados Unidos. El nombre del acuerdo es Central American Free Trade Agreement (CAFTA) y si el congreso estadounidense lo aprueba en mayo, comenzaría a aplicarse en poco tiempo. 

En un principio Costa Rica se mostró reticente a aceptar el acuerdo de inserción en el CAFTA, pero finalmente, después de nueve rondas de negociaciones lo ha firmado. Básicamente, con el acuerdo se expandirá el área americana de libre comercio (FTA) por Centroamérica con una inversión de $47 millones de dólares que permitirían edificar la capacidad económica necesaria para que el país pueda competir en el mercado global. El plan también es lucrativo: hasta 1996, las importaciones de los Estados Unidos a Costa Rica alcanzaron los nueve millones de dólares y sus exportaciones los once millones, según el Journal of Commerce Online. Para los que apoya la decisión es una estrategia inteligente para la seguridad el crecimiento económico estimulará la democracia. El representante de comercio estadounidense, Robert Zoelleck, dijo que el acuerdo profundizará la democracia, la ley y el desarrollo sostenible. 

Los trabajadores han criticado las posibles ramificaciones del acuerdo. Los sindicatos en Costa Rica tienen una historia de actividad y triunfo político. Cuando en 2000 el ex presidente Miguel Angel Rodríguez presentó un proyecto de privatización de las empresas estatales de telecomunicaciones y de electricidad, el Instituto de Electricidad Costarricense, organismo que emplea a más del sesenta por ciento de la población, la oposición cerró los dos puertos más grandes del país y su primer refinería de petróleo. Rodríguez dio marcha atrás. Pero el actual presidente Abel Pacheco volvió con el mismo esfuerzo privatizador en diciembre de 2002. Un poco más de un año después, Costa Rica está a punto de ser incluida en el FTA, si el Congreso estadounidense la aprueba. Las industrias de seguro y de telecomunicaciones serán privatizadas por primera vez desde del monopolio estatal de 1949. Las 50 mil hectáreas de arroz en Costa Rica podrían perder su  valor cuando el mercado comience a incluir la agricultura subvencionada de los granjeros de EEUU. Alberto Trejos, Ministro de Comercio Exterior, insiste en que las condiciones obtenidas para las fincas son ventajosas respecto a las del resto de Centroamérica. 
Pero la discusión no terminó. Hay gente que siente que se tomó una decisión en contra del interés del pueblo. El secretario general de la Asociación Nacional de Empleados Públicos y Privados de Costa Rica (ANEP), Albina Vargos, comentó en una entrevista con Deutche Presse-Agentur: "Se comete una monstruosidad, hay que ir casa por casa a decirle a los costarricenses lo que está pasando." En Texas los sindicatos del Valle de Río Grande protestan contra CAFTA, temen que si crecen las importaciones, bajará el precio del azúcar en los Estados Unidos.

 El temor está basado en las matemáticas. Según la AFL-CIO, hasta 2003 se han perdido 2,6 millones de puestos de trabajo en las fábricas pero en Estados Unidos ningunos de los candidatos a presidente apoya el punto de vista proteccionista. A partir del 21 de mayo, el presidente Bush podrá decretar que se apruebe el acuerdo, mientras tanto los funcionarios de comercio analizarán los costos y beneficios del pacto. 
En el mundo globalizado, el aislamiento puede ser peli-groso. Algunos dicen que no quieren ser Argentina, otros que tampoco quieren ser Cuba. El país está empezando negociar un camino hacia adelante, pero parece inmovilizado por su propia historia.
 
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